Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé. Recibí un telegrama del asilo: "Falleció su madre. Entierro mañana. Sentidas condolencias".
Estaba seguro de sentir tristeza cuando recibiera ese telegrama. Pero extrañamente me invade una paz casi indescriptible.
Después de años y miles de pesos en tratamientos médicos, charlatanes y “curas milagrosas”, supongo que nadie escapa de la inexorable obscuridad eterna. No niego que fue un calvario emocional al principio, pero con el paso del tiempo, fue degenerando en fastidio. Ver a mi madre, otrora fuerte, decidida y radiante, convertirse en poco tiempo en un ser decrépito, sin forma, invadido su cuerpo por tubos plásticos, conectados a máquinas de luces chillonas, postrada en un ambiente donde predominaba el olor nauseabundo del desinfectante… Me hizo, ya no pensar, si no desear que muriera… ¿Soy un hijo horrible por desear ello? Tal vez desde la perspectiva externa, lo soy, ¿Pero ellos qué saben? ¿Han lidiado con una situación similar, al menos por unos cuantos días? Mis hermanos no lo dicen, pero estoy seguro que sienten y piensan igual que yo.
Todo ello me hace reflexionar. ¿Mis hijos merecen pasar por lo mismo que yo? Dios, espero que no, los amo mucho para que terminen aborreciéndome en mi fase terminal. Si, todos deseamos una muerte tranquila y rápida, pero dios no cumple caprichos ni endereza jorobados. Dios es despreciable por esa forma de actuar, por ello, cuando muera y lo encuentre cara a cara, pienso escupirle el rostro (si en verdad existe).
Escribo esto mientras observo el brillante cañón de la pistola calibre 22 que tengo en el buró junto a mi cama… Tal vez esa es la solución… Sin sufrimiento para mis hijos o mi esposa… el brillo me hipnotiza…
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El Oscuro Insomne
Short StoryColección de microrrelatos que surgen de los recovecos oscuros de mi mente nihilista. Crédito a @ReaperRM por la portada ❤️