Cap 3: Desliz.

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Sus manos acariciaban todo mi cuerpo, me besaba cada vez con más fuerza. Me había quitado el vestido por completo, estaba en ropa interior....¿Pero que hago? No lo podía creer, ¡Yo no me comporto así!, ¡No soy una fresca!, pensé.

No era yo misma, era como si algo me controlase, ¡O alguien!. No podía seguir, me puse rígida y me tape el cuerpo con los brazos como pude, el paró y me miró fijamente.

-¡Me rechazas!, ¿Es que no me deseas? Dijo serio.

-¡No!, no te rechazo y te deseo, pero yo no soy así, no me acuesto con un hombre al que apenas conozco y eso es lo que me molesta, que tu me hagas perder el control sobre mí misma-. Contesté.

-Tranquila pequeña- dijo mientras me tapaba con su camisa. -¿Sabes?, eres la primera mujer que me rechaza- rió suavemente y acarició mi cara. -No me importa, me gusta que pienses así y tu reacción me dice que no eres una cabecita loca.

Sonreí aliviada, mientras me abrochaba su camisa y me acurrucaba en un lado del sofá.

-Dime Tálon, ¿Por qué nunca me hablas de tí?. Tu casi sabes toda mi vida, pero yo de tí sé muy poco y viendo lo que pasa entre nosotros, me gustaría saber algo al menos- comenté.

Me miró fijamente, pasó la mano por su pelo, quitandose la coleta, dejandolo suelto a  un lado de su hombro. Suspiró.

-Tengo veintinueve años, mi familia es poseederora de grandes empresas, tengo una hermana mayor, su nombre es Jordana, ella y mis padres viven en el extranjero, no suelen venir a España. Yo manejo desde aquí algunos negocios y bueno, esto no es importante para mi y supongo que tampoco lo será para tí. Lo único que me importa ahora es que hay una chica a mi lado que me vuelve loco -dijo riendo.

Seguimos charlando un buen rato, hasta altas horas, pasó el brazo por mi espalza y me atrajo hacia él, quedando acurrucada entre su pecho y su brazo.

-Estas helado- comenté en voz baja, estaba muerta de sueño.

-Eso es porque me has robado la camisa- contestó

-No, siempre estas frío -susurré.

-Deja de querer saberlo todo, se te estan cerrando los ojos y sigues queriendo curiosear- dijo.

Asi que hice caso, me abracé más a él y dejé que el sueño se apoderase de mí.

Los rayos de luz me despertaron y un olor a óxido se apoderó de mi nariz, ¿Otra vez este olor?. Me dí la vuelta en la cama y me deguste entre las sábanas suaves de seda, ¡Un momento!, ¿Estas sábanas no son mías? Pensé alterada.

Me incorporé bruscamente y observé a mi alrededor la habitación donde me encontraba, era grande y lujosa, estaba sobre una cama enorme con dosel de madera sobre el que colgaban telas de seda roja iguales que las sábanas sobre las que estaba tapada.

Una puerta se abrió y Tálon salió, con solo una toalla puesta en la cintura,  con el pelo mojado y gotas de agua cayendo por su cuerpo.

-Buenos días dormilona- dijo mientras se acercaba a mi y me daba un beso fugaz. -¿Has dormido bien?-

-Ssssi...- respondi como pude.

-Antes de que digas nada, anoche te quedaste dormida en el sofá, asi que te subí a mi cama para que estubieses más cómoda-.

-Osea que ¿Hemos dormido juntos?. Le pregunté.

-Si pequeña, yo he dormido contigo, me gusta verte dormir-.

Se encaminó hacia el armario, abrió las puertas y dejó caer la toalla con descaro, ¡Este hombre me quiere matar de un infarto!, ¿Me esta provocando?. Me quedé de piedra y mirandolo con la boca abierta, no lo podía creer, como me tienta este tío. Me dí una bofetada mental. Quiere jugar, ¿No? Pues le voy a dar una lección, yo puedo ser más descarada que él. Pensé con orgullo.

-Tálon, ¿Puedo pasar al baño? Me gustaría ducharme y vestirme. Dije.

-Claro pequeña, el baño es este- señalo. -María te traerá ropa limpia, es de mi hermana, ¿No te importa?. Dijo mientras se colocaba unos boxer negros que no dejaban paso a la imaginación.

-No me importa, ¡Gracias!.

Me acerqué a el y le besé, me dirijí al baño a paso lento y me aseguré de que me mirara. Todavía llevaba su camisa puesta, comencé a desabrochar botón a botón y la dejé caer al suelo, mientras seguía camino al baño me desabroché el sujetador y lo deje caer tambien, dividí en dos mi pelo y lo deje sobre mi pecho, para que no se viera nada.

Ya solo me quedaba la braguita brasileña, ¡Y no me la iba a quitar!, no le daría ese gusto. Me giré en la puerta del baño para mirarle y ahí estaba con cara de asombro, reí y le guiñe un ojo.

-Te veo en un ratito Tálon- dije con voz sexy, cerre la puerta de un portazo mientras él seguía mirando con la boca abierta.

Me duché rapidamente y me envolví en una toalla, había ropa limpia encima del mueble del lavabo, una blusa blanca, unos pantalones cortos negros, medias y un conjunto de lencería muy fina, casi transparente, tenía las etiquetas puestas, mire el precio, ¡costaba un dineral!, ¡Pero si la parte de abajo no lleva casi tela!, ¡Por dios! Esto no tapa nada. Pensé.

Salí del baño arreglada y allí estaba Tálon esperandome, tan expectacular como siempre.

-Tan bonita como siempre, pero si vuelves a hacerme eso, ¡no seré dueño de mis actos!. Me dijo al oído.

-Ya, claro, pero tu si que puedes, ¿no?.

Me cogió de la cintuna y nos dirigimos a la cocina, almorcé un café y unas pastas buenisimas que había hecho María, Tálon no probo bocado como de costumbre, dijo que ya tomó algo antes de que yo despertara.

Me llevó a casa y me acompañó hasta la puerta, me acarició el pelo con ternura y dijo:

-Que lástima, tengo que marcharme, el trabajo me reclama. Me gustaría estar más contigo, ¿Me paso por tu casa esta noche?-.

-¡Genial! Esta tarde yo tambien trabajo, acabaré sobre las diez-.

Nos despedimos, me quedé mirando como se marchaba y entre en casa, al abrir la puerta Dante estaba ahí mirardome con cara de, ¡Me has abandonado!, lo cogí y abracé. Rellené sus cuencos, recogí la casa y comí.

Cambié mi ropa y me preparé para ir al trabajo, cogí el coche, parecía que iba a llover y no quería llegar empapada el primer día.

Estacioné al lado de la tienda, respiré hondo y entré.

Había una mujer, de mediana edad en el mostrador.

-Buenas tardes, Soy Dakota la nueva empleada-. La mujer me miró con curiosidad.

-Hola, soy Sueny, tu eres mi sustituta, encantada de conocerte-. Habló con energía. -Ven, el jefe esta deseando conocerte-.

Era evidente que iba a sustituirla, estaba embarazadísima. Me guió hasta el fondo de la tienda donde había un pequeño despacho, me hizo entrar y cerró la puerta tras de mi. 

Había un joven sentado en un gran escritorio, levantó la vista, me miró fijamente y sonrió. Era un joven guapisimo, pelo moreno y despeinado, piel bronceada, ojos verdes y una sonrisa radiante.

-Tú debes de ser Dakota-. Se acercó rapidamente, -Soy Garrett, llevo mucho tiempo esperandote y por fín vienes a mí-. Me acorraló contra la pared pegando su cuerpo al mío. -No te dejaré escapar, eres solo para mí- dijo mientras tocaba mi cuerpo con lujuria.

DAKOTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora