Capítulo Séptimo

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Caminos Divididos

Entonces. ¿Con tus hermanos podremos detener a Ten? -preguntó Brad-. No tenía idea de nada de eso.

Pues no prometo nada -respondió Sombrerero riendo-. Tengan en cuenta que Ten es así de poderoso sin el uso exagerado de Runas.

Pero tu pudiste vencerlo ese día -interrumpió Alicia, pensativa-, lo venciste una vez y aun ahora puedes vencerlo.

Eso es algo obvio -respondió Sombrerero-, pero no pienso luchar de vida o muerte contra el muchacho al que crie como un hijo.

No es necesario matarlo -dijo Alicia-. Mi hipótesis es la misma que la de Lux, si detenemos a Ten podremos quitarle todas esas locuras de la cabeza. Debe estar siendo controlado de alguna forma.

¿Cómo lo sabes? -preguntó Sombrerero con un brillo extraño en sus ojos.

La maldad que reside en él es mínima -respondió Alicia-. Puedo sentir el aura de las personas desde que llegue -agregó al notar que todos la miraban de forma extraña-. En comparación hasta tú eres más malo que el -dijo a Sombrerero.

Interesante hipótesis... pero no creo que salvarlo sea posible -dijo Sombrerero moviendo las manos y riendo-. El es oscuridad, yo siempre lo supe y la reina siempre lo supo. Me lo advirtió, pero no le hice caso, yo quise cambiarlo -Sombrerero hablaba demasiado rápido.

Árbol que nace torcido... -murmuró Lux.

En fin -dijo Sombrerero lanzándole una mirada de desaprobación-. Fue una buena charla, pero debo irme.

Yo también debo irme -dijo Moira de pie en la puerta-. Tengo algo que hacer.

¿Hace cuanto estas ahí? -preguntó Sombrerero.

Hace poco -respondió Moira-, llegue para escuchar el final de la historia.

¿A dónde iras Moira? -preguntó Lux-. Estas consciente de que Ten es un traidor. ¿Cierto?

Si lo que insinúas es que iré con él, te equivocas -respondió Moira con bastante aspereza-. Voy a lo mismo que el -continuó mientras señalaba a Sombrerero-. Necesito hacerme más fuerte.

¿Puedes hacerte más fuerte? -preguntó Alicia asombrada.

Mis habilidades están al mínimo -respondió Moira-. La oscuridad nos supera en números y en fuerza, me necesitarán si piensan hacerle frente.

Entonces yo haré lo mismo -dijo Lux-. Creo que algunas runas no me vendrían mal.

No trates de excluirme -interrumpió Brad.

Voy con ustedes -dijo Alicia-. Quizá no sea tan valiente como mi abuela, pero no pienso irme ahora que la cosa se puso fea.

No sé hasta qué punto tu ayuda sea posible, Alicia -dijo Sombrerero-. No sé cuanto falta para que tu estancia aquí termine, y tampoco sé cuantos años en Emnir harán falta para tu regreso. Además -continuó-, la guerra está próxima creo yo.

Un joven entró agitado a la habitación.

Señor -dijo a Sombrerero-. La chica con quien escapó el ex capitán Ten está abajo y solicita su presencia.

Todos bajaron rápidamente. Lux tenía a Hellebore en la mano. Cuando abrieron la puerta vieron a Liselle, de pie junto a su enorme caballo gris y con su melena castaña brillando a la luz del sol.

Su majestad: La reina Negra, pauta una guerra que decidirá el destino de Emnir para dentro de seis u ocho años contados desde el próximo -dijo Liselle al ver a Sombrerero-, la reina supone que aceptaras con mucho gusto esta y nuestras otras reglas para el combate definitivo.

El Levantamiento de la OscuridadWhere stories live. Discover now