Lo que nadie sabe

Capítulo 5

Un nuevo día comenzaba, la mayoría de los alumnos del Elite Way School seguían durmiendo excepto una persona, Laura.

La chica se había despertado para realizar sus rutinarios ejercicios. Así que con una esterilla, una botella de agua, una comba y su ropa deportiva puesta se dirigió a uno de los patios exteriores del colegio.

Primero estiramientos, estiró las piernas, cuádriceps, bíceps, espalda.. Comenzó a correr un poco, dando vueltas por la cancha de basket para calentar un poco. Luego unos abdominales, saltó un poco a la comba, carreras cortas y finalmente ejercicios de yoga para relajarse. Cuando terminó recogió todo y se fue directo a su habitación para una ducha, y prepararse para desayunar.

Y Rodrigo había tenido el privilegio de ver entrenar a Laura, no era su culpa haberse despertado tan temprano esa mañana. Cuando fue a abrir la ventana, estirándose en el proceso tuvo la grata sorpresa de verla allí, justo enfrente de su ventana, ajena a todo lo demás que no fuese hacer deporte. Se paso una media hora viendo cómo Laura se relajaba haciendo posturas casi imposibles para el resto de las personas. Aunque estaba un poco lejos podía ver perfectamente que llevaba un top negro, unas mayas blancas y unas zapatillas blancas.

Y su largo pelo estaba sujeto en una cola, de la que se escapaban pequeños mechones. Cuando ella terminó y recogió sus cosas, se miró a sí mismo hacia abajo y dijo murmurando:

-A mi también me toca una buena ducha.

No supo cuanto tiempo estuvo bajo el agua pero tuvo que ser bastante porque uno de sus compañeros subió las escaleras para ir a recoger su uniforme, y por lo general se levantaban media hora antes del desayuno. Salió de ella, y se secó, por suerte se había llevado el uniforme consigo, aquello le daría más tiempo para salir y que sus compañeros no se topasen con la latente erección.

Cuando estaba saliendo de la habitación, Edgar, su mejor amigo le preguntó:

-¿Qué onda? Casi te ahogas con tanta agua.- le dijo recostado al lado de otra de las habitaciones, había decidido esperarlo afuera.

-No es nada -dijo Rodrigo esquivando su pregunta, e intentando no recordar el motivo que lo había retenido allí, más tiempo del necesario.

-Ya seguro, otra vez te habrás levantado con ganas de estar con Julieta -dijo él en voz baja pero con un tono pícaro.

Y Rodrigo recordó como había estado liberándose de aquella sensación que había provocado el solo ver a Laura haciendo ejercicio. Pero cuando por fin estaba relajado su mente le jugó una mala pasada, había cerrado los ojos y al volverlos a abrir tenía delante de él a Laura con el pelo mojado echado hacia atrás, pero sobre todo estaba desnuda. Él la había recorrido con la mirada mientras ella se acercaba con su andar tímido, pero sonriéndole y esta vez sin desviar la mirada. No, esta vez, ella lo miraba a él de una manera que casi podía ver fuego en su mirada. Miró esos pechos que solo hicieron que se endureciera más aquella parte de abajo, las tenía de un tamaño perfecto, pensó que si alargaba las manos cabrían perfectamente en ellas. Sus pezones le incitaban a pellizcarlos, lo tenía hipnotizado. Su mirada bajó más, su vientre estaba plano y parecía tan suave, siguió bajando y se encontró con su pubis completamente depilado, no había ni un solo pelo en él. Podía ver cómo su clítoris estaba ya hinchado y rojo, ella deseaba tenerlo dentro de sí misma. Y su andar paró justo en el momento en el que sus partes íntimas rozaron. Ella soltó un gemido tan delicioso y tan frágil, él soltó un gruñido.

-¿Por qué no me haces tuya ahora, Rodrigo? -esas fueron las palabras que lo despertaron de su ensoñación. Cambió la temperatura del grifo y dejó de pensar en ella.

-Bueno si no me quieres contar, está bien -dijo Edgar haciéndolo volver al presente -Oye -le dio un codazo, Rodrigo alzó una ceja dándole a entender que lo estaba escuchando -¿Has visto a la nueva, la de tercer año? -Rodrigo asintió con una expresión neutral tratando de esconder sus pensamientos. -¿Qué te parece?