Parte 18

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Draco sintió como si le hubiesen dado con un bate en la cabeza. Todo giraba a su alrededor y los latidos que sentía en sus sienes no le permitían escuchar nada más. ¿Acaso Pansy había dicho que...? Sí. Así era. Lo había dicho, y el muy idiota no era capaz de hilar ninguna frase. Ni siquiera su instinto de serpiente le ayudaría a disimular tan terrible verdad, era demasiado tarde y ya había sido descubierto.

A diferencia de lo que imaginaba, Pansy se preocupó mucho al notar que su amigo había dejado de caminar y que se agarraba la cabeza como si de repente lo hubiesen noqueado. Es verdad, cuestionaba la situación en la que él se encontraba, pero dado el estado que presentaba el rubio, sabía que lo mejor era no hacer juicios morales y tomar las cosas con un poco de humor.

—Tranquilo Draco, no voy a llamar a la ONU... —intentó decir en un tono gracioso, que claramente no fue captado por Draco.

—Pans... él es mayor de edad... y...

—¡Ja! Así que te gusta de verdad... ay Draco... por Merlín... —Pansy notó que la cosa iba en serio, y su tono se volvió sombrío en segundos, a pesar de sus esfuerzos por no hacer sentir mal a su amigo— puede que sea mayor y todo... pero Draco... podría ser tu hijo... bueno y es el hijo de Potter... ¡de Potter!

Draco se limitó a responder con una mueca. Obviamente su amiga tenía razón, y él lo sabía, y le dolía saberlo, porque decirlo así lo hacía más real, y mientras más real eran sus sentimientos por ese chico, más imposibles eran. Lo mejor era salir de ahí. Ya ni siquiera era capaz de mirar a su amiga, o quizá ex-mejor amiga a la cara, porque por muy absurdo que sonara en su cabeza, ni siquiera estando al lado del Señor Tenebroso había sentido tanta vergüenza de si mismo. En ese minuto no pudo seguir caminando, sintió un mareo tan grande que pensó que caería en segundos al suelo, pero logró sostenerse contra la muralla ¿Cómo era posible que se estuviese volviendo tan débil? Simplemente había visto a Albus, había pasado mucho tiempo desde aquellos confusos sucesos, y posiblemente el chico Potter ni siquiera lo recordaría. Posiblemente habría salido con más chicos, o chicas, quién sabe, y todo era una gran exageración de su mente, el clásico Drama Malfoy... En eso notó que Albus corría tras de ellos con la chaqueta que Pansy había olvidado en el local. No podía ser verdad. Ojalá se hubiese caído y quedado inconsciente en el piso, así al menos se ahorraría la vergüenza: Ahora Albus va a pensar que soy un viejo patético, pensó.

En cuanto Albus notó que Draco casi cae al suelo se preocupó de inmediato y apuró aún más el paso.

—¿Te encuentras bien, Draco?

—Draco... —pensó Pansy. No mucha gente solía llamar a su amigo por su nombre.

Albus notó la mirada juiciosa de Pansy, así que le extendió su chaqueta para disimular.

—Señorita Parkinson, dejó su chaqueta... que suerte que los alcancé... —le extendió la prenda a la mujer y siguió— ¿Está todo bien?

—Si, Albus, está todo bien, no te preocupes... Draco se sintió un poco mal, ha tenido mucho trabajo, eso es todo... Bueno y yo también, por eso ando dejando mis cosas en cualquier parte... —respondió Pansy con cierta tranquilidad, aunque no logró convencer del todo al Potter.

—Bueno... yo debo volver al trabajo... espero esté todo bien... si necesitan algo... bueno, adiós —Albus se fue rápidamente, la situación estaba bastante incómoda, y si bien moría por saber que le había ocurrido a Draco, no quería mostrarse tan preocupado ante Pansy.

—Pansy... —Draco supo de inmediato que su amiga había terminado de atar todos los cabos sueltos. Albus lo había llamado por su nombre, su mirada de preocupación, hasta él había visto el amor en esos ojos... o al menos eso quería creer, aunque ¿para qué?, solo para alimentar más esa pequeña llama recluida en lo más profundo de su corazón.

Albus volvió a su trabajo casi llorando. Hace tanto no se sentía así, así de idiota. No paraba de preguntarse por qué no había hecho nada más, quizá ofrecerle otro café a Draco. Tal vez debería llamarlo para saber... no, Draco no usaba teléfonos, al menos hasta donde él sabía. ¿Y escribirle una carta? tendría que hacerlo recién cuando llegara a su casa, y aún le quedaban horas de turno. Salió por unos minutos, pero vio que el rubio ya no estaba a la vista.

—Demasiado tarde, tonto —se dijo en voz alta, mientras volvía a la cocina.

—¿Demasiado tarde para qué, cariño? —le preguntó una preocupada Katy.

—No fue nada... o sea, ¿viste eso? —le dijo Albus encogiendo los hombros— ahora si que no sabré como olvidarlo, Katy... No puedo... Creí que podría, pero tan solo verlo, después de todo este tiempo... desearía —le dolía el pecho. Su amiga lo abrazó e intentó tranquilizarlo. Debían reanudar su trabajo o tendrían problemas con el supervisor, además eso lo distraería.

Tras terminar el turno, Albus caminó lentamente hasta el pequeño apartamento que arrendaba, a unas cuadras de su trabajo. No quiso que nadie lo acompañara. Necesitaba conectarse con su cabeza y su corazón, y la voz de Katy, a pesar de sus buenas intenciones, no le permitiría tal conexión.

Mientras caminaba empezó a pensar en todo... sí, era claro que aún no superaba a Draco, a pesar de lo estúpido que sonara, quizá debía ir a terapia, no había forma de que le gustara el padre de su mejor amigo, y solo porque él había sido amable con él y lo había besado, es más, sintió repulsión en ese momento, el aún no era mayor de edad, y si bien lo había disfrutado, Draco era un adulto, y no debía de haber hecho eso... quizá era por su estado de viudez, quizá se sentía solo... No, no puedes justificarlo —se volvía a repetir con cada pensamiento que intentaba comprender el actuar del Malfoy.

Tomó una pluma y comenzó a escribir, al principio dirigiéndose a Draco, pero terminó en un largo desahogo, casi una confesión. La mejor manera que encontró de ordenar sus sentimientos.

"Draco... después de verte hoy volví a sentirme como aquel día... Un día que, para bien o para mal no puedo olvidar. El sentir tus labios junto a los míos me hizo sentir muchas cosas, cosas que hasta antes, solo había sentido por una persona: Scorpius. A pesar de todo lo que siento, no podría bajo ningún motivo entregarme a todo esto, y es tan obvio... sé que lo sabes también. La verdad ignoro por completo lo que sientes, por qué hiciste lo que hiciste... siempre deseaste hacerlo? fue algo del momento? yo... no sé que pensar, no se como sentirme, no se si me pasaste a llevar, si esto fue un abuso... era casi un adulto... casi... y ahora que lo soy, ni siquiera se si estaría preparado para estar con alguien tan mayor... porque más que la edad tiene que ver con las cosas de la vida, tú has vivido tanto más... tienes un hijo, perdiste a tu esposa... yo soy solo un chico con un par de amigos del trabajo, que no tiene idea que hacer con su vida, viviendo siempre tras la fama de sus padres, de la personalidad deslumbrante de sus hermanos... no soy nadie, Draco... por qué me besaste Draco, si no soy nadie..."

Las lágrimas en sus ojos nublaron su vista y no pudo seguir escribiendo. Se recostó en su cama y se durmió. Al día siguiente despertó de un salto, por suerte sin recordar lo que había soñado, y salió corriendo al café. 

En las tardes trataba de salir con Katy, ir a comer, hasta visitar un par de veces a la semana a sus padres, todo con tal de no pensar en el rubio de ojos grises. Así pasaron semanas, meses, en los que la carta que comenzó quedó sepultada debajo de un montón de libros y otros papeles, igual que sus sentimientos: ocultos, pero siempre presentes.

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Hola a todes, la verdad disculpen la tardanza, he estado con tantos cambios en mi vida, que no quería dejar botada esta historia :C ya tenía más menos un escrito de lo que quería. Gracias a los que siguen leyendo! Ahora trataré de publicar más seguido y darle el fin que se merece.

Qué les gustaría más? ver triunfar esta pareja? Quedo atenta a sus comentarios.

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⏰ Última actualización: Feb 28, 2021 ⏰

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