[ K H A B I L A ]

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Existían tantos rumores sobre ese lugar, que resultaba imposible saber con certeza cuál era la verdad. Unos decían que estaba maldito. Otros, estaban seguros de que había sido la sádica demencia de una mujer sin escrúpulos. Incluso, hay quienes afirman que no ha sido otra cosa más que un castigo divino, purgando nuestros más bajos y aberrantes pecados.

Sinceramente, no sabría decirte cual era la verdadera razón. Nadie parecía tener la realidad absoluta. Pero lo que sí te puedo asegurar, es que no importa cuál versión escuches, ni siquiera cuál te parezca la más creíble, todas comparten el mismo trágico final:

Desde tiempos memorables, en el siniestro bosque al norte de Woldrich, asecha la muerte misma.

Jamás el hombre había estado tan cerca del infierno.

Catalogado como un lugar severamente maldito, la gente siempre ha evitado cualquier tipo de contacto con esa penumbrosa arboleda. Y es que, las consecutivas atrocidades que se protagonizaron ahí fueron suficientes para sepultarlo bajo tantos prejuicios, leyendas y un irracional pavor por los habitantes de pueblos cercanos.

Condenado al aislamiento absoluto, se convirtió en un punto ciego para cualquiera que supiera los rumores.

Y, sin embargo, ese no es el núcleo de esta historia.

«O tal vez sí...».

No estoy segura.

Es complicado.

Lo que fuera, aquel otro sitio también merecía una advertencia.

Estaba ahí mismo, al centro de ese tenebroso bosque, oculto entre sus inmensas montañas y por encima de un feroz acantilado. Ahí, entre toda esa lejanía, se encontraba ubicado el célebre y enigmático internado Khabila. Un lugar de élite, prestigio y lujo. El único punto que no le era del todo indiferente a las personas.

A simple vista parecía un añejo castillo al estilo victoriano. De fachada antigua, rodeado por imponentes murallas mohosas y un inquietante aspecto tétrico y abrumador. Todo ahí inspiraba abandono y angustia. Una primera impresión bastante fiel a la realidad. Porque, así como parecía perderse entre la neblina, lejos de toda civilización y oculto entre el olvido, cumplía a la perfección su objetivo: desaparecer.

Independientemente de contar con un inusual apego al cuidado de la salud mental, su mayor atractivo era la facilidad con la que sus altos muros y extensos terrenos eran capaces de ocultar cualquier maldad cometida por los chicos. No importaba que tan terrible fuera, ni si sus actos eran justificables o incluso ilegales, nada salía de allí.

Khabila era un internado donde familias poderosas y adineradas dejaban a sus descendientes para "alcanzar la excelencia académica". Pues, así como pareciera ser una institución reservada, no era otra cosa más que una tapadera corrupta y manejable donde aquellas personas de influencia lograban moldear a los suyos.

Chicos crueles, arrogantes, superficiales, traumados con el prestigio y la dominación.

Nunca tuvo tanta razón la frase: "el dinero mueve al mundo".

Aunque quizás, sólo quizás, de vez en cuando había algunas cosas que sí lograban escaparse por los bordes, y que ninguna influencia o mentirita piadosa podía ocultar.

Cosas de las que era mejor no enterarse.

¿Qué si era injusto?

Sí, lo era, pero nunca nadie se había quejado.

¿Qué si deberían hacer algo al respecto?

Por supuesto.

¿Qué si se hizo?

Algo así.

¿Hasta dónde llegaba la perversidad de Khabila?

Tendrías que verlo por ti mismo.

Así como yo lo hice.

Sólo espero que tú no termines igual.

Sensata demencia © [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora