🍃 #4 🍃

350 39 26
                                    

Tanto Manuel como Miguel habían acordado (más Miguel que Manuel) que sus visitantes se quedarían en casa del castaño ese día. Después de todo, la casa de Manuel era extensa, pero eso no significaba que pudiera acoger tan fácilmente a dos personas por un tiempo indefinido. Mañana, más calmados, verían ese asunto entre los cuatro involucrados; por ahora estaban preparando el cuarto de invitados.

– Bueno, voy a confiar en que ustedes pueden compartir habitación sin que a mitad de la noche escuche ruidos extraños.

Les extendió un par de colchas y mantas para que arreglaran la cama del cuarto de visitas.

– Muchas gracias, Manuel.– ese "gracias" iba en dos sentidos diferentes.– Ten, Sebas – le extendió la mitad de mantas a su pareja para que junta él arreglaran la cama.

Mientras ponían las sábanas y mantas a la cama arreglandolas a su gusto, tanto Víctor como Sebastián podían sentir la mirada de los otros dos encima vigilando sus acciones desde el marco de la puerta.

– ¿Están tendiendo la ropa o me parece? – Obviamente Sebastian no se quedó con la boca cerrada.

– ¿Incomodamos?

– Un poco.

– Disculpa es que... – Miguel no podía encontrar las palabras adecuadas – Mejor lo digo de chorro, ¿cómo es que se llevan tan bien?

– ¿Te refieres a que nos llevemos bien como pareja o...?

– A que se lleven bien como ustedes. Osea, como tú, Chile, y él, Perú.

– La verdad que también es una duda que tengo.– manifestó Manuel.

– Pues, la primera vez que salimos todo fue natural. Nos conocíamos desde antes, siempre fuimos vecinos y para esa ocasión los problemas entre ambos no se daban tanto.

– ¿En esa ocasión?

– Si... hubo algunos asuntos y nos distanciamos, fue algo difícil el volver a hablar después de que rompimos por primera vez. – dijo Victor a la par que ponía la sabana en la cama y con una mano pasaba la palma por sobre ella de manera que la dejara sin arrugas algo nervioso. Procedió a poner el cobertor– Oficialmente esta sería nuestra segunda vez intentándolo después de un tiempo separados.

La sorpresa en la cara de los dos ajenos a los hechos era palpable.

– ¿Así que habían terminado? Y ¿salieron con otras personas?

– Yo salí un tiempo con Facundo, Argentina.– terminó aclarando.

– ¡¿Qué?!

– No me vengas ahora con que tu saliste con Ecuador, weon.

Sebastian solo se limitó a mover su cabeza de manera negativa para acortar su intriga.

– Tuve alguna que otro posible relación pero nunca llegaba a algo serio. En sí, en ese entonces no tenía cabeza para pensar en pololeos,–Trató de quitarle importancia a lo que decía alzando los hombros. Acomodo una esquina del cobertor dejando la cama ya casi lista. La verdad que ese tiempo lejos de Victor lo tenia poco definido, no lo compartía con personas ajenas y no sentía confianza plena con Miguel y Manuel aún para contarles– Yo tenía algunos problemas internos que atender, mi cabeza no daba tanto para eso de andar de pololo.

– Lo entiendo... – Bueno, al menos Manuel parecía saber a qué asuntos podría estar refiriéndose Sebastian.

– ¿También pasaste por esos tiempos, Manu?

– No creo que sea relevante contártelo. Victor, continua.

– Oh, bueno, Facu obviamente ahora es mi ex. A Sebas no le cae mucho, aún cuando le insisto que solo somos buenos amigos.– la última parte había sido dicha con un tinte de reproche, pero el chileno azabache se daba por no aludido; mientras, terminaba de acomodar las almohadas. La cama estaba lista– De hecho es mi mejor amigo actualmente.

– Aguarda, aguarda, pero entonces creo me perdí de algo.

– Pero que novedad.

– Manu, voy a proceder a ignorarte. Diganme, si habían estado en malos términos, ¿cómo se reconciliaron?

– Oh, bueno, podríamos decir que el tiempo cura heridas, no se resolvió las cosas de forma fácil. Habíamos terminado mal ...eh... ¡ay! es que narrar esa etapa no siempre es los mejores de mis recuerdos, ¿Sebas?.

– Chile, país de poetas, ¿les suena?

– Demasiado – la sonrisa orgullosa en Manuel no parecía que se fuera a desaparecer en poco tiempo.

– Si queremos resumir las cosas que pasaron, tuve que conquistar a Victor de nuevo poco a poco.–para entonces el azabache ya estaba tras su pareja rodeándola por sus hombros en un abrazo cariñoso que más que darle una muestra de afecto, era poder abrazarlo al ver que el castaño había empezado, como a él, a recordar las cosas que habían sucedido – Pero Victor también se lleva algo del crédito por darme una nueva oportunidad.

Miguel parecía ser el más interesado en esa historia, mirándolos a los dos analíticamente, con un tinte de dulzura y añoranza. Sus razones de ello eran ajenas a los que estaban en la habitación, pero como él y mucho más reservado, Manuel también escuchaba lo que decían y los miraba, guardando una pregunta muda en sus ojos.

– Fue algo tedioso, teníamos muchas tensiones de por medio que parecía aumentar más que disminuir. Iban desde disputas políticas hasta deportivas, puras idioteces. En América empezaban a vernos como eternos enemigos, de daban nuevos movimientos, nuevas ideas, nuevos hechos, mucha historia, Pinoche, Velasco... – De alguna forma poco a poco había cambiado la forma del abrazo; Sebastian reposaba su cabeza contra la de su pareja y lo rodeaba ahora por su cintura. Victor le correspondía dejándose abrazar y pudiendo sólo devolverle el gesto abrazando sus brazos que le rodeaban y sintiéndose a gusto con ese afecto con una amplia sonrisa.– Y no me rendí, lo logré, ¿verdad, Victor?

– Lo logramos Sebastian.

– Porque, amor, fue tan corto el amor y tan largo el olvido...

– ...Mi alma no se contenta con haberlo perdido – completó Manuel modificando la estrofa, absorto, rompiendo la pequeña atmósfera que se había dado.

Fuera de sentirse incómodos, el ambiente más se presentaba a algo nostálgico, Miguel y Manuel seguían mirando a Victor y Sebastian que aparentaban estar en su mundo ahora.

Miguel estaba decidido, si Victor y Sebastian habían podido regresar y ser la pareja que son ahora, ¿qué podía detenerlo de que suceda lo mismo con Francisco y él? Pensaba, ¡Aún tengo esperanza!

Por otra parte, Manuel miraba con una combinación entre la alegría y la tristeza a la pareja. El saber que, al menos, en algún lugar, en alguna posibilidad, en alguna situación o dimensión, un Chile podía estar con un Perú debería alegrarle, pero se decía:

¿Por qué no puedo también ser yo?

ENTRE ESPACIOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora