Son las siete de la mañana cuando el despertador suena. Me revuelvo molesta entre las sábanas, estoy demasiado cómoda en cama como para levantarme. Acabo de despertar a Marcos, tengo que reconocer que no era mi intención, pero le viene bien. Él también tiene que ir a trabajar.
-¿No me digas que ya es hora?- bosteza completamente despeinado. Está muy guapo recién despertado.
- Sí.- asiento y me giro hacia él.- Son las siete de la mañana.
- Supongo que la noche se me hizo corta a tu lado. Como de costumbre.- me agarra de la cintura, y me muestra una sonrisa picarona.
- No pongas excusas.- me burlo de él.- Dormiste lo que quisiste.- le digo y le doy un beso en los labios.
- Lo que tú me has dejado.- me corrige. Con las mismas se levanta y se va a la ducha. Si no, se nos echará el tiempo encima.
- Apura.- le pido.
- Tienes dos baños.- me recuerda desde el otro lado de la puerta.
Ya sé que tengo dos baños. Pero prefiero esperar a que él acabe. Este baño es mi favorito. Quizás porque está al lado de mi habitación y me resulta cómodo.
Miro las notificaciones en mi teléfono, que había puesto a cargar antes de acostarme. Veo que mi hermana me ha mandado ayer por la noche una foto de mi sobrina con un pijama que le regalé. ¡Es para comérsela! Definitivamente, esa niña ha traído la calma a la familia. Nos ha unido más que nunca. De hecho, mi madre ha venido a vivirse a la ciudad, ha comprado una casa que queda a medio camino entre la de Noelia y la mía. Ella y su pareja lo han dejado, era algo que mi hermana y yo sospechábamos desde hace tiempo, pero nos lo confirmó hace unos meses, y decidió estar cerca de sus hijas.
Marcos sale de la ducha con el pelo un poco mojado y con una toalla anudada a su cintura.
- Tu turno.- dice y veo que ha dejado abierta la puerta del baño.
- Que pereza.- digo enterrando la cabeza en la almohada.
- Venga.- se burla recostándose a mi lado.- Que no llegas a comisaría.
- Ja, ja.¡Qué gracioso!- ironizo.
- Es verdad.- dice riendo.- No es que no te gusta llegar tarde.
- No, no me gusta.- protesto.- Lo detesto.
- Ya...yo también pero por suerte entro más tarde que tú.- me pica.
- A mi no me hace gracia.- digo en broma.
Él se ríe y me besa la frente.
-Me visto y voy a hacer café.
Yo asiento con la cabeza y me voy a la ducha de una vez por todas. La verdad es que es una maravilla para despertarse por completo.
Me visto con jersey fino color rosa palo y un pantalón vaquero roto en una rodilla. Calzo mis botas negras nuevas y cojo mi motera de ante. Está lloviendo un poco pero según el tiempo la cosa irá a más.
Bajo las escaleras y me dirijo a la cocina. Marcos está sirviendo el café en dos tazas grandes y ha abierto un paquete de galletas.
- Qué rápido,¿no?- digo fingiendo sorpresa.
- Ya ves.- dice y me guiña un ojo.
Le doy un sorbo al café humeante.
- Mierda - digo al mirar el reloj.- Son las ocho menos cuarto.
- Nia, la comisaría no está tan lejos.- dice él calmado.- Además no va a pasar nada porque llegues cinco minutos tarde.
- Tengo que mantener mi racha.- digo con voz firme.
-¿Acaso temes que te pierdan el respeto después del ascenso, inspectora?- pregunta.
- No es eso.- niego con la cabeza.- Pero tampoco queda bien...
- Ya...- se ríe y a continuación le da un sorbo al café.- No mola que por ser inspectora puedas llegar tarde.
- Para los otros seguro que no.- admito.- Y no me líes más que me tengo que ir.
Me pongo la chaqueta y saco el pelo por fuera.
- Ya veo que no puedo convencerte.- suspira.- Que tengas un buen día, amor.
- Igualmente.- digo dándole un beso en los labios.- Te quiero.
- Y yo a ti preciosa.- sonríe dándome una palmada en el culo.
Cojo las llaves del coche, y me dispongo a empezar un día nuevo. En cuanto me meto en el vehículo empieza a sonar el teléfono. Pongo el altavoz y arranco.
-¡Hola Nia!- me saluda mi madre muy alegre.-¿Aún estás en casa?
- No mamá, acabo de salir para comisaría.- le cuento.-¿Por qué, querías algo?
- Solo era para recordarte que hoy hay comida familiar en casa.- dice imaginándose que lo he olvidado.
- Ya lo sé.- digo.- Por una vez no lo he olvidado.
- ¿Marcos va a venir?- pregunta.
- No puede.- le adelanto.- Hoy tiene un día laboral complicado.
-¿Y eso?
Me estoy imaginando a mi madre al otro lado de la línea mordiéndose una uña.
- Tiene una operación de ocho horas.- comento.
- Vaya... Pues en otra ocasión será.- dice.- Te veo luego hija.
- Hasta luego mamá.- me despido y cuelga.
Noelia va a venir con la niña a casa de mamá y quieren que yo también vaya. Carlos no puede porque también tiene que trabajar y la verdad es que su puesto de trabajo y la casa de mi madre le quedan un poco a contramano. Respecto a Marcos, mi madre no para de insistir en que venga a comer y en conocerlo mejor pero yo no quiero, y a él tampoco le apetece por el momento. Consideramos que es muy pronto para esto, y queremos hacer las cosas bien. Aunque mi madre y Noelia ya lo han visto un par de veces y le han dado el visto bueno. Yo aún no conozco ha su familia, y no tengo prisa por hacerlo. Dejemos que la cosa fluya y cuando llegue el momento será perfecto.
Aparco el coche y entro en el edificio. Tal y como Marcos me indicó solo pasan cinco minutos de la hora.
- Buenos días.- saludo a los compañeros que ya han llegado. Andrés Varela como es costumbre, ya está aquí.
-¿Qué tal Melania?- me saluda.
- Muy bien.- respondo alegre.-¿Y tú?
- Bien.- responde.- Supongo que no hay queja.
- Me alegro.- le sonrío.-¿Mucho trabajo?
- De momento está la cosa parada.- dice en voz baja.- Y es algo aburrido.
- Sí, la verdad.- coincido con él.- Pero está bien que no maten a nadie, ¿No crees?
- Estoy de acuerdo. Pero me da que va a ser por poco tiempo.
ESTÁS LEYENDO
El misterio de la verdad enmascarada
Misterio / SuspensoUn nuevo asesinato conmueve a la ciudad. Esta vez la víctima es el hijo de un famoso empresario, que exige resultados cuanto antes. En comisaría no cuentan con el suficiente personal para acabar con esto cuanto antes, por lo que recurren a una ayuda...