VI

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El año nuevo estaba a unos escasos minutos de llegar a Nueva York. Y podía notarse por el alboroto de la gente que corría de un lado a otro muy agitada o que simplemente estaba paseando por la ciudad o esperando muy atenta cerca de Time Square para el evento tradicional que año con año tenía lugar en esa plaza.

Steve estaba maravillado, después de todo, las fiestas decembrinas eran sus favoritas. El omega amaba el aire frío sobre su rostro, la sensación de humedad de la suave nieve que caía cuando nevaba y la calidez de su hogar por la llegada de tan bellas fechas, pues con ella, también regresaban las memorias de su infancia.

Las maravillosas tardes que pasó junto a sus padres y su hermano mientras montaban el árbol de navidad y las decoraciones por toda la casa, cuando él y Bucky hacían muñecos de nieve después de una noche nevada, las veces que su mamá horneaba galletas de jengibre y Steve tomaba a escondidas un par para él y su hermano y las comían juntos en el ático de la casa. El invierno podía parecer una temporada muy fría pero para Steve siempre sería cálida si tenía a su familia alrededor.

Había pasado casi una semana desde su encuentro con aquel alfa que bondadosamente le había dado doscientos dólares por su trabajo. Steve había quedado embelesado con la presencia de Tony. Unos preciosos ojos color gris, cabello color chocolate y una sonrisa que hacía que el mundo se sintiera un lugar en el cual valía la pena estar.

Steve le había contado a Natasha y a Bucky su pequeña aventura en el parque y los dos se quedaron anonadados por la manera en que el omega hablaba, como si aquel alfa fuera la octava maravilla. Steve estaba seguro que jamás lo iba a volver a ver... la gran manzana era una ciudad llena de gente de muchas partes del mismo país o del mundo. El omega no sabía si Tony vivía en Nueva York o era uno de los miles de turistas que se encontraban de visita por las fiestas. Medio había escuchado decir a la chica que dibujó mencionar algo de Londres. Tal vez para este día, el alfa ya estaba de regreso en su hogar con su familia y muy probablemente con quien sea que fuera su omega. No podía ser posible que alguien como él no estuviese ocupado.

Steve suspiró dejando que el recuerdo del alfa se disipara de su mente y se apresuró para seguirle el paso a su hermano y sus demás amigos que ya iban muy adelantados.

Natasha y Bucky habían insistido en ir a Times Square para recibir el año nuevo junto a los miles de neoyorkinos y los turistas que se reunían ahí para ver la bola de cristales que descendía para anunciar que el año nuevo ya estaba ahí. Por un momento Steve había preferido la comodidad de su hogar y el calor de la chimenea mientras veía el evento por la televisión, pero en cuanto la noticia se corrió entre todos sus amigos, el omega pensó que tal vez era una buena idea salir de casa y disfrutar de todo el escándalo que la maravillosa ciudad les ofrecía.

"No sé ustedes pero a mí me está dando hambre." Clint dijo muy consternado. El beta era medio hermano de Natasha y justamente había llegado a la ciudad una semana atrás para pasar navidad y año nuevo junto a ella y por supuesto, para conocer a Bucky. Clint estaba un poco receloso de que el alfa se hubiese lanzado tan rápido sobre su hermanita y tenía que ver con sus propios ojos que Bucky era bueno para ella.

"No seas payaso ¡acabamos de comer en casa!" Sam le dio un golpe en el hombro y Clint le regresó el trancazo al otro beta sin dudarlo.

"Comida china ¿Quién rayos cena comida china en el último día del año? Sí quería comer basura, debí quedarme en casa con mamá y el imbécil de su novio." Clint se quejó.

"Oh vamos, cuando regresemos a casa comeremos lo que cociné." Steve dijo y Clint se aventó a abrazarlo mientras hacía a un lado a Sam quien solo soltó un bufido de descontento.

Here With MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora