Virgin Wanted ; hrj + ljn

Capítulo 2.

Sus palmas se estrellaron contra la bocina de nuevo y Jeno se encogió de hombros ampliamente. Él abrió la puerta y salió hacía Jeno con rabia amenazante en sus ojos negros. Jeno se maravilló de la forma en que sus rasgos angelicales contrastaban con el aura endiabladamente sexy pulsando desde él. Hombre, era precioso.

Él se detuvo a casi un metro de Jeno y plantó las manos en las caderas. —¿Qué cree que está haciendo? —ondeó un brazo hacia el Old Blue—. Está bloqueando la salida.

Jeno cruzó los brazos y se apoyó contra la puerta de la camioneta sin dejar de sonreír, intentando disfrutar de este encuentro.

—¿Siempre responde sus propias preguntas? —dijo arrastrando las palabras perezosamente.

—¿Qué? —frunció el ceño confundido.

Jeno se encogió de hombros. —Tienes razón, estoy bloqueando la salida. 

Sus brazos cayeron a sus costados. —¿Por qué? —chilló.

Su sonrisa se ensanchó. —Estoy atascado. 

—¿Atascado? —Sus manos se cerraron en puños—. ¿Qué quiere decir con "atascado"?

—Ya lo sabe. La camioneta dejó de funcionar. No puedo hacer que se mueva. —Él palmeó cariñosamente el vehículo—. Está atascada.

Le lanzó una mirada al Old Blue con los ojos entrecerrados. —¿Qué hay de malo con esto?

—Si yo supiera eso, no estaría atascado ahora, ¿no?

RenJun respiró profundamente, expandiendo el pecho de una manera atractiva, luego, dejó salir el aire en un silbido agudo.

—Oh, por el amor de Dios. Si no funciona, ¿por qué no le echa un vistazo al motor en lugar de quedarse parado?

—Dudo que haría mucho. Yo no sé nada acerca de motores. —Jeno no tenía ningún interés en cualquier cosa mecánica. Nunca lo había tenido.

—¡Genial! Justo lo que necesito. Un deportista inútil. — Miró hacia el ascensor y luego a la camioneta. Empujando hacía arriba las mangas de su chaqueta impecable y a la medida, se dirigió hacia la parte delantera de la camioneta—. Abra el capo, ¿si?

Sus cejas se arrastraron hacia arriba con sorpresa. —¿Qué? —seguramente, ¿él no podía querer decir...?

RenJun gruñó algo incomprensible mientras lo hacía a un lado para abrir la puerta del conductor. Maniobró bajo el tablero, cerró de golpe la puerta de la camioneta, y se encaminó alrededor del capo. Jeno observó con fascinación como el capo se se levantaba para verle inclinarse sobre la maraña de tuberías y cables conectando diversos trozos de piezas mecánicas, se maravilló de la diferencia entre este chico y con los que salía. Esos chicos ni siquiera viajarían en este vehículo y mucho menos revisar bajo el capo.

El chico de rojo se puso de pie, mirando a la maquinaria dentro de la boca de la camioneta como si esta lo hubiera ofendido. Cerró el capo con un golpe.

—Vamos a tener que empujarlo fuera del camino. —miró a su alrededor y señaló hacia un espacio de estacionamiento vacío en la parte inferior de la rampa—. Si lo movemos hacia allí debería tener suficiente luz para ver lo que pasa.

—¿Empujar? —le preguntó Jeno con incredulidad—. ¿Quiere decir usted y yo?

Él apretó sus manos en las caderas. —Bueno, yo no voy a empujarlo por mi cuenta. —Señaló la puerta del conductor—. Usted dirige mientras yo empujo desde aquí.

—Pero... —Empezó a protesta de que él estaría tomando la mayor parte del peso, pero no lo dejó terminar.

—No se preocupe —respondió él, como si fuera capaz de leer su mente—. Con la pendiente de la rampa, la gravedad hará la mayor parte del trabajo, entonces el impulso se encargará del resto. Deje la puerta abierta para que una vez que haya ido lo suficientemente lejos, pueda saltar dentro y poner el freno.