Capítulo 11

25 3 7
                                    

“Recordar es el mejor modo de olvidar.”

Sigmund Freud

Ese día recuerdo haberme sentido rara; iba para la escuela y siempre pedía a Dios por mi familia, cada mañana. Siempre pedía que cuide a todos los que más quería, y que cuide más a mi papá ya que viajaba mucho y tenía miedo que algo le pasara.

Mi vida era tranquila a pesar de mi pasado, era feliz aunque a veces era caprichosa, pero me conformaba. Mi familia siempre estuvo primero.

No pensé que un golpe tan duro como el que recibí ese día, me cambiaria hasta el día de hoy.

Dicen que el tiempo no cura, sino que acostumbra.

Como todo ser humano, he pasado algunas partidas de seres querido, pero era chica, y no recordaba mucho como era sufrir por esa persona. Si me dolio cuando el padre de la que fue mi mejor amiga falleció.
Ahí pensé: no quiero que le pase lo mismo a mi querido papi.

Pero la vida no siempre es color de rosa, como todos dicen: es una caja de sorpresa.

Y vaya sorpresa.

Recuerdo cuando después de haber terminado un examen el cuál estudie mucho, me llamaron desde dirección para decirme algo. Lo primero que pensé fue: mi mamá y mi hermano tuvieron un accidente, ya que ellos ese día viajaban a un lugar cerca donde vivimos.

Pero no.

Entre a dirección nerviosa, porque vi las caras de las personas y supe que algo no estaba bien. Una de mis amigas estaba llorando dentro y no podía hablar, yo no entendía que pasaba. ¡Me puse más nerviosa que antes!

Necesito que estés tranquila, por favor. Tu papá acaba de tener un accidente. Está grave, así que podes retirarte del colegio, ¿si? Quedate tranquila que el va a estar bien.

Pero yo no la escuchaba.

Mi papá había tenido su segundo accidente en su camión.

Y así pasó el día, no entendía por qué me sentía rara, si él solamente estaba grave, no había muerto. «Él va a estar bien» pensé.

Mi mamá junto con mi hermano y su amigo habían partido para ver a mi papá. Mi hermana estudiaba y no vivía con nosotros, mi otro hermano se había ido unos meses al antiguo pueblo nuestro, entonces quedé sola. S o l a.

Mi amiga no me dejo usar la computadora ni el teléfono, tampoco entendía por qué me prohibian esas cosas. Me fui con su familia y todos estaban raros.

Su madre, su hermana y ella, vinieron conmigo a mi casa. Me encerraron en la pieza y las tres comenzaron a llorar. Seguía sin entender que pasaba.

Fue ahí cuando el vacío se apodero de mí: mi papá había fallecido. O eso decían en las noticias.

Mi mamá había pasado a buscar a mi hermana y de ahí fueron a donde él estaba. Yo seguía sin entender.

Quería llamarlo y escuchar su voz de vuelta: ¿y si era cierto?

Quedé en estado de shock. No, no y no. Él estaba grave, no había muerto, no.

Estuve todo un día esperando una noticia o algo, me sentía sola, quería dormir y despertarme de esa pesadilla.

Pero era la vida real. Y sí, mi hermana confirmó que el había fallecido. Nunca había estado internado, falleció en la madrugada que ocurrió el accidente. Nunca nos dijeron nada hasta el otro día.

No voy a alargar esto, ya que desde ese día me siento tan vacía, no hay forma de salir adelante, o eso pienso yo.

Cinco años se van a cumplir desde su partida, me arrebataron a mi papá, mi papi.
Todo me recuerda a él, no hay un puto día que no piense en él.

Jamás se me cruzó por la cabeza que el no iba a estar nunca más en mi vida. Es horrible, pero horrible no verlo, horrible no sentir su voz, que me moleste, que me rete, que me cuide, verlo llegar de viaje y salir corriendo para abrazarlo fuerte fuerte, horrible que no llame en mi cumpleaños, horrible no poder quitarle el teléfono a mi mamá para decirle: papi te amo.

Pero así funciona esta vida. Entendi que el tiempo no cura, esta herida no va a cicatrizar fácil, no se supera una pérdida así, solamente hay que aprender a llevarla.

Agradezco que él se aparezca en mis sueños, verlo y abrazarlo como lo hacía cuando lo tenía conmigo. Él aparece, pero sé muy bien que se tiene que ir, sé muy bien que viene por un rato y luego despierto y se fue.

Daría todo para volver a tenerlo, pero como en esta vida nada es fácil y nacemos para morir, sería un sufrimiento doble.

Es por eso que siempre me gustó ver el cielo de noche, las estrellas y la luna. Pero desde su partida, hay una en específico que me recuerda a él. Brilla como el solía hacerlo y cuando se esconde detrás de las nubes siento que vuelve a irse, pero luego vuelve a aparecer. Aún así, esa es mi estrella favorita, y se la regale a él.

Como dije, no se supera su pérdida, todavía trato de sobrevivir con ella y saber llevarla. Siempre va a estar en mi corazón, nadie va a poder quitarmelo. Era mi papi, era mío.

Sin embargo mi vida sigue, y tengo que vivirla, aprovechar lo que me queda aca, vivir. Cada día trato de seguir adelante, a veces un pequeño bajón viene, pero lo supero.

Gracias pa por enseñarme tanto, a mi y a mis hermanos, por no dejarnos en la nada y por ser el mejor papá que pudimos tener. Tus recuerdos siguen en mi mente, y agradezco que todavía pueda reirme de ellos; es como si te tuviera acá. Siempre te voy a amar.

Por ahí leí:

"Te digo adiós para toda la vida, aunque toda la vida siga pensando en ti."

En mi corazón, siempre, siempre...

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 12, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

CanalizarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora