Capítulo 3: Una lectura inusual y sospechas arriesgadas.

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       ಏ El Juicio del Cuervo y del Ruiseñor:  Narra la historia de dos amantes en el medio del Renacimiento Inglés (siglo XVI); Corvus (cuervo en latín) y Philomela (ruiseñor en Latín), los cuales proceden de familias distintas siendo Corvus un muchacho de raíces humildes, y Philomela una puritana. Ambos comienzan una relación en contra de sus familias y lo socialmente aceptado.

        La historia no existe en la realidad, pero sirve para dar un poco de contexto a este libro dentro del libro el cual se va a mencionar mucho en un futuro. 

Capítulo Tres: Una lectura inusual y sospechas arriesgadas.

        Hace cinco años.

        — ¡Estoy enamorada de ti! — exclamó con fuerza, juntando todo su coraje para decir esas cuatro simples palabras frente al patito de vestimenta azul a quien tenía en frente y la miraba confundido, incluso algo sorprendido. Webby hizo una mueca desviando la mirada con cobardía, arrepintiéndose de lo que había dicho ¡¿Por que lo había dicho!? Ahora Dewey la estaba mirando de forma extraña, como si ella fuera una especie de bicho raro. El miedo comenzó a apoderarse de ella tan pronto como su mirada se conectó con la del otro patito. Había escalado por sus temblorosas patas hasta llegar a sus pulmones. Webby sentía que estaba perdiendo el aliento y pronto su cuerpo sufriría algún tipo de colapso, y ella se caería allí mismo en toda su miseria. 

        Aquella se suponía que sería una salida tranquila a tomar unos batidos y luego al parque con los trillizos. Se suponía que sería algo completamente normal entre cuatro amigos, solamente diversión y tranquilidad sin segundas intenciones. Pero al final, ella había tendido que abrir su pico en cuanto tuvo una oportunidad a solas con Dewey ¡Bien hecho Webby! Ahora estaba atrapada en un ataque de ansiedad y vergüenza combinados al confesar de esa forma tan abrupta su pequeño enamoramiento por el trillizo del medio ¿Qué se suponía que iba a hacer ahora para salir de esa situación? Huey y Louie no deberían tardar en llegar pronto con los batidos para cortar con ese incomodo momento pero; ¿Y si se tardaban aún más? Ella se tendría que quedar con Dewey atrapada en ese horrible momento sin poder contar con sus piernas porque estaba demasiado paralizada como para huir. Las plumas de sus manos comenzaron a humedecerse y enmarañarse de tanto que estaba frotándose las manos. Dewey chilló cortando con el silencio, lo cual, para Webby, fue peor que el mismo silencio en si.

        — U-uh, tú estas... ¿Q-qué? — preguntó parpadeando un par de veces tímidamente mientras se llevaba una mano detrás de la cabeza. Completamente incapaz de ver a Webby a los ojos. Aunque él no sabía por qué exactamente. Eso lastimó de cierta manera a Webby, aunque algo de alivio se presentó ante la oportunidad de salir de una forma no tan sospechosa de la penosa situación en la que sus sentimientos la pusieron. Dewey era extremadamente despistado, y siendo un perfecto niño que solo piensa en aventuras, riesgos y diversión, estaba claro que en algo como el amor él seria completamente ignorante, quizás inocente. Ella también lo era, estaba segura que después del niño que había saludado un par de veces en el jardín de niños, Dewey había sido su primer enamoramiento medianamente serio.

       Sin embargo, Dewey también había sido como; Su primer mejor amigo. No hacía mucho que se conocían –dos años que para ella, quién estaba acostumbrada a ver las personas llegar e irse, era bastante pero, quizás no lo suficiente–, ¿No sería extraño entonces? Quizás por eso Dewey había reaccionado así, él no tenia idea. Quizás eran demasiado jóvenes. Webby ignoró el dolor en su garganta y agitó la cabeza obligándose a si misma a no desperdiciar esa oportunidad –aunque bastante ridícula– para desviar el tema.

Un asunto Vanderquack - VERSIÓN ESPAÑOLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora