QUIMERA © || Jikook [EN EDICION]

[10] Fase dos: Agresividad

Licia, Grecia del Sur | Martes a las 10:00 a.m
J i m i n y J u n g k o o k

El plan de Jungkook era un plan sencillo.

Tomar  a Jimin, quien seguiría "dormido" meterlo al auto y llevarlo a la clínica de Kim, donde estarían más preparado para sobrellevar su celo, en caso de que las cosas se pusieran feas. Pues Jimin aún es una especie desconocida y es mejor estar preparados.

Entrar y salir.

Ahora Jungkook tendrá que pensar en otra estrategia...

— ¡Espera!— gritó Jungkook, evitando que la insistente boca del híbrido siguiera viajando por la piel de su cuello.

—No puedo Jungkook.— lloriqueo el híbrido.—siento que si no lo hago moriré.— dijo la voz rasposa que Jimin emitía.

Y el híbrido no mentía, Jungkook lo podía ver en el color de sus ojos, lo percibía en el aroma que desprendía, tan fuerte como para ser percibido por el  olfato subdesarrollado del humano.

Es por eso que debía actuar ahora antes de que las cosas se salieron de control.

—Jimin, necesitas calmarte primero.— susurró Jungkook, tratando de evitar que su voz quebrara.

Utilizando más de su fuerza, Jungkook empujó el cuerpo de Jimin hacia un lado en la cama y salió corriendo.

Sin esperar por nada.

Salió del cuarto y bajo corriendo las escaleras, escuchaba como los pies de Jimin golpeaban el suelo de madera.

Y se sentía un episodio de National Geographic, donde la gacela corría por la pradera mientras el leopardo entraba en cuadro justo detrás de ella, a gran velocidad.

Jungkook veía la puerta a unos metros, creía que llegaría hasta que sintió el enorme peso de Jimin caer sobre él , ambos fueron al suelo.

Giró su cabeza a la izquierda y vio a la serpiente de Jimin rodeándolos en un círculo, se arrastraba por el suelo y siseaba.

—Buen intentó.— rugió la voz de Jimin, sonaba tan excitada y sin aliento.—Veo que te gusta jugar al gato y el ratón.— bromeó.

Jungkook seguía balbuceando, le decía a Jimin que esperará, con su voz nerviosa y su corazón a tope.

—Jimin, ¿Que te parece si hablábamos?—le rogó, sumamente nervioso.