5

1.7K 156 45
                                    

Bakugo Katsuki era un hombre de palabra, eso se podía notar. Habían pasado unos 2 días y Ochako sintió tranquilidad, ya no recibía los llamativos regalos de su emperador y podía dedicarse a hacer otras cosas. Una de ellas era visitar la iglesia del pueblo, a la que agradeció y rezó por toda una noche. Ese día vistió la ropa de su madre y llegó sin su carruaje, así que pasaba desapercibida entre la multitud como una aldeana más. Además que también pudo pensar con tranquilidad pensando en la opción de poder liberar a Bakugo Katsuki y cuánto poder necesitaría para ello, porque hacer la voluntad de Dios podía resultar más fácil que romper la petición. Muy pocas veces algo como cancelar un acto de bendición era pedido y para ello necesitabas más que solo el ritual de obtenerlo, además de que era más difícil dependiendo del poder que fue puesto para hacerlo. En el peor de los casos ella llegaría a morir porque el poder de Dios se volvió en el individuo propio y por ende en la propia fuerza, ¿Todo eso realmente valía la pena? Ella que hizo mucho para preservar su vida parecía todo ser para nada.

"Aunque habían muchos riesgos mínimo tenía que intentarlo" pensó mientras miraba a la enorme cruz.

Decirlo es más fácil que hacerlo. Ochako estaba paseando por el jardín cuando pensó en ello. Miró a lo lejos entre lo que eran los volcanes, en esa zona se encontraban los dragones en donde su emperador vivió hasta que obtuvo cierta edad. De alguna manera sintió que ella lo aprisionó llevándolo lejos de esa zona y lo hizo sin siquiera quererlo realmente.

"La forma en la que Dios cumple ciertos deseos que no son especificados pueden resultar diferente a lo esperado pero son hechos por una razón más allá de nuestro entendimiento" En su mente esas palabras leídas hace un par de días se repetían como un mantra.

De alguna manera se puso feliz. Dios no la había abandonado y, aunque había perdido todo lo que amaba aún lo tenía a él. Él estaría siempre de su lado.

Uraraka miraba las rosas hasta que unos gritos en la distancia llegaron a ella. Al voltearse se encontró con Bakugo gritando al duque Kirishima mientras caminaba de vuelta al castillo con papeles en mano, en su discurso estaba mencionando a viejos ridículos e idiotas que no sabían nada más allá que sentarse en una silla sin hacer nada y llenarse los bolsillos con dinero. Denki estaba a un metro detrás y al verla le saludó con la mano derecha, gesto repetido por ella. Aunque sea estaba segura que ellos estaban bien.

El día siguiente sin embargo dejó de pensarlo, su Señor el Emperador había terminado su trabajo al parecer y se había ido directo a verla apenas culminó, atrapándola en su hora del té. Justo el único día en donde no fue a su preciada pastelería a por el postre.

Sin embargo al verlo se sintió un poco extrañada, Bakugo presentaba un rostro un poco más delgado y parecía ligeramente cansado, además que en sus ojos se marcaban las ojeras revelando días que pasó en vela. Uraraka imaginó el peor de los casos y rápidamente se levantó y se acercó a él.

- ¿Se encuentra bien, mi Lord? Luce exhausto, ¿Está comiendo bien? ¿Deberíamos llamar al médico real?

Las preguntas se detuvieron en cuanto este la abrazó envolviéndola gentilmente y acercando su cabeza cerca a su cuello, respirando el aroma de la noble y suspirando repentinamente. Uraraka se avergonzó en cuestión de segundos. Su emperador parecía haber corrido el camino a su encuentro porque estaba un poco sudoroso y sin la parte de su camisa, su preocupación por ella le llegó sin necesidad de palabras y su corazón se sintió tan cálido y acelerado que no sabía qué hacer ni cómo responder.

- ¿Cómo pude haber estado bien si no pude verte todo este tiempo mi pequeño rayo de luna?- Bakugo levantó su cabeza y la miró con esa expresión dulce que inconscientemente Ochako extrañaba. Para ella él estaba siendo injusto al decir esas palabras, al hacerla sentirse plenamente querida por alguien. Haciéndola sentir más especial de lo que una noble de posición tan baja era. Haciéndola sentir superior a cualquiera.- No he podido dormir ni comer pero al fin he terminado el trabajo, lo he hecho.

ESPOSA DEL EMPERADOR(Kacchako)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora