Cuando estaba a unos meses de cumplir 17 años elegí un momento y lugar erróneos para contarle a mi madre que estaba saliendo con un chico transgénero.
No puedo describir el lugar con certeza, si era un día soleado o nublado, tampoco si era un día feriado o no. Lo único que se me viene a la mente es el llanto de mi madre en una banca del parque, mirando al cielo y gritando.
Tampoco puedo decir si el dios al que le reza existe o no, solo tengo la certeza de que en ese momento me dije que yo no le oraría a ese ser omnipotente al que mi madre le pedía perdón por haber fallado en su tarea como progenitora.
Seis años antes ya rondaba en mi cabeza la historia de Jhon —el chico super guay que conocieron en «Siento, amo y existo. ¡Estoy aquí!»—. En aquella época apenas y le prestaba atención a las cosas a mi alrededor, quiero decir, ya miraba a otras chicas pero le adjudicaba motivos no-románticos.
Al inicio pensaba que era porque me sentía inferior a ellas, pero, o eres masoquista por sentirte «cohibido» por otros y mirarlos desde la lejanía o lo que sientes no se puede definir con dicha palabra.
Lastima que para que me diera cuenta que también me molaban las chicas faltarían unos años más. Mientras tanto solo me quedaba fantasear con Jhon y su extremadamente no-típica vida de adolescente.
Si se preguntan por él déjenme decirles que muy pronto lo leerán en su novela propia.
Por supuesto, antes de decir abiertamente que soy pansexual, debieron existir acercamientos al término, ¿no?
Pues bien, en el 2016 me lesioné la rodilla. Dejando de lado la crisis existencial, gracias a esa lesión conocí personas que me ayudaron a salir de mi cueva.
Hubo un momento en el que me sentí atraída de la que llegué a considerar mi «amiga».
¿Recuerdan «Con sabor a fresa»?
Sam y Pia aún no estaban estructuradas en aquel entonces pero sí una pequeña parte que se menciona en su relato: el hecho de confundir la amistad con amor.
Mi madre fue quien incrustó ese chip en mi cabeza, reseteando el poco avance que tuve durante mi recuperación de la lesión.
Lo anterior se puede ver reflejado en «Orgullo multicolor» ya que ese más que ser un escrito de No ficción es mi testimonio. Una comparativa de mi primer marcha y la más reciente —en la cual no estuve presente físicamente, pero sí de corazón— donde doy un mensaje de apoyo para aquellos que aún les falta mucho para dar este gran paso.
Mi mejor amiga es bisexual, cuando la conocí tuve una visión de ella tan mala que por medio año nos llevamos de la patada. Eso hasta que ella fue la única que comenzó a guiar a este torpe ser humano por el mundo, el real.
En su honor creé a Bella, la prota de «100% amor». Este personaje es un secundario en la historia de su propia hermana así que en esta oportunidad quise darle más visibilidad.
| Ya que estoy hablándoles de tantas historias, espero subirlas pronto a esta cuenta, las pobres ya no quieren nadar en mi cabeza y exigen estar por escrito xD |
Confieso que cuando el tema de una de las fases fue la asexualidad entré en pánico.
Entre tantas historias que cultivo en mi cabeza hay un personaje asexual pero no lo he desarrollado lo suficiente para darle una historia. Conocía la terminología, conocidos lejanos son asexuales, pero nunca me había planteado estar en la cabeza de uno de ellos. Tuve que informarme bastante, buscar consejo y pensar en la trama ideal.
Me sentía como un enamorado primerizo, torpe y...muy torpe. Así que «Más allá de tu piel» es el resultado de mi parte cursi.
«Lo que fuiste, lo que eres y lo que serás» fue escrito cuando moría por la escuela así que no puedo decir con certeza qué es lo que pasaba por mi cabeza mientras tecleaba las palabras. Quizá solo dejé que estas fluyeran sin ponerles mucho contexto.
Por último quiero hablar sobre el nombre de la antología.
Cuando era un ser humano que apenas podía mantenerse en pie, me gustaba clasificar a las personas en dos rubros: Rosa y Azul.
Para alguien tan pequeño le parecía una clasificación super genial, tanto que incluso mis familiares me apodaron pantera rosa. Es que, Dios, mi pequeño yo amaba el rosa, quería aprender ballet y ser físicamente como una Barbie.
Así que imagínense el shock de ese diminuto ser cuando en la escuela le enseñaron el círculo cromático y todos los colores que se podían hacer al mezclar unos con otros.
Creo que desde que quise salir de mi burbuja y adentrarme en la realidad de este mundo mi alegoría favorita es la que involucra colores —cofcof y pájaros cofcof—.
El día de ayer se dieron los resultados del galardón organizado por @lgbtqes y me he llevado una gran sorpresa al ver que esta pequeña antología alcanzó el segundo puesto.
Es la primera vez que me atrevo a participar en una dinámica lejana a mi zona de confort —escribir fanfiction es parte de mi vida desde hace tres años—, siendo la primera vez que presento personajes que estructuro desde 0 y en tan pocas palabras, recalco que es una absoluta sorpresa.
Decidí participar porque la dinámica me pareció de lo más interesante, además de ser adecuada para el mes del orgullo. Como lo mencioné en su momento, ser parte del colectivo y alzar la voz por medio de estos relatos es lo que me llevo de mi participación
En fin, no me queda más que agradecerles.
Gracias por ser parte de esto, por leer los colores en mi corazón que ansiaban salir y por compartir sus experiencias conmigo, ya sea en comentarios o por privado.
Espero que podamos continuar leyéndonos en un futuro próximo.
Ian Rivera
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Colores al aire | Antología «Letras Multicolores»
No Ficción«Porque cada corazón es único y pinta de color la vida de otra persona». Antología de relatos escrita para «Letras Multicolores» organizado por @lgbtqes ❥Segundo lugar en el concurso «Letras Multicolores» | 18/09