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Con una taza de café en mano, escucho la alarma de un celular encenderse en mi habitación. Sabía que Lisa iba a programar esa cosa en fin de semana, siempre lo hace. Hoy se puede decir que estoy feliz de que lo haya hecho. Aunque solo han pasado 10 minutos desde que me levanté, el tiempo se ha hecho lento y esperar a que ella despierte ha sido horrible. La alarma se apaga y sé que ella probablemente se estiró malhumorada para apagarla y volvió a caer acostada perezosamente, estirando sus piernas y frotándose los ojos.

No escucho nada mientras camino por el pasillo hacia mi habitación. La puerta está cerrada y sé que Lisa está despierta, pero no escucho nada. Mi corazón late con fuerza conforme me acerco.

Escucho llanto: suaves sollozos.

Abriendo despacio la puerta mi cabeza y mi corazón están erráticos. Lisa se sienta en la cama con la cobija en su cintura, sosteniendo en su mano la primera foto de nuestro bebé. Su cuerpo tiembla al llorar, manteniendo los ojos en el ultrasonido. Ella escucha la puerta abrirse y finalmente me mira. Las lágrimas caen con más intensidad.

Con las mejillas húmedas y la cara roja, las comisuras de su boca empiezan a elevarse y finalmente sonríe. Los quejidos de llanto ahora vienen entre pequeñas risitas y su sonrisa, mientras las lágrimas siguen fluyendo. Lisa estira los brazos y sin dudarlo camino hacia su lado de la cama. Ella se sienta en el borde y me detengo entre sus piernas.

Lisa mantiene su agarre en la fotografía con una mano y con la otra se aferra a mi camiseta, descansando su frente contra mi estómago, llorando. Intento abrazarme a su cuello para acurrucarme con ella al empezar a llorar también. Momentos de silencio después, los sollozos de Lisa se detienen lo suficiente para que ella hable.

- ¿Esto es de verdad? - pregunta sobre mi estómago, dejando la foto cuidadosamente en la cama, aferrándose a mi camiseta ahora con ambas manos. Me separo lo suficiente para mirar hacia abajo, hacia esos húmedos ojos miel que me observan.

- Es de verdad - sonrío y le acaricio el cuello, masajeando entre sus cabellos. Cerrando los ojos, ella respira profundo y vuelve a apoyarse en mi estómago. Ya no está llorando, está riendo ligeramente - ¿Estás feliz? - asiente enfáticamente y desliza las manos bajo mi camiseta, alzándola para descubrirme el estómago y besarme la piel directamente.

- Wow.

Mi barriga se humedece y sé que ella empezó a llorar otra vez. Sus labios se presionan contra mi piel nuevamente y los deja ahí por un rato. Lisa cierra los ojos con incredulidad mientras los míos brillan con amor. Ella continúa besándome el estómago moviéndose por todo el área, haciendo que me ría al provocarme cosquillas con sus labios en mis costados. Ella ríe también.

- Amor, me haces cosquillas - lloriqueo. Las dos nos reímos cuando la alejo de mí tirando de su cabello desordenado con suavidad.

- Oh Dios mío - exhala, tirando de mis muslos para que me siente en su regazo - No puedo creerlo - sus ojos me miran muy abiertos y llorosos, con la cabeza ladeada. Se ve tan inocente y vulnerable para tener una vida tan loca. Pero ella nunca ha conocido lo simple, y ese es exactamente el problema.

- Yo tampoco. Aún lo estoy procesando.

Mis manos se deslizan de sus biceps a sus hombros y le doy un masaje. Lisa me mira y luego mira a la pared detrás de mí, todavía sin creerlo. Beso sus labios y la abrazo, apoyando la cabeza en su cuello, disfrutando del momento con mi novia.

- ¿Cuándo lo supiste?

Oh, joder.

- Cielo, no quiero que te enojes conmigo - digo, sin aflojar mi agarre a su cuerpo. Sus manos suben de mis muslos a mi cadera para empujarme y verme mejor, pero no se lo permito - Lo he sabido por tres semanas.

The Donor | Jenlisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora