capítulo 4: reglas

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En el camino a servicio sociales estuvimos calladas, pero se que estaba pensando en muchas cosas al igual que yo. Con Natalia nos conocimos en el cumpleaños de Pablo hace unos años, ella iba acompañada de una chica que supuestamente era su novia, digo supuestamente porque a las dos semanas la vi con otra a los besos en su club
Todas las veces que nos vimos hizo comentarios hacia mí que me molestaron, y luego se volvió una rutina de ambas.
Nadie nos hubiese imaginado en esta situación.

Cuando llegamos, nos hicieron entrar a un cuarto y firmar unos papeles, los cuales nos autorizaban sacar a Theo.
La encargada del lugar nos dirigió a la sala de juegos y allí estaba.
Sonriendo me acerqué y me extendió los brazos para que lo subiera. Natalia sujetó una de sus manos y comenzó a acariciarla
– Quieres ir con ella? -le dije con voz suave y le estiró sus brazos

– Hola precioso -Theo apoyó la cabeza en su hombro y poco a poco comenzó a dormirse

Yo no tengo vehículo y Natalia solo tiene una moto, así que nos volvimos a tomar un taxi.

Al llegar, Natalia bajó su cuna al living y lo acostamos. Yo comencé a buscar información sobre cuidados de bebé en internet y ella fue hacia la heladera a buscar una cerveza 

– Está claro que no lo pensaron bien

– Tiene que tener una rutina de sueño, es muy importante -releí el párrafo- supongo
Estaba tan concentrada que no recuerdo que dijo anteriormente
– Perdón, que has dicho?

– Que no se lo pensaron -le dio un sorbo a su bebida- te comentó María algo de esto? O Pablo? Porque a mí desde luego que no

– No

– Porque no es algo que se te olvide mencionar.  Natalia a cuántas personas tatuaste hoy? Oh por cierto si me muero quiero dejarte a mí hijo -bufó y volvió a dar un sorbo

– María lo planeaba todo, somos parte del plan

– Quieres explicarme el plan? Tenemos que vivir en la misma casa,  solo está paga la hipoteca pero tenemos que encargarnos de los demás gastos como la luz, el gas -Natalia se paró y me miró fijo- sabes lo que nos va a costar todo eso? -se dirigió al patio trasero dejándome con las palabras en la boca

Theo comenzó a llorar, al verlo estaba sentado en su cuna con su rostro lleno de lágrimas. Natalia se acercó para ver qué estaba pasando y lo quiso levantar
– Espera Natalia no lo levantes, tiene que aprender a auto calmarse -la mire media confundida por lo que acababa de decir, me sentía una idiota

– Pero que dices?

– Lo leí en internet, dice que es muy importante

Theo lloraba cada vez más y comencé a asustarme

– Y si cantamos una canción?

Pensé un segundo en canciones infantiles hasta que recordé una, me acerqué a su oído y me hizo gesto de que la sabía. Comenzamos a cantar al unísono

Las ruedas del autobús girando van
girando van, girando van
las ruedas del autobús girando van
por la ciudad

Theo nos miró confundido y su llanto no cesaba

– Debe tener hambre
Natalia lo levantó y lo llevamos a su mesita de comer. Comencé a buscar alimentos a mí alrededor hasta que en mí campo visual apareció un zapallo.
Lo procesé y se lo serví

– A eso le llamas comida?

– Es lo único que encontré y que me parece apto para un bebé, idiota

Coloqué un poco en una cuchara y comencé a hacerle gestos graciosos imitando un avión para que deje de llorar y coma, pero no resultó. Moviendo su cabeza esquivó cada intento, me sentí derrotada. Lo intente una vez más y lo poco que se metió a la boca, lo escupió en mí rostro.
Me quedé congelada por unos segundos y me puse a llorar, ya no sabía que hacer.
Natalia abrió una de las estanterías y de su interior sacó un paquete de papas fritas, las derramó por su mesa y el contento comenzó a comerlas

– De verdad crees que vamos a poder y que vamos a ser buenas para el? -lo miró unos segundos y se fue hacia el living

No somos buenas en eso Natalia tiene razón, pero algo mejor la vida no le va a brindar. La otra opción eran sus tías, pero una de ellas tiene 6 hijos y la otra está comenzando una rehabilitación por drogas. Theo es mí ahijado y aunque me cueste se que María me eligió por una razón.
El día se hizo largo, de tanto llorar Theo ya estaba dormido así que aprovechamos a descansar. Natalia se quedó en el sofá y yo subí al cuarto de huéspedes.

Media hora
Una
Una y media

No podía dormir, solo me volteaba de un lado al otro.
Miré la hora y ya eran las 2am, la sed de hizo presente y por no subir agua me toca bajar por ella
Sin hacer ruido comencé a descender y al llegar escuché un sollozo que no provenía de Theo

– Natalia te encuentras bien?

– No sé -se limpió sus lágrimas con el brazo y agachó la cabeza

Al verla así me entró angustia, pero no quería que se de cuenta así que intenté tragarme las lágrimas y sentarme a su lado

– Mira Alba, todo esto me asusta mucho y no me siento preparada

– Nadie está preparada para esto que nos toca vivir, yo también tengo miedo y no se nada de bebés que ya lo habrás notado -me reí intentando que se ría pero no lo logré

– Es que tengo que resolver muchas cosas, no solo estoy a cargo de Theo, también tengo que hacerme cargo de nuestro club y no es tarea simple. Con Pablo nos ocupamos de cada detalle, nos encantaba hacer todo de a dos

– Intenta sobrellevar todo con calma, no soy quien para decirte esto porque yo no lo cumplo -suspiré profundo para intentar relajarme- vamos a tener que organizarnos

– Yo necesito mí espacio y tu el tuyo, me imagino que eso lo tienes claro

– Clarísimo, tengo un trabajo también al que cuidar

– Tenemos que poner reglas

– Reglas? -la quedé mirando sin entender lo que me estaba diciendo

– Así es, tu respetas mis días y yo los tuyos -me sacó la lengua y se quedó en silencio

– Nos repartimos quehaceres?

– Pensé en que podemos hacer un cronograma, cuatro días tu y yo tres

– Es broma no? -me reí  en su cara y  fui en busca de una hoja y un lápiz

– Tengo que mantener un club y tatuar, te parece broma todo el trabajo que tengo?

Apoyé la hoja en medio de ambas y comencé a escribir los días y separarlos

– Eso lo vemos con el transcurso del tiempo

– Está bien, pero desde ya te digo que el sábado te toca a ti porque es el día con más carga

– No tengo problema, el sábado no trabajo

Estuvimos hasta muy tarde armando el cronograma. Martes, jueves y sábado quedaron como mis días fijos, pero cuando estemos ambas en la casa también acordamos en qué horario cada una se ocupaba de la comida, de los pañales y de los baños.
Yo no me iba a entrometer cuando estuviera en casa con alguna chica siempre y cuando respete la presencia de Theo. Al igual que mis momentos con la pintura, ella se apartará completamente cuando necesite inspirarme.

Que comience la convivencia


Bajo mis reglas | Albalia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora