25/Marzo

700 80 34
                                    

En algún punto de esta historia...

Me desperté muy temprano en la mañana para poder cocinar, ya estaba todo el desayuno hecho y aun era temprano, los rayos del sol apenas iluminaban la cocina. Tome la bandeja y acomode cuidadosamente cada cosa, la tome y me dirigí hacia el segundo piso; al principio me dio miedo subir las escaleras y tal vez tirar algo pero logre pasar todo sin derramar nada.

Torpemente abri la puerta tratando de no hacer ni un sólo ruido, camine por el pequeño departamento hasta llegar al cuarto de quien sería esta sorpresa. Ingrese a la habitación y lo vi dormir tan pacíficamente, su cabello estaba hecho un desastre y parecía que en sus sueños estaba enojado, su ceño ligeramente fruncido me pareció adorable. Deje el desayuno en la mesita de noche a su lado e inhale aire, mis pulmones se llenaron de este y he de admitir que estaba nerviosa.

- ¡Feliz cumpleaños a ti! - Exclame, Abbacchio se asusto y despertó poniéndose en guardia. Su mirada se a liviano al verme. - Feliz cumpleaños a ti... Feliz cumpleaños mi lindo Abbacchio... Feliz cumpleaños a ti... - Mis mejillas se tornaron rojas y el tono de mi voz fue bajando por la vergüenza, desvíe la mirada. Tome el valor necesario para ponerme frente a el y plantar un beso en su frente.

- Que grata sorpresa. - lo mire a unos excasos centímetros de mi cara, sus brazos apricionaron mi cintura y me aferró a él lo que me obligo a sentarme sobre su regazo. - Pero los besos no van ahí. - Hundió su rostro en mi cuello y clavícula, la sensación que sentí después era extraña, sabia que sus labios besaban continuamente mi cuello y yo no lo evitaba para nada. Lentamente fue subiendo hasta llegar a mis labios donde yo gustosa seguí aquel apasionado beso, lo abrace por los hombros y me hundí en aquel deseo.

No eramos prácticamente pareja... Solo algunos besos por aquí y por allá... Toques por aquí y por allá... Aunque necesitábamos pronto serlo, no podíamos continuar así escondiendo lo que probablemente todos saben.

Sus labios eran tan adictivos que no podía evitar dejarlos, gemi inconsientemente...

- Eso me gusta... Hazlo otra vez... - Murmuro, morí de vergüenza, entonces Abbacchio no dejo de besar partes que me parecían placenteras para que solo pudiera imitar ese sonido. Salio un par de veces pero al momento en que salió uno lo suficientemente fuerte para que todos en el edificio se dieran cuenta cubri mi boca, sus manos hurgaron bajo mi camiseta acariciando lugares inimaginables que me hacían sentir un inmenso placer.

Sus traviesas manos se fueron bajo mi pantalón y apretarpn mi retaguardia, me sentía caliente.

- Espera Abbacchio.. ¡Ah! - Mordió mi cuello. Me arrinconó contra la cama para después seguir jugando con aquellas manos insensatas que me provocaban mucho placer, era muy tremprano, la puerta estaba abierta y yo era muy ruidosa, él no parecía darse cuenta.

- ¿Esto puede contar como mi regalo? - Su ronca voz me excitaba, ¿Por que tenia que gustarme tanto?, no me podía negar a él.

Antes de desvestirme Bruno llego a la habitación y se menos quedo viendo, nos quedamos helados, si había un límite de rostro rojo yo ya lo había superado. El corazón me bombardeaba a mil y no dejaba de mirarnos.

- ¿Que haces aquí Bruno? - Se alejo de no, me quede tumbada en la cama sin quitarle la vista a el chico.

- ... A todos nos despertó el primer... ¿Gemido? - Esquive a todos y salí huyendo se ahí, baje las escaleras casi de un salto y corrí hasta la cocina para continuar horneando intentando bajar la vergüenza.

- ¡No oigo no oigo soy de palo tengo orejas de pescado! - Exclame varias veces indicándole a todos que no quería que me hablaran para nada.

Después de unas cuantas horas ya estaba calmada, terminaba de decorar aquel enorme pastel que me había tomado tanto tiempo hacer. Narancia estaba a mi lado lamiendo la olla donde batí la mezcla y Fugo me ayudaba a limpiar.

- ¿Sigues sin escuchar? - Pregunto Narancia, metió la mezcla homogenia a su boca, negué, ahora era todo oídos. - ¿cuando comeremos pastel?

- Pronto. Aun esta caliente. - Me di cuenta de que se quedo con las ganas de decir algo, pero no pude deducir que, solo se río y negó, ¿Que le sucede? - Narancia, deja de comer eso o te dolerá el estomago.

- Pero no quiero. Esta muy rico. - Parecía un niño pequeño, entonces lo trataría como uno.

- Narancia, deja de comer eso. Si lo sigues comiendo no quiero que te estés quejando. - Me cruce de brazos. - ¿O acaso aun eres un niño? - A el no le gustaba que le dijeran un niño, pero yo me divertía haciéndolo, aunque es malo de mi parte.

- Haz caso a tu mamá - Se burlo Fugo.

- Cállate idiota. - Siguiendo el juego abrace a narancia y me esteuje contra su mejilla.

- ¿Que acaso no soy tu mamá?, Yo siempre te cuido cuando te enfermas te curo cuando estas herido, y te quiero mucho. - No dejaba de revolcarse insistiendo que lo soltara.

- Ya Zia, sabes que no me gusta que me abracen. - Tal vez ni le gustara pero estoy segura de que siempre lo necesitará. Volví al trabajo de decorar, ya estaba listo. Abbacchio se había ido con Bruno a quien se que a hacer no se qué; deberían volver mas tarde.

Y esperé... Y esperé... Esperamos y esperamos... Llegaron demasiado tarde. Ya nos habíamos comido el pastel... Nah mentira, no los deje comérselo.

Volvimos a cantar feliz cumpleaños, tobera la que con mas animos lo hacia, antes de que pudiera tocar el pastel todos lo levantaron y hundieron su cara dentro de este, se había molestado, su ceño fruncido se notaba tras ese montón de betún.

No grito ni nada, solo se conformo y lo comió. Debía estar "feliz" y entre comillas por que pronto se vengaría y sufririamos mucho.

Después de risas y algunos intercambios de regalos la noche cayó, estaba limpiando todo el desastre que habíamos hecho, y esta vez estaba sola. Ya casi había terminado por lo que un bostezo no se hizo esperar de lo tarde que era, escuche unos pasos pero no le di importancia, debía ser uno de los chicos que quiere pastel a hurtadillas a las dos de la mañana.

Me abrazaron por la espalda y nos mesimos como si fuera un baile lento, sabia de quien se trataba. No me dejo verlo para nada.

- Deberías dormir conmigo... - Mi cara se piso roja. - Aun me debes mi regalo.

- Pero ya te lo di. - Le había regalado un bonito reloj, lo había comprado con unos cuantos ahorros.

- No me refiero a ese.

Jesús, Maria y José alguien salveme.

De un segundo a otro todo se volvió candente, como hace unas horas donde la excitación se fue a niveles estratosféricos y fuimos apagados por Bruno.

Era la primera vez que en verdad llegábamos a algo más.

.
.
.
.
.

Como ya sabrán, soy súper fan de Abbacchuo, tenia planeado subirlo mas temprano pero me agarre el Halo Retas y estuve toda la tarde, ahora son las 22:00hrs y aun no comienzo tarea. Espero acabar para las 00:00 ;v.
Las veo el viernes.

Mugre especial todo kk

F O R E L S K E T [Pannacotta Fugo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora