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《|• You are the obsession that filled my room with blood •|》

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《|• You are the obsession that filled my room with blood •|》

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(2/2)

Sus pasos eran torpes, tanto que parecía que fuera a caerse en cualquier momento.

En su mano estaba una botella que agarró de un lugar que ahora no recordaba. Visualizó el tan esperado lugar a donde quería llegar, donde deseaba desde hace mucho tiempo ir.

Con más rapidez se acercó al hospital, tomó otro gran sorbo de su casi acabada botella. Llegó hacia la entrada, dejándose entrar a esta con sencillez.

Pero tal vez nada iba a ser tan fácil como pensaba.

— ¡Hey! — Gritó una voz femenina. Finn se volteó, logrando visualizar una mujer de blanco llegar hacia donde estaba él. — Las horas de visita se acabaron, debe irse por favor.

Finn no podía contestar, su boca no lo dejaba. Sonrió un poco y negó con lentiud.

La enfermera notó aquella actitud extraña del menor frente a ella, agarró su rostro y se acercó para notar el rojo en sus ojos, también su apestoso olor a alcohol.

— ¡Estás drogado! Será mejor que te vayas ahora si no quieres que llame a la policía. — Amenazó la mujer, agarrando el brazo del azabache para llevarlo afuera del lugar.

Finn negó ya molesto, se quitó con fuerza del agarre de la mujer.

— ¡Váyanse a la mierda! — Le gritó con sus dedos de en medio alzados. Salió corriendo hacia dirección contraria, ignorando los gritos que la mujer le dejaba a lo lejos.

Corrió y corrió, mirando cada habitación sin tener resultado de poder encontrar al castaño.

Estuvo así por varios minutos, subió las escaleras y volvió a hacer lo mismo. Se estaba desesperando de no ver a Jack. Escuchó unos pasos atrás de él, se giró para verificar.

Mala opción, Finn.

Tres guardias iban corriendo a su dirección, atrás de ellos la enfermera que lo quería sacar del hospital.

Puta vieja, Pensó.

Corrió con más fuerza, mirando al alzar las habitaciones, los resultados eran devastadores, no lograba encontrar a su pequeño.

Iba de largo, hasta que una figura lo hizo parar en seco, se acercó a la puerta con rapidez, mirando como en esta estaba al que tanto había buscado, dormido con tranquilidad.

Entró con rapidez en esta, se giró para pasar el seguro de esta puerta, así evitando en paso de los que le perseguían atrás.

— ¡Chico, abre ya mismo esa puerta! — Gritó uno de los hombres, tratando de abrir esta sin éxito alguno. — ¡Estarás en muchos problemas, abre la puerta!

Mitomanía ; Fack - (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora