Danny estaba sentado en el sofá de la sala de estar de aquella habitación de hotel. Oyendo como en la estancia contigua alguien lloraba. Llamaron a la puerta, la misma fue abierta por el Sr. Sind quien dejó entrar al servicio del hotel que traía varias infusiones calmantes.
La tensión se podía cortar con un cuchillo.
- Hay un bebé en camino con el que no sabemos qué hacer. - se volvió a mirar a quien había hablado. La madre de Cinthya. - Como bien ha dicho la doctora Brown nuestras hijas habían iniciado los trámites para ser madres pero el camino estaba más que recorrido y hay una mujer embarazada de ocho meses que ahora no sabe qué hacer con el ser que lleva dentro.
- Será el nieto de ustedes. - intervino Danny.
- Siendo sinceros, inspector, ninguno de los presentes estaba de acuerdo con la decisión que habían tomado las chicas. No es que no quisiéramos que fueran madres sino que lo veíamos precipitado. Llevaban poco tiempo juntas y, al principio, no fue un camino de rosas ni para ellas ni para nosotros. Poco a poco fuimos aceptando lo que la realidad se encargó de forma tozuda de mostrarnos. Que eran la una para la otra.
- Pues, Sra. Richards, si era el sueño de sus hijas quizá, y sin ánimo de meterme en lo que no me ha llamado nadie, deberían pensar que ellas querrían que fueran sus abuelos quienes la criasen. Busquen una fórmula con la que todos estén cómodos pero quien menos responsabilidad tiene en toda esta tragedia es ese bebe...
- Es una niña, esperamos una niña. - todos miraron a la mujer que llorosa se apoyaba en el umbral de la puerta del cuarto. - y el inspector Williams tiene razón.
- Esto es un sin sentido... - murmuró el Sr. Sind. - Nunca hubiese imaginado que las cosas que me contaba Beberly pudiesen llegar a ser ciertas y que semejante odio las hiciese víctimas a ellas. Es...
- Hablando de eso, Sr. Sind, en algún momento su hija le habló de algo que se saliera fuera de lo normal. De alguien que la hubiese amenazado a ella o a Cinthya. - el hombre de color frunció el ceño y apretó los puños.
- Había muchos motivos para que la sociedad odiase lo que nuestras hijas eran. Una pareja interracial de lesbianas que deseaban ser madres y formar una familia. No todos veían con buenos ojos eso y, las propias instituciones les negaron una adopción por eso aunque lo enmascarasen con otros motivos.
- ¿Quisieron adoptar por otros medios? - preguntó Alicia.
- Sí, pero el asistente social, el propio compañero de trabajo de Beb, echó para atrás la solicitud bajo el motivo de que realmente no tenía asegurado el puesto de trabajo y, por tanto, no podían garantizar la estabilidad económica del niño que querían adoptar.
- Hoy por hoy pocas personas tienen asegurado un trabajo estable... Ese compañero, ¿tiene nombre?
- Edmond Winters, Beb lo odiaba profundamente. Decía que era un misógino del continente que tenía tanta sensibilidad como una piedra.
- ¿Del continente?
- Sí, según me contó mi hija llegó a primeros de año de Washintong... - Danny cruzó una rápida e imperceptible mirada con Alicia. - no les gusta a nadie del centro pero parece tener bula para hacer y deshacer. Como si alguien interviniese para dar validez a todas sus decisiones. - Lydia Sind guardó silencio. - de tener que señalar a alguien de esta barbarie empezaría con él. - ahogó un sollozo y su marido, que estaba a su lado le tendió una taza de tila. - Gracias, cariño. - murmuró ella. - Encuentren a quien ha destrozado nuestras vidas y ha dejado huérfana a una niña que ni tan siquiera ha nacido todavía. - ella se giró para entrar de nuevo en la habitación cerrando la puerta tras ella.
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En nuestro ADN
RomanceAl final no queda otra que rendirse. (Esta historia sigue la serie hasta las temporada 8 cuando cierto productor se empeñó en tirar por los suelos, a mi entender, toda la historia y personalidad de Danny. Hay una continuación que también subiré per...