S.B. - 4

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Hasta que repentinamente un día de esos la puerta se abrió de par en par, anunciando la llegada de quien se daba por enfermo o desaparecido. Bonnie yacía en el marco de la puerta con una postura desinteresada como si su inasistencia nunca hubiera sucedido, por lo que caminó hasta su asiento resplandeciendo una gran emoción.

Prontamente los estudiantes de su mismo salón se acercaron para roderalo con muchas preguntas y alegría de verlo causando un gran escandalo en toda la aula. Todos con rostro lleno de interés ante cualquier acción del pelimorado.

-¡Bonnie! Regresaste en un buen tiempo, dentro de un par de días será la demostración de los alimentos- dijo alguien entre el alumnado que se encontraba rebasando su espacio personal, dejando nula la posibilidad de que el nombrado pudiera ver quien habló

-Particularmente prefiero decirle "la hora extra del almuerzo"- susurró un chico acercándose de más al pelimorado, quien lo alejo con su mano mientras sus labios hacían una muy incomoda sonrisa

-Si, lo sé, pero estoy feliz de que me he recuperado de mi enfermedad- su expresión cambio a una de confianza al mismo tiempo en que sus brazos pasaron detrás de su cabeza y sus pies se encontraban arriba del escritorio, sorprendiendo a los chicos que lo rodeaban quienes parlotearon cuanto pudieron llenando el salón con un evidente escándalo

El pequeño chico de hebras azules por su parte se sentía furioso a niveles tan grandes que necesitaba patear minimamente una banca sin asegurar que se calmase. ¡Pero es que nadie entendía lo que pasaba! ¡Bonnie sólo llego de la nada con una actitud que él consideraba como sacarrona como si nunca hubiera estado casi un mes ausente! ¡Y lo peor de todo es que sabía que si decía algo todos lo tomarían de loco! Su rostro no pudo desfigurarse más de lo que se veía debido a su molestia.

No lo soportó, tomó sus cosas y salió del salón azotando la puerta con furia dejando un breve silencio en el aula con las miradas de todos en la misma dirección. Que no le dieron la más mínima importancia y regresaron a sus pláticas.

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-He visto que tu cara se contrae de una forma patética estos días- dijo el de ojos rojos frente al peliturquesa moviendo la mano con intención de darse a entender -Y no entiendo por qué- terminó de decir bajando la vista a la mesa forrada del mismo mantel que las demás apreciando con detenimiento los bocadillos que se posaban en diversos platos

Exactamente habían pasado días, toda la escuela husmeaba en la exhibición de comida que trajo su salón.

-¿Patética?- cuestionó con incredulidad el moreno -¿Sabes el tiempo que llevo buscándote? - le recriminó con la voz a punto de gritar de enfado

-¿Buscar?- repitió haciendo que el moreno captase que su oración podría tomarse de forma distinta

-Eh.. yo... digo, lo que quería decir...- tropezo sus palabras intentando corregirse -toma, lo... se te olvidó la última vez en el salón. Yo sólo quería devolvertelo- explicó abriendo su mochila sacando el objeto que tanto conflicto le causó

Pero no entendió el por qué el otro no lo tomaba y sólo miraba su mano extendida hacia su dirección.

El pelimorado exhaló con fastidio disimulado, mientras tomaba la pequeña esfera en sus manos para apretarla un poco y hacer que esta se abriera por la mitad mostrando una sencilla pulsera la cual tomó entre sus dos manos después de dejar la esfera abierta a un lado de una pequeña caja con un par de monedas en su interior para seguidamente mirar al moreno.

-¿Ah?- cuestionó el chico con una ceja arqueada, sintiendo como el otro tomaba su brazo para levantarlo y pasar alrededor de su muñeca la pulsera y cerrarla de golpe. Alejando sus pálidas manos de la muñeca del otro una vez terminó de ponerla -Pero... ¿Por...?- iba a preguntar sin entender el propósito del otro frente a él

-Es tuya ahora, a cambio de mi generosidad me llevaré uno de estos- contestó tomando un pequeño pastelito de la mesa para darle un gran mordisco -Atrévete a quitártelo y sentirás la furia del increíble Bonnie- siseo frunciendo el ceño como advertencia

-No lo haré- aseguró agitando las manos en negación intentado parecer que todo estaba bien -¡Pero tienes que pagar por eso!- cambió de tema señalando el postre mordido

-... No tengo dinero, así que no- contestó con normalidad levantando los hombros sin darle importancia

-Maldición, aquí las cosas uno no se las lleva gratis y menos esto es un intercambio por la pulsera ¿O es que de donde vienes no pagan? Pff, hasta podría asegurar que vienes de otro planeta- parloteo con el único propósito de molestar y que otro pagara por lo que estaba comiendo,  más nuncs espero que la mano del pelimorado se posara en su boca mientras veía con paranoia a los lados como asegurandose que nadie había escuchado al moreno hablar -¿Pero que te suce...?- comenzó a preguntar con sorpresa apartando la mano en su rostro.

Acto que no sirvió de nada ya que nuevamente la pálida mano del chico volvió a posarse sobre su boca, sólo que esta vez con más fuerza -No vuelvas a decir eso o no querrás saber lo que soy capaz de hacerte- dictó cada palabra con euforia expresada en su voz y rostro mientras lo señalaba con el dedo indice de la otra mano, estaba claro que eso era una amenaza.

Bon no dijo ni hizo nada, solo se quedo viendo al otro con el ceño fruncido molesto por que el otro intentará amenazarlo, refunfuñando una vez el otro se apartó mirandolo con seriedad limpiando en su ropa su mano, como si hubiera tocado algún tipo de suciedad -Para ser sólo un terrícola común sabes preparar bocadillos- fue lo último que dijo el de piel pálida antes de dar la vuelta para marcharse.

-Demasiado extraño- susurró Bon observando el camino por el que se había ido, exaltandose repentinamente ante el pequeño costal que había caído en la mesa frente a él -¡Joy! ¿Qué es esto?- preguntó con una mano en el pecho respirando agitadamente

-No se si lo notaste, pero ahora todos tus postres son míos!- explicó la chica con una gran sonrisa -Espero el dinero sea lo suficiente para pagarlos todos, pero no estoy a la disposición de que alguien se lleve estas delicias- su mirada se posaba con lentitud en cada bocadillo, dejando ver como sus ojos miraban con antojo toda la comida

-De hecho creo que es más de lo que cuestan- tomó entre sus manos el costal sintiendo el peso de este

-¡Quédate con todo!- dijo con emoción comenzando a comer alguno que otro bocadillo -¡Esto es una delicia! ¡Meg! ¿Gustas uno?- su atención se dirigio a la peliblanca a su lado, quien aceptó con gusto el postre

-Realmente tienes talento en esto Bon- sinceró Meg después de dar un mordisco al pastelito en sus manos.

-Gracias chicas- respondió el moreno siendo tomado de ambos brazos por sus amigas yéndose del lugar una vez guardaron todo.

-Interesante- pronunció a lo lejos el pelimorado con la vista centrada en una pantalla que tomaba con fuerza entre sus manos.

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Space Boy ∆BonxBonnie∆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora