Segundo capítulo

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Pov MinSeok

Tres semanas han pasado desde que me mudé a casa de mi madre. Mi rutina es la misma día tras de día: despertar una vez que la alarma suena, correr al baño, devolver el poco contenido de mí estómago y quedarme encerrado en mi habitación. Hoy no es la excepción a esta rutina. Lo primero que me recibe es un día soleado, pero como tantas mañanas, en vez de disfrutar los rayos, lo primero que debo de hacer es levantarme y correr al baño.

¡Es una suerte que mi habitación tenga baño propio! De no ser así, no llegaría y terminando manchando el piso.

Lo primero que hago al entrar es inclinarme sobre el inodoro y dejar que mis rodillas peguen contra la dura cerámica del piso. Siento el sabor del jugo de naranja de ayer mesclado con bilis. Mi cuello se humedece en sudor. Me afirmo fuerte al escusado y trato de respirar una vez que las nauseas han cesado. Cuando siento que estoy estable me pongo de pie y me enjuago la boca. Luego, tomo una respiración profunda a la vez que me miro al espejo. Mi aspecto se ha deteriorado demasiado. Estoy delgado, pálido. Tengo miedo. No soy idiota, sospecho lo que me sucede, pero comprobarlo sería demostrarme lo que internamente me niego a creer.

Siento que las piernas me tiemblan, pero debo sacarme esta duda de la cabeza. Hace dos días fui a la farmacia y compré un test, lo tengo guardado en la cajonera, a un lado de la cama. Me acerco y lo busco, luego regreso al baño. Programo mi reloj para que suene dentro de cinco minutos y hago lo que tengo hacer.

Mientras transcurren los 5 minutos, leo cuidadosamente (una vez más) las instrucciones: Una raya rosa significaba negativo, dos rayas rosas positivo... La alarma de mi reloj empieza a sonar. Es el momento de la verdad. Cierro mis ojos mientras me acerco al aparato, respiro hondo y los abro, lentamente.

—Mierda... —Digo con apenas un hilo de voz.

Salgo del baño. Desesperado busco mi teléfono móvil. Tengo que llamar a alguien, tengo que llamar a ChanYeol. Es mi único amigo ahora. Marco su número con mis manos temblorosas. Quiero llorar, pensar que esto no es verdad, que yo no estoy...

—ChanYeol —digo, sin siquiera un hola — ¿Estas solo en tu casa? Necesito hablar contigo... Eres mi único amigo —Me encuentro llorando, al borde de la desesperación. Mi amigo lo nota y me dice que vaya.

>Tienes que calmarte, Min< me digo mientras busco algunas prendas que ponerme. Mi corazón late desenfrenadamente.

***

Una vez que llego a casa de ChanYeol le cuento lo que está pasando. Desde lo mal que me he estado sintiendo, mis sospechas, y hasta los resultados de hace unos minutos atrás: "Positivo, ChanYeol me dio positivo" Mi amigo, mi único amigo, se cruza de brazos, pensando. Luego me mira. Su semblante es serio y decidido.

—Tienes que decírselo a Lu Han. Es su hijo después de todo. —Me dice, aún con los brazos cruzados sobre su pecho.

No son las palabras que esperaba escuchar exactamente. Lo que yo quiero son frases como "Seguro esa cosa está mal" "Necesitamos una segunda opinión" o algo por el estilo. Además, no quiero tener que decírselo a Lu Han.

—No, eso sí que no... Le costó mucho que SeHun lo perdonara —Refuto, sabiendo que son solo estúpidas escusas para no tener que enfrentarlo.

— ¿Y? Él es el padre ¡Es su hijo MinSeok! Tiene derecho a saberlo.

ChanYeol es padre, y por supuesto que lo ve así. Aunque debo admitir que lo que dice es verdad. Yo no puedo negarle a mi hijo el derecho de conocer a su padre. Sin embargo, Lu Han no tiene porque acompañarme en mi desgracia. Su pareja lo ha perdonado, la mía no. Nosotros pasaríamos a ser un obstáculo en su relación.

1. Serie consecuencias: Consequences.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora