I

2.4K 207 10
                                    

...

Steve soltó un largo suspiro mientras metía en la mochila una cajita de juego de manzana junto a un sándwich de pavo envuelto en una bonita servilleta color azul y guardado en una bolsita de plástico. Sus manos estaban temblando, no podía creer que se iba a separar de su pequeño esa tarde, no era como si Peter no fuera a regresar en un par de días, era solo una visita a su otro padre, padre que no había conocido hasta hace apenas un par de semanas atrás después de casi cinco años de silencio ¿qué podía salir mal?

"No puedo hacerlo..." Steve dejó en paz la mochila y la hizo a un lado mientras pasaba una de sus manos por sus cabellos. "No puedo hacerlo Bucky, no puedo dejarlo ir."

Steve le dedicó una mirada cargada de tristeza a su hermano mayor y este no hizo nada más que acercarse para darle un par de palmadas en la espalda. Bucky sabía por lo que su hermano estaba pasando y sabía que gran parte del problema de Steve no era el hecho de que Peter tendría que pasar un fin de semana con su otro padre, si no el hecho de tenerlo de nuevo en su vida. Sí fuera posible y tuvieran el dinero para hacerlo, Bucky se hubiese llevado a su pequeña familia lejos de Nueva York, lejos del peligro y de los fantasmas del pasado que los acechaban, pero la vida no era perfecta y por más que lo deseara no significaba que su deseo se fuera a hacer realidad.

"Sólo son dos días Steve, Peter estará de regreso el domingo por la tarde... todo saldrá bien."

Bucky le dijo y Steve solo asintió.

"Dos días." Repitió como si aquellas palabras fueran una promesa. "Ese fue el trato, dos días..."

.

Su vida había cambiado tres meses atrás, cuando un investigador privado había tocado a su puerta preguntando por Steven Grant Rogers y su hermano mayor. El alma se le había escapado del cuerpo en cuanto el investigador le había dicho porque estaba ahí: Anthony Stark. El hombre solo había que tenido que mencionar aquel nombre para que Steve perdiera el control sobre sí mismo, para todas las memorias y sentimientos que tenía resguardados en lo más profundo de su corazón regresaran a él como si toda aquella aventura hubiese pasado apenas ayer.

El hombre se había presentado como Bruce Banner, íntimo amigo de la familia Stark. Le había mostrado su identificación y un par de fotos junto a Tony. Steve se quedó mirando la foto por un par de segundos más de lo debido y un suspiro había escapado de sus labios, Tony seguía igual de perfecto que la última vez que lo había visto.

"El señor Stark no desea interrumpir en la vida normal que tienes aquí, pero un artículo sobre su vida privada ha salido a la luz." Bruce le extendió una revista que llevaba en la portada la foto de Tony, María, Howard y en letras muy grandes el título de «La vida secreta de los Stark» y hablaba sobre como la muerte de Howard Stark había afectado a los negocios de la compañía y como su hijo mayor no había movido ni un solo dedo para arreglar la imagen de Industrias Stark, además de su vida loca y despreocupada y todas las conquistas que había tenido en los últimos años.

"El articulo salió a la venta el día de ayer y nuestros abogados están trabajando para arreglar esto, pero creo que no va a ser suficiente." Bruce le dijo mientras dejaba que Steve hojeara la revista. Sus dedos pasaron suavemente por el retrato de María, que a pesar de los años transcurridos, la mujer seguía viéndose igual, toda una perra. Steve rió para sí mismo ignorando sí Bruce pensaba que se le había zafado un tornillo pero es que había comprobado algo que ya sabía pero jamás se había atrevido a admitir: seguía odiando a esa mujer.

"Entiendo que T—" No, no iba a decir su nombre. "que Anthony esté en apuros pero... ¿qué tengo que ver yo aquí?" Steve dijo mientras le entregaba de regreso la revista al hombre pero este simplemente negó.

Here With MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora