Capítulo 5

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PDV Forth

Cuando descubrí que me habían cambiado por un Omega, mi indignación aumento de una forma colosal, no entendía como un maldito Omega se atrevió a quitarme algo que era mío, y el hecho de que fuera lo que es, solo lo empeoraba, lo único que pasaba por mi cabeza, era que tenía que hacer pagar de una forma en la que sufriera y se derrumbara completamente.

Tenía pensado humillarlo públicamente, tratarlo como mi sirviente personal, tal vez unos cuantos golpes bien dados, mal tratarlo y enseñarle el lugar al que pertenece, el cual es a lo más bajo de las clases sociales, a servir y satisfacer las necesidades de los Alfas, ese es su lugar, nada de andar fingiendo lo que no es, que es lo que trata de hacer al pretender ser un Beta, parece un chiste de mal gusto.

Pero cuando lo tuve enfrente de mí, lo único que pasaba por mi cabeza era que me lo tenía que follar y muy duro, tengo que doblegarlo, hacerlo mío, marcar su blanca piel, de todo su cuerpo, por lo tanto mis planes cambiaron, ya no será mi esclavo, será mi amante y me lo follare cuantas veces me apetezca que dudo que sean más de una o dos veces, después de eso lo botaría y lo haría sentir como lo que es, un Omega que abre las pierna para satisfacer los deseos de un Alfa, solo eso. Una sonrisa se apodera de mis labios al imaginarme como me ruega que no lo deje y que me lo folle otra vez, con eso en mente que encuentro afuera de su casa esperando a que salga, o Beam como nos vamos a divertir esta noche, después de todo nadie se me resiste, con una cena en un buen restaurante y que lo trate amablemente, es suficiente para que caiga rendido a mis pies y tenerlo en mi cama.

PDV Beam

Faltan 5 minutos para las 6 pm, me encuentro totalmente listo y arreglado, no es que me emocione salir con ese Alfa y menos por la situación en la que me encuentro, pero me niego a demostrarle lo mucho que me aterra, solo actuare fuerte y seguro de mí mismo en frente de él, demostrarle que no me puede doblegar ante él, porque nunca seré un sumiso ante ningún maldito Alfa, y esa es una promesa que no pienso romper por nada del mundo.

Me acerco a la ventana para poder mirar disimuladamente por la ventana, rogando que no se encuentre parado afuera, pero al parecer los dioses me odian ya que el maldito esta justo enfrente de mi departamento, recargado en una moto y mirando en dirección a la puerta, suelto un suspiro de resignación y me dispongo a salir de la seguridad de mi hogar, para entrar a la cueva de un depredador, solo espero que lo que me dijo sea verdad y no trate de forzarme, si trata de hacerlo no sé cómo voy a reaccionar, espero que no me gane el pánico de ser violado y pueda defenderme, vamos tenía que hacerlo he estado entrenado artes marciales desde hace 4 años, con el fin de defenderme ante esas situaciones, tengo que estar seguro de mí mismo.

Camino en dirección al maldito y lo primero que miro es su estúpido y atractivo rostro con una sonrisa, de lado a lado que solo lo hace ver más atractivo, aaaa Beam en que estás pensando, el tipo te está chantajeando, no te puede parecer atractivo, mientras me reprendo mentalmente él se me acerca.

F – Hola Beam, como estuvo tu día, preparado para lo que sigue?

El muy maldito me saluda y pregunta muy amablemente, pero que le pasa, porque fingir se amable, como si o supiera en la situación en la que me encuentro.

B – Hola mal.... Forth, mi día estuvo bien y entre más rápido nos vallamos, a donde sea que quieres ir, es mejor, más rápido se acaba esta farsa.

El maldito solo sonríe más y se sube a su moto, estira su brazo con casco en mi dirección, lo agarro y me lo pongo, viendo el lado bueno de todo esto, me voy a subir a una moto, eso es genial, me encanta la velocidad, pero sería mejor si yo la manejara, pero bueno por lo menos me subiré a una. El maldito me mira y me indica que me suba, yo no tardó en hacerlo, cuando estoy listo le indico que ya puede arrancar y él me dice que me sujete fuerte, me sostengo de su chaqueta pero él no está conforme con eso y toma mis manos, jalándolas hasta que mis dedos se entrelazan descansando sobre su abdomen, pegando mi cuerpo completamente a su espalda, "así está mejor" es lo único que dice el maldito, para luego arrancar su moto perdiéndonos entre las calles de mi vecindario.

Mi OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora