Ensayo sobre el Tiempo

Hijo del Tiempo

No planeo abrirle los ojos a nadie, no está en mis objetivos dar inolvidable cátedra a quien fuese lector de las presentes prosas, no esperes salir de aquí con una moraleja o con una enseñanza digna de ser compartida, hijo del tiempo, hoy te será compartido el regimiento fundamental de todo lo que alguna vez existió, de todo lo que existe y de todo lo que jamás llegará a existir.

Bien sabido es y no hago ningún descubrimiento al afirmar que sólo va en una dirección, sólo hacia adelante, el pasado nos luce mejor que el presente y siempre distante, el futuro no existe y es la luna que nos atrae, distante, cual polillas solariegas. Solo vamos en una dirección. Nadie se engañe pensando que el futuro será mejor, cada segundo que pasa es un segundo menos, eventualmente todos nos quedamos sin tiempo.

El tiempo es viejo, creo, sin embargo no sé ni cuándo empezó, ni cuando terminará, ni si es posible ir en rumbo fuera de él. Preguntas muy sencillas y quizás hasta estúpidas, sin duda, pero lógicas para mentes lo suficientemente abiertas. Si algunas personas toman actitud medrosa el fin de sus vidas, invito a que piensen el fin del tiempo, no el fin de la materia que compone nuestro universo o, en resumidas cuentas, de TODO lo que existe, voy más allá, abro más la imaginación y pienso en un final del tiempo, y quisiera saber que ves tu.

Linda introducción estoy creando hoy por hoy. Es real. ¿Alguien lo sabe? Que la comunidad científica me perdone por mi impertinencia, y si hasta este punto aún ves todo lo dicho como ridículo nuestros niveles de entendimiento no van a la par, lector.
¿Te planteo otra hipótesis más descabellada? El tiempo es una construcción de la percepción humana, una ilusión que se inicia en nuestros nacimientos, realmente todo es estático y el fin no existe.

Sería tachado de loco por mi mismo incluso si aquello dicho fuera una doctrina, pero podemos ir más lejos aún. Nunca has nacido. ¿Vamos más lejos? Nada existe, la vida es solo una visión, sólo hay un vacío absoluto, y tú no eres ni siquiera un pensamiento. Poco a poco vamos descubriendo la poca trascendencia de nuestras existencias.

Hasta este punto hemos conseguido relacionar nuestras vidas con el tiempo que transcurre a nuestro alrededor, hemos logrado tener posición de entidades que forman parte de un ciclo que escapa a nuestro entendimiento, hasta este punto descubrimos como lo más simple y fundamental de nuestras existencias aparece tan lejano de nuestra sabiduría, hijo del tiempo.