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Pensarían que estaría enojada por escuchar un zumbido incesante a una hora estúpidamente temprana en fin de semana, pero cuando gruño en la almohada y el aroma de Lisa me golpea y recuerdo el brazo que me abraza por la cintura, nada puede quitarme la sonrisa del rostro.

Recuerdos de la noche anterior vienen a mi memoria (como si no hubiera pasado toda la noche soñando con eso). Recuerdo lo deseada que me hizo sentir. Recuerdo el gesto en su rostro cuando me vio desnuda por primera vez. Recuerdo cómo me tocó, lo mucho que disfrutó tocarme. Y luego recuerdo cómo todo se dio tan naturalmente entre nosotras después de eso: lavarnos los dientes juntas, meternos a la cama y Lisa tomándome en sus brazos. Sigo medio dormida y sonriendo sobre su almohada.

Pero ella aún no ha apagado esa jodida alarma.

- Lisa - le doy un codazo en el brazo, tratando de despertarla - Lisa - gruño un poco más alto.

- ¿Hmm? - responde adormilada, enterrando más su cara en mi nuca.

Me dormí acurrucada de frente contra su pecho y me desperté dándole la espalda, con ella abrazándome por detrás, como lo hizo aquella mañana que Jisoo nos atrapó. Su cuerpo apretado al mío y su brazo envuelto posesivamente en mi cintura.

- Alarma.

- ¿Hmm?

- Lisa, apaga tu maldita alarma.

- Sí, señora.

Lisa se gira un poco para apagar la fuente de mi molestia, la posición causando que su pelvis resalte y se pegue más a mi trasero; su erección mañanera haciéndose más prominente. Rápidamente apaga la alarma y colapsa otra vez a mi lado, aunque ya no me está abrazando, en lugar de eso se frota los ojos con pereza.

No pienso demasiado en el hecho de que ya extraño su calidez, su cercanía y sus brazos abrazándome con seguridad. Me doy vuelta, acostándome de medio lado.

- ¿Por qué tu alarma suena en fin de semana? - pregunto todavía irritada por haberme despertado tan temprano. Para de frotarse los ojos y se acuesta de medio lado, quedamos frente a frente. ¿No tienes que trabajar, cierto?

- A veces mi jefe me llama los fines de semana, pero hoy no. Hoy tengo otros planes - explica.

- Pero es muuuuuy temprano.

- Nini, son las 9am. Dormimos suficiente.

- ¿Qué? Tienes que estar bromeando. Vivo con dos niñas y aún así consigo dormir más los fines de semana - explico, tratando de ignorar el hecho de que con nuestra piernas entrelazadas, su muslo está muy cerca de mi sexo desnudo... y su pene también.

-Bueno, esto es probablemente lo más tarde que he de despertar, ¡así que mejor te acostumbras!

- ¿Que me acostumbre? ¿Estás implicando que esto de pasar la noche juntas va a ocurrir seguido? - provoco, sonriendo cuando sus mejillas se ponen rojas.

Mi sonrisa se quita cuando empieza a atacar mis costados con sus dedos, probablemente recordando de anoche lo sensible que soy. Soy sensible en otras partes también, pero ella convenientemente olvidó eso...

Pronto sus dedos me sueltan y yo me muevo, sentándome en su estómago, inclinándome a ella. De defenderme de ella, pasé a estar encima de ella, aprisionando sus manos una a cada lado de su cabeza. Claramente ella es más fuerte que yo, pero está sumisa ante mi defensa y mi posición sobre ella.

Me siento firmemente en su estómago y no hago ningún intento de moverme, en su lugar, observo lo hermosa que se ve. Sus ojos miel están más claros y su mirada es tierna, ya sea de felicidad o por cansancio. Su cabello oscuro suelto por toda la almohada y su pálida piel brilla por la luz del sol que se cuela a través de las cortinas. Me hace soltarle las muñecas y entrelaza sus dedos con los míos.

The Donor | Jenlisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora