hasta muy entrado el amanecer

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A pesar del hondo hambre de estas tripas
y de los egos que me empujaban a una huida
a contracorriente como un rebelde más...

pocas veces les di lo que querían y
otras veces prefería quedarme a contemplar la luna
e imaginar que Hayley me veía desde allí...

Ahora solo me quedo bebiendo
en un diván a oscuras
invocando su nombre;
entonces oigo su voz cantante
y reconozco su figura ante el umbral,
pero no puedo dejar de beber de su recuerdo
hasta muy entrado el amanecer...

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