Sasuke trás la pérdida de sus padres, él siendo el único hijo sé es obligado a mudarse a la gran ciudad donde viven sus primas las cuales son dueñas de una popular estética entre los suburbios.
El azabache sacá provecho de sus conocimientos de lo qu...
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Tras el trágico accidente de sus padres y con el inconveniente de ser hijo único, Sasuke Uchiha abatido por la soledad y ahogado hasta el cuello con las cuantiosas deudas de la hipoteca de la casa dónde solían vivir sus padres y él. Después de una larga temporada viviendo en Londres y haber dejado atrás a Tokio, no era menos.
Sasuke se crió y fue educado en Inglaterra por lo cuál nunca mantuvo en contacto, ni conoció a sus abuelos, pero si estába consciente de la existencia de sus primas residentes en Tokio. A sus veinte, graduado y que ahora empezaría la carrera de ingeniería, se mantenía muy ocupado en ciertas cosas, cosas cómo salir con amigos u estar en una relación y ahora con el aconteciendo fatídico que les sucedió a sus queridos padres, no tenía cabeza para nadie más en estos momentos.
El día del entierro de Mikoto y Fugaku Uchiha, el único presente de la familia, fue su hijo, el resto solamente eran amigos cercanos a la familia u conocidos. Después de la ceremonia todos se despidieron del primogénito, el joven les agradeció su compañía, pero dentro de él quedaba aquel vacío que dejaron sus progenitores.
Melancólico decidió regresar a su casa, sabía que aquél inmueble estaría cohibido por el vacío que habitaba. Al girar la llave en el picaporte sintió un enorme silencio, tal y cómo se imaginaba, franqueo el portal dejando las llaves en la mesita redonda que ocupaba lugar en el living para después, él tomar asiento bruscamente en el sillón, inconscientemente llevó sus manos hacia su rostro, en señal de derrota, manteniéndolas unos segundos en esa posición. Por consiguiente se rascó por el puente de su nariz, virando a sus costados con divagaciones, hasta que captó su atención en el marco de una fotografía familiar dónde podría apreciar la imagen de sus padres, y los gestos de felicidad cada quién.
Sin avisó sus lágrimas se hicieron presentes, y el crudo recuerdo al remover la escena de aquella llamada del hospital de aquella tarde del accidente, y las esperanzas rotas fue el detonante al llanto y la confusión.
—No puedo quedarme aquí.
Fue lo único que dijo, para luego subir a su habitación y poder descansar un poco, después aquel duro golpe que siente en su corazón al pensar en ello.
El tiempo pasó volando y pronto darían las nueve de la noche, Sasuke ya estaba despierto para en ese entonces, pensando, ideando un plan para seguir adelante sin sus padres, pero lamentablemente los recuerdos vividos en aquella casa no le dejaban, ahí vivió la mayor parte de su vida, y sus padres se esforzaron para levantar aquella casa; por acto reflejo se fijó en el reloj de pared, la hora seguía la misma, pero los minuteros iban corriendo horriblemente lentos.
Desanimado fue a la cocina por una taza de té, ya puesto la tetera en el fuego, sacó lo indispensable para preparar el té. Tomó asiento en la mesa de la cocina e intuitivamente sacó su teléfono para ver alguna notificación nueva y en efecto, sus amistades lo saludaban y daban el pésame por sus padres.
