4: estrellas fugaces

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Ellas eran las estrellas más bonitas que había visto nunca,
estrellas fugaces que no dejaron su luz por estas calles
solo en las nubes de sueños que llovían de mi subconsciente
y las amé a cada una de ellas
como un niño apegado a su dios,
como un adolescente admirando una obra de arte,
como un romántico que recita versos al voleo,
y no teme que vayan a olvidarle...

Aquel tiempo pasó así como un sueño
tan adormilado e iluso como era yo;
mas aquellas estrellas surcaron por otros cielos
hechizando los ojos del que las vio,
dejando sus fragancias en el viento
y haciendo invocar deseos en los corazones solos...

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