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Por segunda mañana consecutiva, un sonido consistente y molesto me despierta. Miro alrededor de mi cuarto, buscando la fuente de mi grosero despertar, pero no encuentro nada. Me siento en la cama y me froto los ojos, inmediatamente sintiendo el frío aire de una mañana de primavera. El frío no me sorprende cuando veo que casi no usé ropa para dormir. Con mi cansancio, apenas me quedé en ropa interior y subí a la cama, quitándome el sostén poco después por que, ¿quién puede dormir con sostén?

Escucho el sonido otra vez y reconozco que viene de la puerta principal, alguien está golpeando razonablemente fuerte, pausándose entre cada uno. ¿Quién carajos podrá ser? Salgo de la cama y agarro la bata que cuelga de un gancho en mi puerta; miro el reloj, las 9am... un domingo.

Que alguien me haya despertado tan temprano en fin de semana me molesta más que tener que levantarme de la cama. Rápidamente me amarro la bata, me apresuro a la puerta y veo por la mirilla.

Lisa.

Por qué no me sorprende que sea su culpa que me haya despertado tan temprano los dos días libres. Me cruzo un brazo sobre mi pecho expuesto a través de la bata de satín y le abro la puerta a la chica.

- ¿Tienes idea de qué hora es? - le pregunto con molestia.

Lisa parece sorprendida primero por mi actitud y luego por mi apariencia. La bata transparente expone mi estómago y mi ropa interior.

- Eh, no realmente. Pero seguro que no es tan temprano.

- Son las 9... En domingo.

- Como dije, no es tan temprano. Solo pasé a traerte las cosas que dejaste en el auto - dejo de mirar su sonrisa encantadora y veo que trae mi iPhone, el Simba que me hizo y mi bolso que probablemente tiene dentro mi cartera y mis llaves - Estabas muy cansada anoche y dejaste todo - se ríe de mí cuando sonrío con cansancio - Pensé que ibas a necesitar estas cosas.

- A pesar de lo temprano que es, te agradezco por traérmelo todo tan rápido. Me habría dado un ataque de pánico si pensaba que había perdido mi celular y el bolso antes de recordar que los tendrías tú.

Agarro las cosas de sus manos, mi brazo deja de cubrirme el pecho, lo que no pensé que fuera gran cosa hasta que vi los ojos de Lisa ampliarse y mirar mi pecho expuesto sin discreción. Es una parte de mí con la que nunca estuve muy cómoda debido a su pequeño tamaño, pero con Lisa apreciándolos tan obviamente, por una vez me siento segura de mí misma. Sonrío y la dejo que me mire.

Me giro para poner las cosas en la mesilla de café, inclinándome a propósito para provocarla un poco más. Cuando vuelvo a ver a Lisa,  noto el rápido movimiento de su cabeza, viendo ahora hacia el pasillo, con la cara sonrojada, tratando de esconder el hecho de que me estaba mirando.

- ¿Tú qué haces despierta tan temprano, de todas maneras?

- Me desperté a eso de las 6 y fui a correr. Me duché y luego vine para acá - explica.

- ¿6? Lisa, voy a repetirlo, ¡es domingo!

- ¿Sí? Los domingo son para hacer las cosas.

- No, esos son los sábados, o entre semana.

- No, los sábados son para divertirse.

- Lisa, estás viviendo tus fines de semana de manera equivocada.

Ella se ríe, y por su falta de protesta, sé que gané esta discusión.

- Lamento haberte despertado tan temprano considerando que es un crimen en este hogar.

Me guiña y no puedo evitar pensar en lo malditamente sexy que se ve cuando hace eso.

- Va a tomar un poco más que eso para que te perdone - provoco, sonriendo de lado al ver cómo se le dificulta mantener su mirada en mis ojos. En su lugar, mira mi pecho cuando bajo mis brazos otra vez - ¿Ves una película conmigo?

The Donor | Jenlisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora