En nuestro ADN

Cuando no dices nada...

Sentía que le faltaba el aliento mientras avanzaba por aquella oscuridad en silencio, procurando hacer el menor ruido posible. Ardiendo por dentro de rabia y miedo. Hasta que vio la tenue luz. Y entró en la sala.

- Un movimiento más y será su fin, Comandante. - Sus ojos recorrieron la escena. Como los rizos de Tani caían por su rostro ocultándolo y como goteaba sangre al suelo. Rogó a un cielo en el que ya no creía que solo estuviera inconsciente. Su mirada se fijó en el cuerpo semi desnudo de su pareja, la herida de arma blanca en su abdomen sangrando abundantemente. Su ceño fruncido. Sus dientes apretados.

Y el cuchillo hundiendose en su cuello.

Levantó su arma apuntándole y sintiendo como su dedo temblaba sobre el gatillo.

- Un movimiento más y esta aberración desaparecerá de su vida.

Movió los labios cuando vio que su pareja fijaba su vista en él. "Te quiero" , le dijo, sin hablar. "Aguanta. Te sacaré de aquí." Sintió el miedo en aquellos orbes azules que había aprendido a amar. Se le hizo un nudo en la garganta. Tragó saliva convencido de que si las cosas acababan mal sería incapaz de seguir viviendo sin él.

- Dejad de miraros. No hay posibilidad de amor entre engendros como vosotros. Estáis manchados. Ensuciais todo lo que está a vuestro alrededor tan solo por vivir, por respirar nuestro aire. - un segundo de silencio. - Pagaréis por haberos atrevido a intentar ser felices cuando no tenéis derecho a ello.

- Ni en el más negro de tus sueños serás capaz de imaginarme sin amar a Danny. - le respondió. - No sabes lo que es la devoción ni el amor inquebrantable... ese Dios en el que crees y en el que justificas este horror es el mismo Dios que le trajo a mi vida y al que estás deshonrando destruyendo lo que él creó...

Y entonces lo oyó. Los disparos silbando en sus oídos tras él. Y la mirada sorprendida del monstruo mientras en un parpadeo la bala atravesaba su frente. Su cuerpo inerte cayendo al suelo. Con un golpe sordo.

Se volvió para ver a Grover y Junior con sus propias pistolas humeantes aún, alzadas y el rostro igual de iracundo que el suyo.

- Muy inspirador, McGruff pero no esperarías encontrar algo de sentido común en ese tarado, ¿no? - el antiguo capitán del SWAT entró en el lugar acompañado de su joven subalterno quien rápidamente se dirigió hacia Tani. El de color le siguió. Quería a esa chiquilla como si fuera su propia hija. Steve hizo lo propio con su chico. - Los sanitarios estaban llegando ya, vamos a sacarles de aquí. - el líder del 5.0 buscó la llave que ataba a Danny a aquellas cadenas, la encontró en uno de los bolsillos del pantalón del cadáver. Había dos juegos.

- Junior... - el chico se volvió hacia él. Se las lanzó tras probar cual era el juego que liberaba al rubio. - Voy a necesitar que me ayudes a llevarte...

- No es nada agradable que me esté medio muriendo y encima me llames gordo. - murmuró el de Jersey conteniendo un quejido de dolor. - Aún no sé cómo he podido enamorarme de semejante neardenthal...

- Y, sin embargo, lo has hecho. Me quieres.

- Sí, y sin embargo lo he hecho. Te quiero. - le besó suavemente el hombro que era la zona más accesible que tenía a su alcance. Steve hizo lo propio depositando los labios sobre la frente de su novio.

- Y yo a ti, Danno. Más que a nada. - le vio sonreír. Y se notó así mismo sonriendo.

Mientras comenzaban a andar hacia la salida desviaron los ojos hacia sus tres compañeros. Grover tenía entre sus brazos a la muchacha, aún inconsciente. Les hizo un gesto de asentimiento. Estaba viva.

Y lo superarían juntos. Como lo que eran.

Ohana.

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Le veía tumbado en la hamaca del lanai mirando hacia el horizonte. Parte de su abdomen cubierto con un apósito que tapaba la herida con los casi 15 puntos que la curaban. Bien sabía que de haber tardado más le habría perdido.

Él le observaba desde la ventana de la cocina mientras terminaba de preparar café con la radio puesta y comenzaba a sonar una canción que hasta esos momentos estaba seguro que habría calificado de asquerosamente edulcorada y romántica pero que le erizó la piel. Porque sentía que hablaba de ellos.

Era increíble como Danny le podía hablar directamente al corazón sin decir ni una sola palabra (a pesar de que si algo caracterizaba al rubio era su, a veces, exceso de verborrea), como había iluminado su oscuridad (y él esperaba haber hecho lo propio con las tinieblas del detective). Era inaudito lo que escuchaba cuando le miraba sin necesidad de decirse nada.

Como la sonrisa de su cara le hacía saber que le necesitaba. Que le amaba. Como sus ojos gritaban que nunca le dejaría. Como las caricias de su mano le aseguraban que no le permitiría caer.

Suspiró. Durante el día no dejaban de escuchar las conversaciones de familia, amigo y desconocidos. Hablando casi sin sentido pero como él hacía acallar todo aquel ruido sin sentido con tan solo abrazarlo.

Una suave sonrisa asomó al rostro del moreno, por mucho que lo intentase nunca podría definir lo que se decían su corazón y el de Danny. Suspiró.

Buscó la canción en la app de youtube de su teléfono y cuando la encontró la compartió con el otro. Cuando aparecieron los dos símbolos de que lo había recibido y lo estaba viendo esperó los 3:15 que duraba la canción para volver a escribirle.

Una sola pregunta.

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El móvil vibró. Frunció el ceño al ver que era un mensaje de Steve. ¿Le estaría pegando su pereza y ya no era capaz ni de esforzarse por venir a hablar con él cuando solo les separaban unos pocos metros?

Era un vídeo; "When you say nothing at all" Le ha pegado la pereza y la melosidad pensó divertido. Aunque jamás reconocería que le gustaba.

Y nada más acabar el otro le volvió a escribir:

¿Te casas conmigo, Daniel Williams?

No le hizo falta saber que Steve le estaba observando así que levantó el brazo y elevó el pulgar en gesto de conformidad sin apenas incorporarse.

Se echó a reír divertido. Y a él se le estaba pegando el romanticismo troglodita de su neardenthal.