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《|• Fuck me like high school bunny •|》
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¿Alguna vez sintieron el deseo de poder arrancarse los propios dedos de sus pies? Tener que sentir el ardor de sus ojos en aceite e incluso, ¿meter en cemento fresco su rostro?
¿No? Bueno, en este caso, Finn wolfhard quería hacer eso.
— ¿Como qué tu madre no quiere que vaya? — Preguntó molesto, mientras que daba vueltas y vueltas en su habitación.
Finn se había arreglado, se había puesto su mejor conjunto y su cabello brillaba más que otras veces. En pocas palabras, estaba jodidamente perfecto.
Y a Jack le ardía su interior al no poder verlo en ese momento.
— Se molestó conmigo, no puedo hacer nada. — Bufó frustrado, mientras que movía sus pies inquietos sobre la cama. — ¡Me encerró en mi puta habitación! — Gritó, esperando que su madre (La cual dudaba que estuviera abajo) lograse escucharle.
— Mierda. — El azabache cayó en su cama, pensando en cómo la bruja mamá de Jack había cagado todo sus planes. — ¿Y ahora?
— Yo creo que ya no podemos hacer nada, Finn. — Habló tranquilamente el menor, aunque no quisiera admitirlo, le causaba tranquilidad saber que ya su encuentro con Finn no sería realizado. — Supongo que nos veremos el lunes en la escuela, ahí podemos hablar mejor, ¿Te parece? — Le dijo en un tono suave, mientras que acariciaba sus propias rodillas lentamente.
Finn cayó en cuenta de lo que el menor hacía en ese momento.
— ¿Acaso no quieres verme? — Preguntó con seriedad, mientras que su voz cambiaba drásticamente.
Jack casi cae de su cama.
— ¿Q-Que dices? — Río, mientras que se levantaba rápidamente del lugar donde dormía.
— Es eso. — Habló el mayor, con obviedad. — Bueno, si es así. Estamos muy mal, pequeño. — Sonrió del otro lado.
— No Finn. — Contradijo rápidamente. — Yo si quiero verte, ¡Mucho, Dios! — Exclamó para que el contrarío le creyera.
— Si es así, entonces... — Pensó determinadamente lo que iba a decir. — Quiero que lo compruebes.
— ¿Como hago eso? — Se cuestionó, mientras que arrugaba su nariz con confusión.
— Quiero que te masturbes pensando en mí. — Propuso, con un tono de lujuria en su voz. — Ahora mismo.
Un segundo tropezón para el menor.
— ¿Qué? — Preguntó perplejo, mientras que intentaba analizar la orden que el muchacho le dio. — Finn... ¿Estas loco? No haré eso. — Afirmó casi con el corazón en su mano, sentía sus manos sudar.