Después de años sin verse, ella decide hacerle una pequeña sorpresa pero no todo es tan feliz como ella le hubiera gustado que fuera, nuevas rivalidades se crean y lo más importante el pasado afectará de una manera jamás vista.
¿Las nuevas amistades...
Desde que tengo memoria me ha gustado el tenis, aunque lamentablemente pasado un incidente en mi vida que me ha hecho que nuevamente dejara este deporte. Me hubiera gustado que no fuera así, pues juraba que nunca más volvería a dejar el tenis, que nunca más abandonaría esa cancha, supongo que las promesas se rompen.
— ¿Sucede algo (T/n)? – Me preguntó mi hermano menor
— No es nada, solo pensaba en lo que nos espera llegando a Japón
— ¿Estás preocupada?
— No, nada de eso – respondí – de hecho estoy algo emocionada, volveré a Japón e iremos donde estudió papá y de pasó podré verle de nuevo
— ¿Entonces?
— Es solo que... creo que dejo cosas inconclusas en Estados Unidos
— Tómalo como un descanso
— ¿Sigues molesto?
— Son unos idiotas
— Sonreí ante la respuesta – colócate el cinturón, que vamos aterrizar
Cuando nos bajamos del avión y recogimos nuestras maletas, tomamos un taxi para que nos llevara a nuestro nuevo hogar. Mientras miraba por la ventana podía ver que las cosas habían cambiado en los últimos años, sonreí ante ello pues eso significa que realmente será un nuevo comienzo, no debía preocuparme por el pasado.
Durante los próximos días nos hemos encargado de ordenar la casa y empezar hacer nuestro este nuevo espacio e iba seguir así hasta que a Ryoma se le ocurrió la brillante idea de salir a competir, supongo que no aguantaba ni un minuto más sin pisar una cancha de tenis, era eso o quería ver el nivel de los jugadores japoneses. No importaba la razón en ese momento, él estaba decidido en competir y mis padres estuvieron de acuerdo, con la condición que lo acompañara, pues según nuestro padre era mejor perderse juntos.
Al día siguiente nos dirigimos al metro y nos bajamos en la estación correspondiente, pero al ver tantas salidas tuvimos que preguntarle a una chica la dirección, lo cual fue una pésima decisión pues ella nos había dado la indicación errónea y por consecuencia Ryoma llegó tarde al encuentro. Al no poder competir decidimos sentarnos en el pasto de aquel recinto, pues no había mucho que hacer.
Al rato apareció la chica del metro, ella se veía a disculpar por darnos la dirección equivocada pero en medio de la disculpa llegó el chico creído que nos encontramos en el metro, él sin duda estaba buscando problemas. El chico alto y creído retó a Ryoma a un partido de tenis, por supuesto que mi hermano aceptó la idea, pues no habíamos pasado por tantos problemas (perdernos) para que él no jugara.
La chica de nombre Sakuno estaba muy preocupada por mi hermano, la intenté tranquilizar diciéndole que no le iba a pasar nada y qué él sabía lo que hacía. Nos dirigimos a una cancha desocupada y Ryoma dejo sus cosas a mi cargo como era de esperar, para así iniciar aquel encuentro.
Mientras más avanzaba el partido se podía decir que Ryoma sobresalía, se notaba que no era cualquier jugador y eso me hacía sentir orgullosa de él, sabía que tenía un gran futuro en el tenis pero también era consciente que aún le faltaba situaciones por afrontar y habilidades por mejorar. Aunque este pensamiento no lo compartía el rival de Ryoma, se notaba que lo estaba sacando de quicio y no aceptaba que él podría ganarle, es por ello que termino lastimándolo.
Al ver tal acto quería puro golpearlo, era muy bajo de su parte hacer algo así pero sabía que la mejor forma de callarlo era haciéndolo en el propio juego, tal como lo hizo Ryoma. El pobre estaba tan asustado que al terminar el juego salió corriendo, simplemente patético.
— Fue arriesgado jugar así – Le dije mientras meacercaba a él
— Lo sé, pero estoy bien. No te preocupes
— Cómo quieres que no me preocupe idiota, si te dio en el ojo, a ver deja examinarlo
— Asiste – déjame sentarme para que estés más tranquila
— Por lo que veo fue un corte superficial, sanará antes de entrar a la escuela pero para que eso pase tenemos que limpiar la herida así quédate quieto
— Siempre vienes preparada ¿Verdad? – Me dijo al ver como abría mi bolso
— Por supuesto, no sería la primera vez que te lastiman intencionalmente
No dije nada más, pues me dispuse a limpiar lentamente la herida para que no se infectara, al terminar aquello le coloqué un parche en el ojo. Al guardar mis cosas miré a Sakuno que se veía preocupada, le dije que estaba bien y que no era grave, pero en estos momentos debíamos volver a casa.
Durante el camino, ambos nos estábamos preparando mentalmente para el escándalo que se iba a haber cuando vieran a Ryoma con un parche, sin duda fue un día bastante caótico, primero nos dan la dirección mal, nos perdemos y luego Ryoma sale herido, todo esto en un par de horas, supongo que Japón nos preparará más aventuras, pero la pregunta es... ¿Será para bien o para mal?
— ¿Cómo les...fue? Pero que te a paso – Le preguntó nuestro padre
— Un partido, un chico no le pareció que Ryoma le estuviera ganado – Respondí
— ¿Te duele?
— Qué clase de pregunta es esa
— Oh vamos, no les parece gracioso
— Deja de burlarte – Le dijo Ryoma
— Hijo siéntate – le pidió nuestra madre – ¿(T/n) tu lo curaste?
— Si, no es grave – le dije – sanará antes de entrar a la escuela
— ¿Te duele mucho Ryoma-san? – Le preguntó nuestra prima
— Les dije que estoy bien
— Mira Ryoma-kun – le muestra una imagen – estás igualito
— No me parezco a ese pirata, padre
— Tío deja de molestarlo
— Nanako, déjalo es como un niño
— Como que un niño (T/n) – me carga como un saco de papás – un niño podría hacer esto
— ¡Papá, bájame! ¡Ayuda!
— Cariño, ¿por qué no le enseñas la sorpresa?
— Cierto – me baja – niños, les tenemos una sorpresa con su madre
— ¿Una sorpresa? – Preguntó Ryoma
— Así es, por eso tápense los ojos
Los dos nos miramos entre sí pero accedimos a la petición de nuestros padres, nos tapamos los ojos e inmediatamente nos comenzaron a guiar hasta la supuesta sorpresa. Al abrir los ojos observamos que en nuestro patio se había construido una cancha de tenis.
— Su padre trabajo todo el día en esta cancha – nos explicó mamá – sabemos que ya no juegas como tal (T/n) pero...
— Está bien, entiendo
— En cuento a ti – hablo esta vez nuestro padre apuntando a Ryoma – podrías practicar aquí y si necesitas un compañero estoy dispuesto a ayudarte
— Gracias – Agradeció Ryoma
— Gracias padre
— De nada, vengan a darle un abrazo a su viejo
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