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—Oye... Esto no puede ser posible, solo puso un pie fuera, ¿Otra vez es como lo de Mario Zucchero? Porque iré a matar a ese bastardo. —El moreno tragó saliva, le temblaban las manos.

—Narancia no la detecta en sus radares, no la vi por ningún lado y no tiene caso que abra cerraduras, debe ser un stand enemigo. Protejan a Trish. —Chasqueo la lengua. —Es una orden. —Se resignaron, ella estaría bien, tenia s u stand, su caja, esa caja impenetrable, podía usar su mímica, podía defenderse, más era ella, asustadiza y claramente nerviosa, podría estar muerta de miedo en esos momentos, incluso podía estar ya muerta, no querían pensarlo, no iban a desobedecer ordenes tan específicas. Diez largos minutos en silencio pasaron, diez malditos minutos, donde nadie sabia nada ni siquiera podía ordenar sus pensamientos, ¿Su primera amiga estaba muerta? Pensó Trish.

La puerta fue tocada asustando a todos ahí, Buccellati ordeno con señas que se detuvieran y guardaran silencio, después ordeno que apuntaran por si algo se salía de control. Abrió la puerta y la mujer se desplomo en el suelo, cabellos color rubio y sangre por todos lados, Narancia se puso frente a Trish para evitar que mirara. Su brazo estaba completamente roto, en zigzag.

—Tuve que dispararle. —Al escuchar la voz de Zia se quedaron perplejos, esta lanzo el arma al suelo y entro, también sangraba y parecía tener heridas de bala y mucho más que solo eso.

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—Tomaré aire fresco. —Salí por la puerta y me estiré unos momentos apretando los ojos, relajando mis músculos.

—No puedes salir. —Escuche la voz de Buccellati.

—Lo sé, ya vuelvo adentro. —Me gire para regresar, al abrir los ojos me encontraba en un espacio en blanco. Frente a mi había figuras blancas, parecían un dibujo que solo tenían una línea, parecían fantasmas. Llamé a mi Stand fallando, más figuras fantasmales y pachoncitas aparecieron, todo estaba completamente en blanco.

—Al fin las dos solas. —Me gire nuevamente hacia donde provenía la voz, era una chica rubia, de ojos grises y el cabello trenzado, tenia unas marcadas ojeras bajo su rostro y un par de pecas. De su bota saco una pistola y me apunto, levante las manos en son de paz asustada. —Así me gusta... Que sientan miedo... Es excitante saber que tu enemigo esta asustado. —Se acerco hasta mí y comenzó a rodearme, yo me seguía preguntando donde estaba Mr. Mime.

—¿Eres de los traidores? —Me atreví a preguntar, si lo era entonces asesinaría a Trish. Entonces mi misión de protegerla fallaría, no podía permitírselo, jamás.

—Supongo. —Se alzó de hombros mientras apuntaba el arma a mi cráneo, no me mataría, si lo quisiera ya lo hubiera hecho, y por supuesto todos deben saber el uso de mi stand, debo ser le primer objetivo de todos, así no podré proteger a Trish ni a nadie. —Entrégame a la mocosa. —Guarde silencio, jamás lo haría. Me golpeo con el culo, de la pistola, sentí palpitaciones de dolor, no lo hizo muy fuerte. Tenía dos opciones a que me disparara o quitarle la pistola y dispararle. Analizando su complexión física, se miraba débil, su piel era demasiado blanquecina, era delgada, bastante... ¿Anémica? Si mi análisis a simple vista no me fallaba le costaría mucho moverse. Comenzó a rodearme sin dejar de apuntar el arma contra mí, si las películas de acción que miraba con Abbacchio no me fallaban, desviar el arma hacia un lado y luego taclearla funcionaba, es muy probable que la suelte. Pero hay un problema... ¿Por qué me basaría en películas de acción? Esos trucos solo les salían a los chicos, tienen una excelente movilidad, es cierto que mi musculatura había aumentado estando con misiones a ellos, me dedicaba atrapar al objetivo y tenia que correr bastante, jalarlos e inmovilizarlos, pero sin la ayuda de mi stand era muy difícil hacer eso, ¿Podría ganar tiempo?

F O R E L S K E T [Pannacotta Fugo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora