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—Gracias.

Yoongi en ese momento deseo que la tierra se lo tragase, se suponía que no podía hablar, entonces eso no debió salir de su boca. 

Jimin se detuvo unos metros más adelante y lo observó por encima de su hombro.—No es nada. Te dije que cuando te escucharas diferente a Namjoon podrías hablar.

Entonces todo tenía sentido. Yoongi finalmente pudo moverse y su cuerpo se sintió tan ligero como nunca antes, como si todo lo malo en él hubiera sido curado y no sólo unas cuantas heridas de sus brazos.

Jimin se perdió en el jardín en cuanto dejo que el Príncipe se moviera, únicamente para prevenir cualquier percance, pero no consiguió deshacerse de el tan fácil, porque pasado un rato lo encontró nuevamente al cruzar los rosales y aunque trato de ignorarlo de manera olímpica, él simplemente le dirigió la palabra y eso fue suficiente para mantenerlo en su lugar.

—Ese oro, no lo traías cuando llegaste.— Yoongi necesitaba saciar su duda a como diera lugar y si tenía que hablar con él, lo haría.

Jimin alzó un ceja un tanto indignado.—Supongo que no te ha bastado con tus otras ofensas, ahora intentas llamarme ladrón.

Yoongi bufo y se cruzó de brazos.—No, no te llame ladrón y lo que te dije antes no fueron ofensas, es la verdad.

El hada asintió con algo de ironía, nuevamente desconociendo a la persona que tenía a tan sólo unos metros de distancia.—Oh si, lo olvidaba, crees que soy asqueroso.

Min asintió decidido, más por orgullo que por quererlo realmente y aunque a Jimin pareció no importarle, si lo hizo, pero ni loco no se lo dejo ver.

—¿Sabes? Creo que ambos teníamos opiniones diferentes sobre el otro pero ahora hemos abierto los ojos. Tu no eres diferente ni a tu padre, ni a tu hermano y yo siempre creí que si, hasta que me golpeaste, en ese momento te hiciste digno de tu nombre, Min Yoongi.— Jimin realmente tuvo que aguantar las ganas de llorar, pero no quito el tono decepcionado en su voz, quería transmitirle eso a Yoongi, quería que supiera que había roto cada rastro de esperanza que tenía en él.

Yoongi simplemente lo escucho y no dijo nada más, de un segundo a otro la persona más dulce que conocía lo hizo tan diminuto al grado de sentirse patético.

Y el hada antes de irse, alzó su mano derecha y señaló el bonito brazalete dorado que la adornaba.—Por último y para quitarte la duda, esto fue un regalo del Rey.

Después de eso, Jimin ahora si se perdió en los jardines y Yoongi no pudo encontrarlo.

[...]

—No digas estupideces.— Seokjin gruñó incrédulo, mientras veía las flores que habían llevado las sirvientas al estudio. Tendrían una fiesta pronto, donde los aliados del reino irían y llevarían a sus hijos, los presentarían a otros y probablemente de ese encuentro se harían más acuerdos entre otros reinos, Taehyung solía ser el anfitrión de ese evento desde que se volvió Rey y le convenía porque los demás líderes se mantenían agradecidos y respetaban con honor los acuerdos.—No me sorprendería que te haya mentido, digo, te hizo creer que era mujer durante muchos años.

Yoongi miro mal a su primo y tomó asiento en la silla detrás del gran escritorio.—No lo creo, Jin. Ese brazalete era de oro puro...

—Espera...— Seokjin hizo una seña para que las sirvientas se fueran y en cuanto abandonaron la habitación, el mayor puso las manos sobre el escritorio y se inclinó para ver fijamente a su primo.—¿Era grande y unía los anillos con una cadena?

I want the queen; yoonmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora