©Revenge -» Bill Skarsgård#2

Doce

Alex y Bill iban en el auto en silencio, literal lo único que hacía ruido eran los pequeños golpecitos que daba Bill en la puerta del auto, extrañamente Alex no hablaba ni salía con una de sus bobadas simplemente dejó que su hermano se tranquilizara, algo que el ojiverde agradecía demasiado.

Al llegar al hotel, Bill se lanzó a la cama sin siquiera cambiarse, apretaba las argollas que colgaban de su cuello con rabia la cual se transformó en lágrimas de desesperación.

«Te necesito, diamante... te necesito completamente, necesito que me mires con tus ojos preciosos y me digas que todo estará bien...» –se decía Bill en su mente.

Alex veía como su hermano lloraba en silencio, sus manos temblaban levemente y su subconsciente le decía que llamara a Joy y le contara todo lo que Bill tenía planeado hacer, pero conocía perfectamente bien a su hermano menor y sabía que éste enloquecería si Joy aparece antes de ejecutar su plan así que solo suspiró pesadamente y se fue a la cama.

Mientras tanto en Nueva York, Joy se encontraba sentada en el balcón de la casa de su amiga Elena ya que después del incidente en casa de Matt no se sentía segura en absoluto, no podía vivir con alguien que no respetara su dolor y trauma.

Estaba envuelta en una manta mientras tomaba café con leche no podía conciliar el sueño, se sentía demasiado sola y más aún cuando su mejor amiga estaba durmiendo con su novia.

«¿Por qué tuviste que hacer todo eso, Bill?» –se cuestionaba– Estaríamos juntos en este instante haciendo de todo menos dormir...»

Apretó sus muslos al recordar cuantas veces se desvelaron haciendo el amor, un leve sonrojo invadió sus mejillas. No podía negar que extrañaba demasiado a su aún esposo, pero no podía perdonarle después de toda la depresión que le hizo pasar y más aún que no le contestara las llamadas por estar revolcándose con otra zorra mientras ella era abusada sexualmente.

Un leve escalofrío recorrió su espalda al recordar los ojos de aquel vil hombre, su olor a alcohol le causaba nauseas de tan solo recordarle así que prefirió sacudir su cabeza levemente para esfumar su rostro de sus pensamientos e irse a la cama para obligarse a dormir.

Al día siguiente en Nueva Jersey, Bill despertó bastante tarde, traía unas ojeras horribles debido al llanto de la noche anterior.

—¡Arriba, pequeño thanos! –gritó Alex mientras le lanzaba un vaso de agua encima.

—Jodido idiota que eres. –le insultó Bill mientras se levantaba rápidamente. –¿no puedes despertarme como una persona normal?

—Tu no eres normal cállate. –rió.– te invitaré a almorzar al lugar que Patrick lo hace.

Bill se cubrió la cara con sus manos y asintió. Si era sincero, no quería ver a Patrick, después de lo de anoche lo único que le había provocado era un absoluto asco, pero si quería exterminarle tendría que aguantar su maldito rostro un par de veces más.

Tomó una corta ducha para luego dirigirse al dichoso lugar donde almorzaba the silencer, obviamente acompañado del payaso de su hermano quien como siempre hizo todo su repertorio de canciones hasta llegar al destino. Estaba pensando seriamente en comprarse unos tapones de oídos.

Al llegar al lugar entraron sin pensar nada llamando enseguida la atención de Patrick (que se encontraba sentado en una barra) ya que la maldita puerta tenía una campana. El canoso frunció el ceño pareciendo algo molesto

—Oye, payaso vienes otra vez a invitarme los tragos ¿o que? –preguntó sarcástico.

—Depende de si te alcanza a pagar todo lo que bebes.

Patrick golpeó fuertemente la barra y se levantó de su asiento.

—Quiero hablar contigo, niño bonito. –dijo directo.– pero sin el marica que tienes al lado, vamos afuera.

Alex se tensó a su lado, iba a susurrarle algo al oído, pero Bill sin miedo salió del lugar siguiendo al asqueroso violador.

Ya estando afuera, Patrick agarró de la chaqueta a Bill pegándolo a la pared.

—Se muy bien lo que estás planeando, jodido imbécil, pero no te va a resultar. –escupió Patrick mirándole fijamente a los ojos.– Supera lo que pasó, payaso y déjame en paz.

—No te tengo ni una pizca de miedo, the silencer y es que no me iré de aquí hasta hacer lo que vine a hacer. –le respondió el ojiverde soltándose bruscamente del agarre de Patrick.

—Mira, pequeño vengador... si quieres salir aquí con vida más te vale irte ahora, fíjate que te estoy teniendo bastante paciencia simplemente por los tragos de anoche. –suspiró– Te reconocí inmediatamente apenas entraste al bar y chico... fuiste demasiado obvio con tu reacción al invitarme tragos, fingir falsa simpatía y además de hacerme un interrogatorio. –rio cínicamente– te reconocí más por tu sabrosa esposa que por tu jodida película... a propósito ¿dónde está ella? ¡Dile que extraño sus gritos! –curvó su labio inferior.– ¡suéltame, suéltame! ¡Mi esposo es celoso! ¡Vendrá por mi! Ay que horror. –habló poniendo voz aguda.– Mándale mi mensaje que cuando quiera le hago gritar de...

Patrick no alcanzó a terminar su oración cuando Bill le implantó un puñetazo en su rostro tumbándolo en el suelo, se abalanzó arriba de él propinándole múltiples golpes, obviamente Patrick no se quedaba atrás, golpeaba a Bill en el estómago, brazos y cara, hasta que logró escapar a motivo de que le golpeó la cabeza con una roca que había tomado por ahí.

—¡Cuida tu maldito culo, niño! ¡De aquí ni de ningún lugar sales jodidamente vivo! ¡Esto no se va a quedar malditamente así!

Alex al escuchar los gritos salió del local, vio a su hermano tirado en el suelo e inmediatamente corrió a ayudarle.

—¡Demonios, Bill! –le gritó enojado a su hermano.– ¡Te advertí!

—¡Este es el jodido comienzo the silencer! –le gritó Bill a Patrick.– ¡Desearás no haber nacido!