Un buen día

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Un dulce olor se impregnaba en sus fosas nasales mientras sentía su boca llenarse de agua, poco a poco la luz que se escabullía entre las cortinas de su cuarto llegaban a su rostro logrando que sus parpados cerrados comenzaran a moverse.

Un nuevo día había llegado, una nueva mañana comenzaba y no podía estar más feliz. Apenas abrió sus ojos una sonrisa perezosa se instalaba en su boca. Estirando su cuerpo para llenarse de energía.

Sera un buen día

Susurraba su mente alentando su positivismo. Apenas se puso de pie comenzó a enlistarse, dándose una ducha rápida pero refrescante. Amaba aquellas mañanas, donde todo parecía salir bien. Donde el mundo le daba una buena mañana.

Apenas bajo las escaleras de su casa para llegar al primer piso su buen humor se esfumo.

-La purga de anoche desato un total de treinta y siete muertos y catorce heridos según los reportes de los hospitales. Se comenta que esta ha sido la más violenta hasta el momento. Algunos testigos afirman haber visto a un muchacho rubio con una Bazooka correr por las calles a las...

-Buenos días calabacín –Comento sonriente su madre cuando noto su presencia, bajando el volumen del televisor mientras se dirigía a la cocina para traer el desayuno a su hijo- ¿Qué tal dormiste cielo?

-Bien mamá...-Susurro el castaño mirando como la pantalla mostraba sin pudor alguno los cuerpos de los fallecidos. Sin poder aguantar aquella imagen apago el televisor, su apetito se había ido.

-Calabacín, mami estaba viendo las noticias. Necesito saber si debemos aumentar o no la seguridad de la casa

-Pero Ma... ¿De verdad son necesarias las purgas?

Mordió su lengua segundos después de haber preguntado aquello, la mirada que le dirigió Liane se lo advertía. Era consciente lo peligroso que era decir aquello tan a la ligera. Perfectamente podía salir herido.

-Claro que lo son calabacín. Pero no te asustes ¿Si? Mami te cuida.

Dicho esto la mujer se acerco a su hijo para besar su frente y marcharse a la cocina.

-Odio las purgas –Susurro.

Un pequeño susurro que se perdió en la soledad de aquellas cuatro paredes. No podía evitarlo, Eric Cartman no estaba hecho para ese mundo. Quería creer que de verdad no había sido un error nacer en aquel universo. Muchas veces se cuestionaba el porque él existía allí y su otro ''yo'' no.

Contuvo un profundo suspiro mientras golpeaba sus mejillas con sus manos de forma suave, tratando de borrar cualquier tipo de pensamiento y volver a su estado positivo.

Tal vez era cierto que era muy diferente a todos, pero eso no implicaba que él no pudiera cambiar al mundo. Siempre existía la esperanza.

Su buen humor volvió mientras se dirigía a la parada de buses cargando con su mochila junto a una bolsa de tela con diversos insumos dentro. La colecta que había hecho el día de ayer no fue exitosa –como siempre– pero gracias a sus ahorros logro comprar algunas cosas para dárselas a cierto chico y su familia. La familia más pobre de South Park.

-Ah miren, es el culón –Comento una voz llamando la atención del pequeño grupo que estaba en la parada.

-Buenos días Butters –Respondió Eric sonriéndole al instante

-En serio gordo, deja de hacer eso –Respondió cierto azabache con cara de asco- Verte sonreír solo me incita a patearte el culo

-Si lo haces te mataran –Respondió al instante el de parca anaranjada riendo al ver ciertos orbes esmeraldas mirarle con advertencia- En serio Kyle, eres tan obvio

Kill This LoveWhere stories live. Discover now