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《|• Sex doesn't carry love •|》

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《|• Sex doesn't carry love •|》

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- ¿Qué carajos le pasó? - El moreno señaló la puerta con clara molestia, mientras que caminaba de un lado a otro por los pasillos de la casa. - ¿¡Me puedes decir que coño le pasó a mi prima!? ¡Jaeden! - Exclamó mucho más molesto de lo que estaba hace unos segundos.

- No crees que si lo supiera, ¿Te lo habría dicho? ¡Imbecil! - También exclamó, pero se sentía más frustrado que molesto. - No entiendo, me dijiste que hace unas horas atrás estaba bien, ¿No?

- Sí, supongo. - Se alzó de hombros. - No lo sé, Dios. Ella estaba sonriente en la mañana, hablaba con su madre de cosas de mujeres y luego llegamos al colegio, tarareaba una canción, dime. - Rodó sus ojos. - ¿Eso no lo haría una persona feliz?

- Eres un idiota Chosen. - Jaeden golpeó con suavidad su frente, suspirando con fuerza ante el relato que le daba el muchacho.

- ¡Oh, disculpa chico que hace todo bien! - Su dedo señaló la pierna dañada del contrario, logrando que el entrecejo del ojos verdes se arrugara con molestia. - Mira, desconozco muchas cosas de mi prima, ¿Ok? Solo se que anda en un mundo rosado con jack y que cada vez que le llega su menstruación el pendejo de aquí. - Se señaló a sí mismo. - Tiene que ir a la farmacia a comprar sus malditas toallas.

- Ok, eso no lo quería saber. - Miró a la puerta nuevamente, mientras que suspiraba.

- Amigo, cuando tengas una hija te tocara hacer eso.

- ¡No estamos hablando de hijas, idiota! - Su mirada fue hacia el techo, mientras que en su interior pedía paciencia para no explotar. - Hablamos de que fue lo que le pasó a Ellie.

- Hablemos con ella. - Sugirió.

- Dios, ¿Cómo no se me ocurrió antes? - Dijo en notorio sarcasmo. - No nos dirá nada.

- ¿Cómo estás tan seguro de eso? - Interrogó el moreno.

- Por que si ella ya no confía en mi. - Bufó. - Dudo que lo haga contigo.

- Bueno, me dejaste en blanco amigo. - Sacó de su bolsillo un cigarrillo, introdujo este en sus labios, luego metió sus manos otra vez a sus bolsillos.

- Fuma afuera, sabes que a mi madre no le gusta el olor a cigarrillo.

- Me avisas si despertó. - Habló bajo, mientras que se alejaba con rapidez de la sala, para luego salir de la casa, dejando a Jaeden solo con sus pensamientos.

Vaya error.

Jaeden se sentía peor ahora, todo su cuerpo le indicaba que él tenía la culpa, que él fue el causante del dolor de la morena.

Aunque no sabía con exactitud que pasaba, sentía que él tenía algo que ver en esto.

Se sentía del asco, tenía que admitir eso, su cuerpo no daba más si no era hasta pensar en el rostro de la morena, su sonrisa y sus regaños hacia él le daban ganas de seguir riendo o incluso, viviendo.

Mitomanía ; Fack - (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora