Normalmente mi mamá dejaba listos los ingredientes para la comida y yo me encargaba de prepararla, cuando terminé noté que Gabriel estaba jugando videojuegos en la sala. Mi papá había salido y mi mamá estaba dormida en su habitación.
-¿Que juegas?- Pregunté.
-FIFA- Contestó.
-Bueno, la comida esta lista.
-No tengo hambre.-Contestó nuevamente sin apartar la vista del televisor.
-Tiene tiempo desde la última vez que te humille hermanito, ¿quieres morder el polvo otra vez?
- El otro control esta encima del televisor.- Dijo con una mirada retadora.
Comenzamos a jugar mientras intentaba sacarle plática. Cuando estaba más chico éramos muy unidos pero a sus 16 años estaba en la edad de la rebeldía y se había vuelto muy callado, no tenía muy buena relación con mis padres e incluso tampoco se preocupaba mucho por la religión. No tuve mucho éxito en la charla y perdí toda oportunidad cuando mi mamá bajo por las escaleras regañando a Gabriel.
-Te dije que estabas castigado.-Dijo mi mamá enojada.
-Solo estaba jugando un rato.- Contesto Gabriel con el ceño fruncido y una mirada retadora.
-No te quieras hacer el listo y vete a tu cuarto.- Le dijo mi mamá.
Gabriel no dijo nada y se fue muy molesto a su cuarto.
-¿Que paso mamá?-Le pregunté.
-El señorito se agarró a golpes en la escuela y lo suspendieron una semana.-Dijo molesta.
-¿Que? Sé que Gabriel ha estado rebelde últimamente pero de eso a agarrarse a golpes... ¿Quieres que hable con él?
-No es necesario hija, tu papá ya lo hizo e intentaremos ayudarlo.
Más tarde ese día, en la noche me encontraba haciendo tarea de inmunología animal y paré un momento para distraerme en Instagram. Me sorprendí y mi corazón latió más rápido cuando vi que Christian había comenzado a seguirme. Christian era el capitán del equipo de futbol de la universidad y era mi crush desde hacía un año, pero tenía novia hasta hacia un mes. Era muy guapo, alto, piel muy blanca, un cabello negro y rizado, ojos azules, y una seguridad en sí mismo que me ponía nerviosa. También estudiaba veterinaria pero era un año mayor que yo, así que nunca había hablado con él. Acepte su solicitud de inmediato con el corazón latiéndome a mil por hora y unos minutos después le dio like a algunas de mis fotos por lo que casi me da un infarto.
Inmediatamente le hablé a Sofía, aunque Pamela era mi mejor amiga desde los 5 años y nos contábamos todo, me sentía cohibida al contarle sobre lo mucho que me emocionaba por un muchacho con el que ambas sabíamos que no podía tener nada. Por otro lado Sofía también era de mis mejores amigas aunque nos habíamos alejado un poco desde que salimos de la preparatoria pero sabía sobre mi amor platónico con Christian.
-¡No vas a creer quien me acaba de seguir en Instagram y le dio like a varias de mis fotos!!- Le dije a Sofía por video llamada.
-Por esa sonrisa de oreja a oreja y esas mejillas rosadas voy a suponer que fue el súper capitán. -Dijo Sofía riendo.
Asentí tapándome la cara y sin borrar la sonrisa de mi rostro, me sentía ruborizada y emocionada.
Sofía dio un grito agudo de emoción y me dijo:
-¡Así empieza una historia de amor!
De pronto mi emoción disminuyo y dije:
-Sabes que no va a pasar nada.
¿Y qué vas a hacer si te habla y te invita a salir o algo así?-Pregunto Sofía.
La pregunta me sorprendió, ni si quiera lo había considerado. No supe que responder.- Bueno, yo... Tengo que dormir, mañana tengo cosas que hacer, luego me preocupo por eso.
-Bueno descansa y felicidades.-Dijo con una sonrisa y mirada picara.
A la mañana siguiente me reuní con Pamela a las 8 de la mañana para ir a predicar. Quise contarle pero decidí no hacerlo. Después de un par de horas llegamos a un edificio de departamentos donde la verdad nunca nos abrían ni una sola puerta así que siempre íbamos con la esperanza de tener suerte esa vez. Era un edifico de 5 pisos con una fachada de ladrillo, ventanas amplias y que tenía un departamento por piso. Recorrimos los primeros 4 departamentos y nadie abrió, cuando llegamos al quinto sin muchas esperanzas tocamos la puerta y un minuto después la puerta se abrió y era el muchacho moreno de la clase de baile, me ruborice al verlo sin camisa, tenía un abdomen definido y note los lindos brazos que había mencionado Sofía. Me percaté de que tenía una especie de collar de tela con la imagen de un santo de la religión católica, una música como de viejitos se escuchaba por lo que pensé que quizás sus abuelos o algo así estuvieran en casa, no le preste mucha atención puesto que de cualquier forma me sorprendió la casualidad y por su expresión parecía que a el también. Bromeamos un poco sobre la clase de baile y nos presentamos, su nombre era Daniel, esta vez habló más que la primera vez que nos vimos, y no tenía ese aroma a crudo y cebolla, en realidad tenía un aroma fresco, como a flores por la mañana.
Me pareció muy agradable aunque algo distraído pero se vio muy interesado en la información así que decidí programarle otra visita para que aprendiera un poco más.
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¡Por amor de dios!
Novela JuvenilDaniel es un chico de 24 años recién graduado de la universidad que disfruta su estilo de vida viviendo sin preocupaciones, pasando el rato con sus amigos y jugando in-line hockey hasta que conoce a Emma y por primera vez siente lo que es el amor y...