Cap 1: Sucesos extraños.

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Como siempre dicen los supersticiosos,¡ Los gatos negros traen mala suerte!. Tonterías jajaja, tengo un gato, es negro y se llama Dante. Es mi única compañía, apenas tengo familia o la poca que tengo siempre ha pasado mí.          

Me llamo Dakota, tengo 24 años y acabo de mudarme a Madrid, a una casita a las afueras, estaba cansada  del mismo lugar, quería desaparecer y bueno, tampoco soportaba la presencia de mi ex.                       Nuestra ruptura fué muy problemática, el era una persona muy celosa y pensaba que yo era de su propiedad asi que puse fin a la relación y tierra de por medio.

Llegué hace unos días, todavía no he terminado de colocar mis cosas ni las de Dante, así pues me hice a la idea, y me puse manos a la obra.

Hoy es sábado y el lunes empiezo a trabajar en una pequeña tienda de animales, ¡me encanta! Y lo bueno es que está cerca de casa, a menos de cinco minutos, y aunque no me pagan un sueldo muy bueno me da para vivir cómodamente.

Acabo de terminar de organizarlo todo ¡por fín!, me dije a mi misma. Ya era media tarde, así que decidí salir a dar una vuelta por la zona. Di unas cuantas vueltas y encontré una típica tienda de barrio pequeñita y con todo tipo de cosas, tenía su encanto, estaba cerca la navidad y estaba bien decorada. Opté por entrar, me decanté por un refresco y un bolsón de gominolas para endulzar mi soledad, pagué y salí rapidamente.

Quedaba poco para llegar a casa, notaba algo extraño, sentía que me observaban pero no veía a nadie. Empecé a andar más deprisa, ahora escuchaba pasos, -¡Madre mia!-  Tenía miedo, me puse tan nerviosa que tropecé y caí al suelo. Me quedé inmóvil, presa del pánico, sabía que algo se acercaba a mi.

Noté unas manos frías que me agarraban y me ponían en pie.

Una voz grave pero dulce me saco de mi trance.

-Señorita, ¿Se encuenta bien? ¿se a hecho daño?

Levanté la vista para ver quien me hablaba, quedé petrificada y con cara de boba, nunca había visto a un hombre con semejante belleza. Era alto, bastante más que yo, con un cuerpo de dios griego, con botas y ropa de cuero negro. Su pelo caía por sus hombros, rubio casi blanco, de piel pálida, perfecta, labios carnosos y unos ojos azul oscuro intenso, que me hipnotizaban.

-¡Chica!, ¿Estas bien?- Repitió.

-Ssssi creo- respondí como pude. Me agarró del brazo, y sin ni siquiera mirarme, me dijo:

-Te he dado un buen susto asi que déjame compensarte e invitarte a cenar-.

¿Como puede ser?, creía que estaba soñando. ¿Y si era un psicopata o algo por el estilo?, no sabía donde me estaba metiendo. Paramos enfrente de su coche, un mercedes negro último modelo, -!Qué cochazo!- Pensé.

Se paró frente a mí, y habló: -Veo que sigues asustada, tranquilizate, no te voy a hacer nada, solo quiero ser amable, soy nuevo en esta ciudad y me gustaría conocer a alguien y bueno, has sido tú. Me llamo Tálon y ¿Cual es tu nombre chiquilla?-

-Dakota, pero no soy una chiquilla-dije sin pensar.

El se hechó a reir y me indicó con la mano que subiera al coche, dudé unos segundos, pero pensé que sólo Dante me esperaba en casa, no tenía nada que perder. Subí al coche dudosa.

-Te agradezco que aceptes la invitación, empiezo a estar cansado de estar solo, ¿ Te apetece comida italiana?- Dijo mientras ponía en coche en marcha.

-Vale, me parece bien.

-Me pareces una chica interesante ¿Te puedo hacer alguna pregunta?- Dijo mirando a la carretera. Yo asentí.

-¿Qué edad tienes Dakota?- Dijo con una sonrrisa atractiva.

-24- murmure.

-¿Vives por aquí?-

- Si, cerca, donde me has encontrado-

- Que casualidad, yo tambien vivo en esa zona, al lado del parque antiguo-.

-Yo vivo enfrente del parque, al final, hasta somos vecinos- dije riendo bajo.

-Hemos llegado- dijo.

Bajamos del coche y nos encaminamos hacia el restaurante. Nos sentamos en una mesa al fondo, la que parecía más íntima. Tálon pidió solo una copa de vino y yo pasta con queso y un refresco para beber.

-¿Tu no comes?- le pregunté.

-No tengo hambre, pero tu si deberías comer, estas muy flacucha- dijo saborando la copa de vino.

Sí, es verdad, estoy muy delgada, bueno siempre he sido así..... pelo oscuro hasta la cintura, labios rosados, ojos miel y poco pecho. Eso me mataba, me habría gustado tener más pecho pero en fín, es lo que me ha tocado.

La cena fue amena, hablamos y nos conocimos un poco más. Después se ofrecío a llevarme a casa y bueno,  acepté. El camino se hizo corto y eso que casi no hablamos, yo estaba cortadísima y muy avergonzada.

-Llegamos, que pena que se haya pasado tan rápido- dijo con cara molesta. -Espero que lo hayas pasado bien-.

-Si, lo e pasado bien- dije con la cara sonrojada.

Empezó a acercarse a mí, a unos centímetros de mi cara, su aroma me embriagaba, podía ver su rostro perfecto y lentamente cogió mi cara entre sus manos y me besó lentamento, saboreó mis labios y yo los suyos. No podía parar, su boca era como una droga y hacía arder mi cuerpo.

Nos separamos lentamente, escuchando nustras repiraciones entrecortadas.

-Sé que no debí besarte, pero no he podido resistirme, me atraes demasido, soy incapaz de resistirme a tu belleza, tu cuerpo, tu olor.... a tí.

No sabía que decir, ni que hacer. Sonreí y me bajé del coche sin mediar palabra.

-Gracias por la cena-. Dije en un susurro.

El me miró fijamente y me dijo: -Nos veremos muy pronto-.

Cerré la puerta y me dirijí hacia la casa mientras se alejaba.

Abrí la puerta y ahí estaba Dante, esperandome en la entrada con cara de sueño. Lo agarré y me tumbé con el en el sofá, estaba agotada de tantas sensaciones y emociones. Sin darme cuenta, caí en el sueño de Morfeo.

Me desperté sobresaltada y empada en sudor, con un fuerte olor a óxido a mi alrededor, no daba crédito a lo que estaba sucediendo. Subí a mi habitación y asustada me escondí entre las sábanas hasta volver a quedarme dormida.

DAKOTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora