Christian

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Ana agita sus manos en el aire mientras habla sobre una mujer que aún no sé si es enfermera o custodio de Jason, pero por su expresión divertida parece que han limado asperezas.

¿Quién lo diría? Después de todo el jodido drama y dejarme sin nada, ellos tienen una relación bastante aceptable para dos personas que apenas se conocen.

Y en cierta forma, me alegra que Ana nunca supiera cuan malo era Jason en realidad, un verdadero bastardo si tengo que decirlo. Aunque yo mismo no estoy muy lejos de ese concepto.

— Entonces ella dijo: ¡o se toma la medicina o se la lanzo por la garganta!

Suelta una carcajada que hace que sus ojos azules brillen como antes. No como hace dos meses, que volvió como un torbellino a mi vida, sino hace un año cuando era solo una chica enamorada.

Mierda, fui tan idiota.

Ahora no temo admitir que me sentí atraído desde el primer momento que la vi en el aeropuerto. Era una chica muy dulce, cariñosa y sobre todo era genuina.

Pero lo arruiné de la peor forma. Mi ambición y mi codicia pudieron más que mis sentimientos por ella y terminé destrozándola de la forma más ruin y cobarde.

“Esa maldita chica solo traerá problemas, ¡Deshazte de ella!”

Fue lo primero que dijo Jason cuando supo que Ana venía en camino a Seattle. Me contagié con su odio y su egoísmo hacia su propia hija porque sabía que eso me haría quedar bien.

La camarera aparece con el menú, regresando mis pensamientos a la realidad.

— ¿Qué piensas pedir? — Le digo con una sonrisa.

— No lo sé, vine hace dos semanas y pedí camarones — Luego baja la voz — Pero no me gustaron tanto.

— Entonces deberías pedir el corte de carne con papas y ensalada, es muy bueno.

— ¿De verdad? ¿No es una porción monstruosa?

— Ana, este es un restaurante de lujo. Las porciones son ridículamente pequeñas y costosas, así que no te preocupes.

Mierda, aún sueno como su padre. Creo que después de todo algunas partes de mi carácter son similares a él, por eso es que congeniamos tan bien.

— Tienes razón — ella sonríe — Voy a pedir eso.

Y entonces viene a mi mente otro recuerdo. El día en que Taylor me pidió que me casara con ella.

“¿Qué tan difícil puede ser? Enamorala, cásate y al cabo de unos pocos años te divorcias. Solo dame tiempo suficiente para poner los papeles en orden, el fideicomiso debería ser suficiente para que desaparezca de nuestras vidas.”

El problema es que yo si quería casarme con ella. Había forzado tantos momentos juntos que terminé enamorándome cada vez un poco más, por eso accedí.

Pero Taylor fue demasiado estúpido y no pudo mantener la boca cerrada. Alardeó con sus amigos y socios sobre sus horribles planes y me gané una reprimenda de mi padre.

Y en cuanto mi madre supo de la boda, interrogó a Carrick hasta saber el motivo de la boda tan apresurada. Sé que ella deseaba decirle a Ana la verdad, quiera protegerla de mi pero Papá era tan leal a Jason como yo lo era.

— ¿Tú también quieres corte y papas? — Su dulce voz me llama.

— Si, si claro. Espero que no te decepcione.

— Pues tendré que correr el riesgo.

Ella vuelve a sonreír y quiero preguntarle si me ha extrañado, sí ha pensado en mí o en lo que tuvimos. Porque la tuve, ella fue mía por algunas horas.

Ese día, cuando llegué a la casa de Taylor para la boda, dejé mis maletas en el estudio. Tenía todo listo para irme con ella a Savannah, luego le pediría que hiciera su traslado a la universidad en Seattle mientras yo conseguía una casa para ambos.

Pero nada salió de acuerdo al plan. No al mío, por lo menos.

Después de que Jason interrumpiera nuestro baile, me arrastró hasta su estudio y señaló mis maletas.

“¿Qué mierdas piensas hacer? ¿Eh? ¿Te vas con ella?”

“Es mi esposa” — Repliqué con fuerza.

“¡Me importa una mierda! ¡Tú no vas a ningún lado!”

Ana dijo que escuchó nuestra conversación, aunque no sabría decir qué era peor: que lo supiera o que no lo supiera.

Después de escuchar lo que Taylor tenía qué decir, comprendí que él jamás me dejaría ser feliz con ella, siempre encontraría la forma de separarnos.

Y tome la desición de protegerla, aunque tuviera que renunciar a tenerla a mi lado.

— Lo siento — Las palabras brotan de mi boca sin que pueda detenerlas.

— Ya lo dijiste — Ella apoya su mano sobre la mia, sobre la mesa.

— Tenía las maletas listas, y mi ticket de avión a Savannah. Pero no tuve el valor de contradecir a tu padre.

Ella retira la mano de la mesa y una expresión de dolor se instala en su rostro, incluso sus ojos pierden su brillo.

— He cometido muchos errores, Ana. Y sé que no tengo derecho a pedirte nada pero tengo que intentarlo. Me enamoré de ti y necesito la oportunidad para demostrar que lo que siento es real.

— Christian...

— Solo eso, si tu no sientes lo mismo que yo lo entenderé. Tal vez tú y Jack... — Me interrumpe.

— No, Jack y yo no estamos juntos. Yo también siento algo por ti, pero si soy honesta, no confío en ti.

— Y lo sé, créeme que lo sé. Por eso quiero aprovechar esta nueva oportunidad para ganarme tu confianza.

— Si, claro. ¿Por qué no? — Sonríe — Sé de alguien que se alegrará de saber de ti.

— Me alegra saber que se llevan tan bien ahora, lograste ablandar al viejo Tay.

— ¡Nada que un infarto y el asilo de ancianos no puedan corregir! — Grita con entusiasmo.

— ¿Qué?

— ¡Oh! ¿No te lo dije? — Sus cejas se arquean — No quieres saberlo, de verdad.

— Lo que realmente me preocupa es la penitencia que tendré que cumplir — Me río — ¿Cómo voy a compensar todo lo que te he hecho?

— Se me ocurren un par de cosas — Sonríe y guiña un ojo.

— Entonces estoy listo, lanza tu mejor golpe porque esta vez no voy a retirarme.

Lo juro.



#TeamDamie

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Vendetta: El Plan Perfecto (Versión Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora