Días Oscuros

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Podía sentir los aromas y ruidos del lugar donde estaba, pero todo estaba completamente oscuro. No recordaba que había sucedido desde que había perdido la consciencia, pero era claro que no estaba en mi instalación. Sentía a personas caminando a mi alrededor, susurrando cosas que no eran fácil de entender y de algún modo, me sentía observada. La idea de haber quedado ciega me aterraba, aún si no sabía cuál era la razón exacta de eso. Sin embargo, alguien encendió una vela a pocos metros de mí. La luz hirió mis ojos, aún así me sentí contenta de no haber perdido la visión por completo. Tal vez podía ver un poco, pero las formas eran borrosas. Tratando de comprender en dónde estaba, empecé a palpar con mis manos a mi alrededor.  Intenté levantarme, pero mi cuerpo no respondió.

Había comenzado a desesperarse y hablar con fuerza para pedir algo de ayuda. Sentí a personas acercándose a mí, sujetando entre varios para llevarme a otro lugar. Me cubrieron la cabeza con un tipo de tela rugosa y seguí escuchando sus pasos hasta que sentí calor en mi piel, habíamos salido. Lo único que pasó por mi mente fue maldecir. Luego de un corto recorrido, volví a sentir frío seguido de un ligero hincón en el brazo. Esa vez, nadie habló. Solo podía percibir sus respiraciones que ponían mis nervios de punta. Luego de aquello, volví a quedarme dormida.

— Sybille, dime algo —La voz de Greta resonaba en mi cabeza. Por un momento pensé que estaba soñando hasta que sentí que me sujetaba de la mano.— De repente te desmayaste, y luego te llevaron

— ¿Habrán experimentado conmigo? —Abrí mis ojos para visualizar a una Greta con el rostro borroso.— No estoy segura si esa bebida que nos dieron me causó esto... ¿Recuerdas la expresión de esa persona?

— Todo puede pasar en un sitio como este, al menos te trajeron de vuelta

— Fue lo mismo que Nora, así que no es tan reconfortante esa oración  

Luego de aquella corta conversación, la oscuridad me volvió a consumir. Por todos los rincones de la instalación podía escuchar risas, llanto, gente caminando, gritos y disparos. No sabía si me mantuve despierta toda la noche o al final llegué a dormir. No era sencillo descifrar el tiempo hasta que sentí los rayos del sol sobre mis ojos y piel. Aunque no veía bien, el ardor era insoportable. De manera muy torpe cubrí mi rostro con la dura almohada, pero aun así sentía los rayos del sol encima de mí, quemando.

Me levanté inesperadamente de un brinco de la cama, aún completamente oscuro. Respiré con la intención de calmarme y concentrarme para encontrar la realidad. No tenía idea si era un sueño o en verdad estaba sucediendo, ni siquiera recordaba si había ingerido algo de comer. Me abracé a mí misma y sentí un terrible dolor. Era como si me hubiera quemado todo el cuerpo. Fue tanto la sensación de dolor que me desplomé al suelo gritando. Mientras me hundía más en la oscuridad, sentí que me  sujetaban entre varios y me pusieron un trapo en la boca para callar mis gritos. Cuando deje de hacerlo, lo sacaron y vertieron un líquido amargo en mi paladar. Intente botarlo, pero me sujetaron con fuerza hasta que lo tragara. Tuve miedo de la procedencia de aquel amargo líquido, en mi situación, podría tratarse de cualquier cosa.

A la mañana siguiente, por así decirlo, mi visión se aclaró un poco más. Aún  seguía en la instalación así que llamé a Greta, pero ella no apareció salvo una pequeña persona. Felicia. Iba a decirle algo, pero no emití ningún tipo de ruido. Cuando volví a pestañear, ya no estaba ella sino una persona alta con una contextura gruesa. EL primer pensamiento que tuve fue el de mi padre, pero era imposible que sea él. Hubiese sido grandioso si él estuviera ahí, aunque dejó todo muy en claro aquel día. Otra vez cerré mis ojos, y la sombra desapareció una vez volví a abrirlos. Sentí que sucedía algo en mí. No había ningún tipo de ruido, todo estaba desolado y pensé por un momento que todo había acabado. 

Pasaron unas horas, y empecé a tiritar de frío. Tenía dolor de cabeza y mi respiración se volvió lenta y torpe. Todo se volvió oscuro, algunas veces veía luz y el rostro familiar de Greta o Felicia. Escuchaba voces en mi mente mientras estaba en algún lugar de mi inconsciente, voces que apenas se podían entender claramente. Raras veces veía personas que ya habían muerto como Nora, sabía que estaban muertos; pero aun así trataba de hablarles. De vez en cuando sentía Greta a mi lado hablándome, sin embargo, caía inconsciente con prisa. Por momentos creía que el final de todo, al menos para mí. Seguía sin encontrar alguna salida de aquella oscuridad de la que estaba atrapada por mucho tiempo. 


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