atrapados en el armario «kth + jjk »

(nueve) desnudos y malentendidos

Jungkook abrió los ojos encontrándose en completa oscuridad.

La cabeza le dolía y tenía la boca seca.

«¿Resaca? Pero no recuerdo haber tomado tanto»

De lo único que se acuerda es de haberse metido con Taehyung al armario y que conversaron varias horas mientras bebían de una botella.

«¿Estará el armario ya abierto?»

Con eso en mente intentó ponerse de pie, pero un agudo dolor en su cadera lo hizo sentarse de nuevo.

Y fue ahí donde se dio cuenta que estaba desnudo.

«No me digas que... No, no puede ser posible...»

Con la poca luz que entraba por una rendija buscó su celular, cuando lo tuvo entre sus manos prendió la linterna y vio al castaño sin vestir ni una sola prenda de ropa.

Dejó caer el aparato y gritó lo más fuerte que pudo.

—¡Levántate holgazán y ayúdame a limpiar todo esto! —Gritó SeokJin lanzándole agua fría en la cara a Hoseok. Éste despertó de golpe.

—Ayyy, deberías despertar al amor de tu vida con más cariño ¿no crees? — Dijo Hoseok molesto levantándose del sofá donde se encontraba recostado. Observó el lugar: la mesa del comedor estaba partida por la mitad, había pintura regada por todas partes y BaekHyun colgaba del candelabro. —Dime por favor que esta fue la mejor fiesta de la vida.

—Oh, claro que lo fue —Respondió Jin intentando arreglar el desorden.

—¿Qué hice yo?

—Ah, pues apenas empezó la fiesta te tomaste un vaso de cerveza, te emborrachaste, vomitaste sobre el cabello de HyunAh, te sentaste en aquel sofá y te quedaste dormido.

Hoseok estaba por decir algo cuando un grito proveniente del segundo piso lo interrumpió.

—¿Escuchaste eso? Deberíamos ir a ver.

—Ve tú, yo me iré a esa esquina a llorar.

Y dicho eso Jin se colocó en posición fetal.

Hoseok rodó los ojos y subió corriendo las escaleras hasta dar con el lugar de origen de aquel grito: su habitación.

Abrió la puerta con sigilo mas no encontró nadie dentro; revisó el baño y bajo de la cama sin tener ningún resultado.

Dándose por vencido y estando a punto de abandonar el lugar un golpe y un quejido que venía desde dentro del armario lo detuvo.

Con un poco de miedo buscó la llave en su bolsillo y lo abrió.

Un Jungkook desnudo salió corriendo hacia él, tomó una de las sábanas de la cama y se enredó en ella.

—Aléjate de mí, maldito, puerco, aprovechado, pervertido —Le gritaba el pelinegro al chico que, como el primero, también salió del armario.

—Déjame explicarte la situación —Respondió el castaño tratando de cubrir sus partes bajas.

Hoseok observó la escena confundido.

«¿Qué carajos está pasando aquí?»