Capítulo 04.

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Layla y Sora llegaron al salón de fiesta, ahí dentro se encontraban sus compañeros y amigos disfrutando del ambiente.

Rosetta y Marion se acercaron a ambas chicas de inmediato, en ese instante les siguieron Anna, Mia, Ken, Sarah y Mei.
-vengan, !vamos por unas sodas y a celebrar¡- dijo la niña de los diábolos tomando de las manos a ambas mujeres.

Ciertamente para Layla era extraño estar en ese tipo de fiestas, no estaba acostumbrada a que la trataran como una mas del equipo, después de todo siempre estuvo rodeada de lujos y que no la trataran como superior, le agradaba bastante.

En cuánto a Sora, era claro que estaba acostumbrada a ese tipo de ambientes. Layla entendía el porqué Sora podía adaptarse a ese tipo de lugares, ella tenía el don de hacer feliz a la gente con su presencia.
Era normal que la gente se acercara a Sora y quisieran una relación con ella, ya fuera de amistad, compañerismo o algo más, era un imán de personas esa chica.

Todos se divertían en el salón, contaban chistes o platicaban de sus vidas. Layla rápidamente se acostumbró a la fiesta y hablaba con varios miembros con los que antes no cruzaba palabra.

Ella recordaba sus fiestas después de el fallecimiento de su madre. Su fiesta de cumpleaños número diez fue muy aburrida. Su padre había invitado a las hijas de unos amigos suyos que eran también empresarios.

Estaba tan emocionada por la fiesta, sus mucamas ese día la arreglaron con un vestido blanco, con unas zapatillas azules celeste y llevaba unas colegas.
Macquiarie como siempre la acompañó al jardín de su casa, ahí afuera estaba su padre hablando con sus amigos. El señor Hamilton en cuanto vio a Layla se acercó rápidamente a la niña y le sonrió.
-¿estas emocionada por tu fiesta, querida hija?- preguntó el hombre sin dejar de sonreír.
-¡si papá! ¿vas a llevarme al escenario Kaleido como lo prometiste?- respondió la niña saltando de felicidad.
-lo siento hija, por ahora no creo que se pueda- esto deprimió un poco a la pequeña Layla- pero tengo un regalo para ti-

Su padre le entregó una caja decorada de colores pasteles, llevaba un estampado de unicornios y un lazo rosado. Layla abrió el regalo y dentro de la caja había un precioso vestido rojo carmesí, era algo grande para la talla de la rubia.
-ese era un regalo de tu madre, era para que lo usarás cuando cumplieras tus dulces dieciséis- explicó Kevin con una mirada un tanto melancólica- te lo preparó desde hace unos años atrás-

Esto entristeció un poco a Layla pero aún así sonrió y abrazó a su padre, esa fue una de las pocas veces que lo pudo abrazar sin miedo a mostrar sus sentimientos.

Después la fiesta dio inicio, las hijas de los amigos de su padre eran muy aburridas como lo imaginaba. Hablaban de muñecas, ropa, maquillaje y claro de cosas típicas de chicas.
Ese día Layla solo les siguió la corriente, ella quería parecer una niña de su edad pero por más que se esforzara en parecerlo, sabía que no era como todos los niños de su edad.

Layla salió de sus recuerdos, sonrió al saber que estaba en un mejor presente, a lado de la persona de sus sueños, todo era una fantasía hecha realidad.

Fue que Sarah se acercó a Layla, se veía apresurada y llevaba un teléfono en su mano. Sora se percató rápidamente de la escena y miró fijamente a la rubia.
-¿que sucede, Sarah?- preguntó Layla algo desconcertada.
-es una llamada de tu padre, Layla- dijo Sarah en un tono serio, que rara vez lo mostraba.

Aquello paralizó a Layla ¿Yuri le había contado su secreto? ¿que le iba a decir a su padre? ¿había pasado algo con él? Su corazón latía con fuerza y tomó él celular, se fue del salón y salió hacía los pasillos de los dormitorios.

Fuego interno (Kaleido Star AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora