Capítulo 7

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  "La traición es en gran medida una cuestión de hábito". 

John le Carré

A M I G O S.

Una pequeña palabra que abarca muchas cosas; sentimientos y emociones variadas, momentos felices y malos, fidelidad y traición, y quién sabe, muchas o pocas personas.

Desde pequeños nos enseñaron que la familia no se elige, pero los amigos sí. Nos acostumbramos a la idea de que un amigo es como un hermano, y no hay que traicionarlos, tratarlos mal, olvidarnos de ellos, etc. Más bien, como dije antes, son como hermanos. Tratarlos como si fuesen hermanos de distintos padres.

A medida que crecemos, vamos entendiendo que lamentablemente las cosas no funcionan de esa manera. Idealizamos cosas que después chocan con la realidad y nos duele, y nos cuesta salir de ese mundo de fantasía que creamos(que peligrosa puede llegar a ser nuestra mente).

Claro está que todos cometemos errores, por supuesto que no somos perfectos, a menos que seas Dios omnipotente—ahí — ¡y seas perfecto como la mismísima naturaleza! Pero no es así, en este mundo por lo menos no, en otro planeta, universo, quizás.

Pero, peeero, hay una cosa que todos tenemos, que un niño pequeño no la tiene(o no la sabe usar ya que es un pequeño, pero hasta cierta edad) y esa "cosa" es discernimiento.

Sí señores, así es. Discernimiento es algo que todos tenemos. No voy a explicar bien lo que significa debido a mi escaso diccionario, pero el discernimiento es lo que nos hace saber lo que estamos haciendo, sabemos discernir entre el bien y el mal.

Entonces, quizá un niño de dos años o tres, no sepa distinguir entre hacer el bien o el mal, pero un niño de cuatro años en adelante ya sabe qué hacer. Quizá una persona con ciertas enfermedades o problemas tampoco sepa discernir, no discrimino a nadie, no estoy segura, es una suposición.

Bien, ¿a qué me refiero con esto? Todos sabemos lo que hacemos. ¿Y qué tiene que ver con los "amigos"?

Recuerdo que era niña cuando mis compañeritos de jardín solían burlarse de mi. Recuerdo haber odiado a las niñas porque eran las que más se burlaban de mi y siempre estaba sola en el jardín, pero tenía unos amiguitos varones con quienes la pasaban bien. Hemos tenido peleas pero así también nos hemos reído.

Luego de cambiarme de escuela, conocí a más personas, me hice amiga de chicas como de chicos. Tuve mi primer "noviecito" y sí, ahora que lo pienso, tenía varios niños detrás mío, pero ninguno me interesaba como él, mi pequeño novio.

Comencé a experimentar las traiciones, quizá no se burlaban de mi como lo hacían los niños de jardín, pero como todo ser humano, tuve mis primeras traiciones. Y como dolía...

Yo también cometía mis errores, pero al ser una niña, no pensaba en que si yo hacía algo malo y luego me lo hacían a mi, la otra persona estaba mal. Hoy en día sé que eran las vueltas de la vida y que me lo merecía.

Pero hay ciertos límites y no es por uno de hacerse la víctima; me refiero a límites con 'mentir'. Mentir para dejar mal a uno.

Desde chica tuve varias mejores amigas, pero vaya, no sabía elegir. De todas ellas, hoy solamente una quedó todo bien, las demás... Ahí andan, con buena salud supongo.

Pero volviendo al tema, que feo que te hagan esas cosas. A parte de traicionarte, mentirte. ¿Con qué necesidad de hacer tanto mal? Estaba segura que nada malo le había hecho a las personas que me hicieron pasar por tanto dolor.

Todo empeoro cuando entre a la secundaria, ahí si tuve mis serias y fuertes peleas con mis supuestas amigas. Y no entendía que había hecho. Trataba de recordar que mal les hice, en que las ofendi, si hice un chiste de mal gusto o qué.

Recuerdo haberme quedado sola, mis únicas amigas eran mi hermana y una prima más chica que yo. Recuerdo pasar el verano sola en mi casa, encerrada en mi habitación leyendo, viendo anime, escuchando mucha pero mucha música, encerrada en mi mundo. Ver que ellas se juntaban y la pasaban bien, disfrutaban de las vacaciones y yo sola.

Pero saben qué, sentía una pequeña molestia, un pequeño dolor... Sin embargo sentía un alivio, saber que no hice nada malo, mi conciencia estaba limpia.

De ahí aprendí a estar sola, entendi que no necesitaba de nadie para divertirme, con mis libros, música, juegos y mi familia estaba más que bien. Los amigos de mis hermanos eran amigos, y también la pasaba bien. No las necesitaba, no me importaba que hacían, si hablaban mal a mis espaldas me daba igual. Tenía lo que quería y era mi mayor felicidad disfrutarlas.

Mi hermana siempre estuvo ahí apoyandome y dandome consejos, y los valore como nunca. De ella aprendí muchas cosas, y la sentía como mi mejor amiga.

Esas "amigas" me hicieron la vida imposible por 3 años, un año se apartaban de mi y me molestaban, otro año les agarraba las buenas y me querían, y otro año les volvia a agarrar las malas... Ese año la pasé mal también, porque a pesar que yo estaba feliz con mi soledad y mis cositas, ir a la escuela y no tener a nadie con quién compartir tus cosas era horrible.

Luego de haberme peleado con ellas y haber pasado el verano prácticamente sola, nos arreglamos. Estaba todo de maravilla, éramos nosotras en nuestro mundo. Hasta que me mude y no quería despegarme. Fue difícil estar lejos de ellas, ya que todo estaba bien. Me decían que me extrañaban, hasta lloraron cuando volví para visitarlas.

Entonces mis padres hicieron que volvieramos, a pesar que ellos amaban el lugar donde nos encontrabamos.

Volvimos y todo estaba tan bien que no quería despegarme. Pasaron los meses y oootra vez volvieron a hacerme lo mismo que dos años atrás.

Ya me habían cansado.

Me mentían cuando se iban a juntar todas, y yo las encontraba juntas en el parque. Me dejaban sola en el aula, me ignoraban y que se yo. Pero ya tenía otra amiga con la que pasaba tiempo.
A esa altura ya me daba igual lo que me hacían, me importaba tan poco que yo también les hacía lo mismo. Eso me lo enseñó mi hermana, ignorar.

Y que bien funcionaba.

Ojo por ojo, diente por diente. Ellas me ignoraban, yo también. La verdad que me daba igual sus vidas, no me importaba si me hacían esto o aquello. Éramos grandes y andar haciendo cosas de niñas de cinco años me frustraba.

Yo me veo como una persona débil, tranquila y paciente. Pero es hasta que se pasan de la raya, y ahí me conocen. Puedo asegurar que también hice mis maldades, pero no me arrepiento de nada. Pensaba: si ellas pueden lastimarme a mi, ¿por qué yo a ellas no?

Pero eso no siempre es bueno... No soy una santa, pero ya me había cansado que siempre se salian con la suya. Y yo ahí, como una idiota dejando que cualquiera pasara sobre mi.

Cuestión, luego de todas las cosas que me hicieron durante esos meses, al año próximo nos volvimos a mudar.

Y que lindo fue no verle las caras...

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