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Uraraka Ochako se encontraba en la biblioteca real. Había entrado con un objetivo claro sabiendo cuál era el libro que quería.

El mundo era extraño, eso pensó ella, la vida era muy extraña. Los hechiceros y magos como su madre eran muy pocos, pero se decía que hace cientos de años atrás eran muchos más. Es por ello que la magia fue considerada algo rara e inusual y por si acaso (Como método de prevención para el reino) los libros que hablaban sobre ella fueron ocultos y rechazados al público. Eso era para evitar catástrofes con las personas quienes tenían tal poder. Sería difícil controlarlas después de todo y podían resultar un peligro para su sociedad.

Es por ello que era algo que solo alguien con el poder del emperador podía tener aunque sea difícil de encontrar en su basta biblioteca y ella al fin creyó haberlo encontrado.

Ese era un motivo para estar entusiasmada, aunque no solo ese, ya que al fin tendría la paz que le había prometido el emperador más temprano al encargarse por fin de sus asuntos. Y es que, después de haber estado en ese incómodo momento en donde se sintió débil ante su señor todo había pasado con relativa tranquilidad, acabaron rápidamente sus postres y regresaron al castillo donde a penas pusieron un pie cuando un caballero rubio llevó a su emperador con él. Ochako no era tonta, aprovechó a penas tuvo la oportunidad y dio pasos rápidos en dirección a la biblioteca personal de la familia imperial.

Sabía que tenía unos días de libertad gracias a todo el trabajo que Bakugo estuvo postergando.

Sin duda Uraraka estaba muy emocionada, tanto que se encontraba corriendo por los amplios pasillos en ese laberinto que tenía el emperador por biblioteca sin importarle lo incómodo que era hacerlo con ese pesado y lujoso vestido que tenía puesto, un vestido que era regalo del emperador. Casi estaba siendo muy descuidada, esquivando trabajadores de registros y sirvientes limpiando los casi eternos estantes (este comportamiento estaba vinculado de alguna manera su falta de nobleza y contagiada un poco por el comportamiento de su Lord) y no paró a pensar en el problema de sus actos hasta que fue demasiado tarde y terminó estrellándose contra el joven pelirrojo que se había encontrado en el comedor hacia tiempo atrás. El chico de ojos de un rojo oscuro que más se asemejaba al marrón y cabellos rojos desordenados que tenían un aspecto puntiagudo parecido al de su emperador.

- Discúlpeme, no lo había visto.- Se disculpó rápidamente ella. Se encontraba un poco nerviosa ante la presencia del joven hijo del conde de los Kirishima y la mano derecha de su Señor, el joven genio de la espada que había sido desde la infancia un amigo íntimo de su majestad. La había arruinado estando tan cerca de su libro buscado.

- No tienes por qué disculparte, se te notaba con prisa- respondió él hablando relajadamente tranquilizando el ambiente.

- Déjeme presentarme, Sir Kirishima.- Con una mirada casi penetrante Uraraka lo miró con seriedad antes de cambiar el gesto a una completa cordialidad, inclinándose ligeramente antes de continuar- Mi nombre es Uraraka Ochako- Levantó su brillante mirada espectante a la respuesta del hombre frente a ella, sin duda orgullosa de su actuación.

- Es un gusto conocerla formalmente- Aunque sus actitudes también eran algo torpes para tratarse de un duque Uraraka rápidamente pudo percibir el buen ambiente relajado que transmitía. Era normal, después de todo, no estar pendiente de las formalidades para un hombre de guerra que creció entrenando imparablemente en el campo de batalla y entró al ejército del emperador a los 15 años. Actualmente él era el líder del ejército de su familia resultado de su duro entrenamiento. Y aunque ese era su pasado sin duda tenía más entendimiento de las formalidades que su propio pretendiente quien no dejaba de actuar de maneras tan cercanas provocando en ella un desconcierto. Nunca ella había conocido a una sola persona como lo era su emperador y dudaba que existiera alguien más como él que le diera esas inesperadas y sorpresivas atenciones de la manera más natural posible.- Es la primera vez que puedo hablar con usted con calma, lady Uraraka. Baku- Una pequeña tos invadió al conde antes de seguir- es decir, nuestro emperador parece encantado con usted. Tenía un poco de curiosidad con saber qué tipo de persona era.

ESPOSA DEL EMPERADOR(Kacchako)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora