Capítulo 17

1.9K 310 13
                                    

— ¡Gracias Señor Grey! ¡Gracias Señorita Steele!

Agito mi mano a modo de despedida a Katherine, que sonríe cuando se aleja con el camarógrafo. ¡Excelente! Esta vez no he sido yo la que ha comprometido a la empresa.

— ¿Christian? – lo llamo porque sigue inmóvil junto a la puerta del director – ¿Te dio un ataque?

— Por poco – resopla – Taylor va a matarme.

— ¿Por qué? Es buena publicidad, podemos hacer lo mismo de la donación para deducir impuestos. Realmente no le veo el problema.

— El problema, te lo diré – me señala – Es que a Jason no le gusta regalar dinero.

— ¡Pero tiene mucho! Esto no es nada en comparación con todo lo que él gana.

— Tu padre es un hombre...

— ¿Avaro?

— Ambicioso – me gruñe – Quiere más y más, y eso solo lo logra acumulando.

— Pues hacer caridad le dará la buena fama que necesita, ¿Quieres que yo se lo diga?

— No, yo lo haré. Tengo que hacerlo.

Levanto mi pulgar hacia él en señal de aprobación, pero su semblante serio no cambia.

— ¿Podemos irnos? Estoy cansada.

Christian asiente y lo sigo hasta afuera del hospital, hacia su auto. Conduce hasta la casa para dejarme y volver a la empresa.

— Si no te vuelvo a ver – Digo cuando abro la puerta de su auto para bajar – Quiero decir que el mundo no se pierde de mucho.

Él esboza una sonrisa de burla.

— Di lo que quieras, pero aún sientes algo por mi.

— Por supuesto – lo miro antes de cerrar la puerta – enojo, ira, coraje... Escoge uno.

Le hago una seña con la mano para que se vaya, saco el móvil de la bolsa para llamar a Kate pero ella ya me ha enviado un texto.

*¡Gracias! Mi jefa está tan emocionada que creo que van a ascenderme*

*Me alegro, prepara nuestra siguiente causa. Tal vez algún asilo de ancianos.*

— Algo a dónde pueda mandar a Taylor cuando me deshaga de él.

Envío el texto y me giro para entrar a la casa, topando de frente a la mujer rubia que estuve esperando.

— ¡Gail! ¿Qué pasó contigo? ¿Por qué no te quedaste a mi fiesta?

— Ana – coloca su dedo índice sobre sus labios – No podía quedarme, tenía otro compromiso.

— Eso no es cierto, lo sabes – le gruño bajito – No me mientas Gail, he visto muchas cosas como para saber que Taylor...

Me detengo de terminar mis palabras porque hace una mueca de dolor. Mi mano está apoyada en su antebrazo, así que la sujeto para que no se aleje y levanto la manga de su blusa.

— ¡Maldito hijo de puta! ¿Él te hizo esto? ¿Te golpeó?

Gail niega con nerviosismo, pero hay terror en sus ojos. Otras marcas más verdosas se extienden por sus brazos, no quiero imaginarme dónde más.

— ¿Por qué te hizo esto?

— Elena Lincoln – susurra – Le dije que iba a quedarme a tu fiesta, pero no lo permitió. Yo sé que ella no debe verme.

— ¿Por qué?

— Jason y yo – ella solloza mirando a nuestro alrededor – No sabría explicarlo con claridad, porque ni yo lo sé.

— ¿Ustedes...?

— Si – la veo estremecerse – Yo lo quiero mucho, pero es obvio que no podemos estar juntos.

— ¿Y Elena Lincoln?

— Ella ha sido su amante de toda la vida. Es una mujer viuda y rica, su pareja perfecta.

— Gail, sé que lo quieres pero él no te merece. Y menos con esto que te hace – señalo sus brazos.

— Tu no lo entiendes, él me cuida y se preocupa por mi.

Yo niego con la cabeza.

— No se preocupa, ni te cuida. Te lo habría creído tal vez el año pasado, cuando era demasiado tonta para entender las cosas. Esto es violencia.

— No le digas, que no sepa que sabes...

— ¿O si no que? ¿También va a golpearme?

— No sabes en lo que te metes, Ana. Y se lo que haces, provocándolo. No saldrás bien librada de ésto.

— Lo sé, Gail. Y esta vez vengo preparada para caer con ellos si es necesario.

Camino de vuelta a mi habitación furiosa. ¿La maldad de Taylor no tiene límites? ¿Christian está al tanto y no hace nada por detenerlo? ¿Christian es como él?

Quería llevar el asunto con tranquilidad y discreción, pero no puedo quedarme de brazos cruzados. Tengo que reunirme con Gabriel Harrison.

Me tomó todo el día prepararme para mi cita, planear mi estrategia y las palabras adecuadas para hacerle creer a Harrison que él fue el de la idea. Tal vez tenga que hacer otros sacrificios para lograr ese objetivo.

— ¿Gabriel? – llamo a su móvil – ¿Te parece si nos encontramos en el restaurante?

— ¿No prefieres que vaya por ti?

— ¡No! No te preocupes, un amigo me lleva.

— Bien, te espero, preciosa.

Termino la llamaba para ver el mensaje de José, que me espera en la entrada. Tomo mi bolso, el suéter ligero y bajo las escaleras.

— ¿Vas a salir?

Escucho la voz ronca de Taylor desde el comedor, Gail a su lado le sirve la cena.

— Si, voy a cenar con un amigo. Volveré temprano.

Me giro rápido para que no pregunté nada más y subo rápido al auto de José. Apenas me he puesto el cinturón de seguridad cuando él arranca.

Le pido que me lleve al restaurante donde Harrison me citó y se incorpora al tráfico. Unas cuadras más adelante, José señala el retrovisor.

— Alguien nos sigue.

— ¿Qué? ¿Quién?

— Aquel auto negro nos sigue desde que salimos de tu casa.

Me giro para verlo mejor, pero una camioneta se interpone entre nosotros.

— Estás paranoico – digo aún viendo el retrovisor – Da vuelta aquí, intenta perderlo.

José gira y el auto vuelve a situarse detrás de nosotros. Volvemos a girar ahora en dirección opuesta y el auto hace lo mismo.

— ¡Lo ves! ¡Nos está siguiendo! ¡Tu papá nos mandó matar!

— ¡José! ¡No seas tonto! Nadie quiere... Yo conozco es auto – intento enfocar la vista con la luz de las calles para ver al conductor – Es Christian.

— Genial. Seré víctima de un crimen de pasión cuando tú ex marido me mate.

— ¡No es mi marido! Digo, mi ex marino. No te va a matar, deja de ser tan dramático. Para el auto.

Vendetta: El Plan Perfecto (Versión Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora