-Nueva España, ¿que te he dicho sobre juntarte con... esos? -el padre estaba sentado en una silla con la mesa enfrente llena de comida, mientras que su hijo estaba ahí, con su cabeza algo agachada y llevando a su boca un poco de pollo-.
-Lo siento papá, sabes que yo no quiero desobedecerte- su voz se escuchaba triste y arrepentida, no negaba que estaba contento y agradecido con 13 colonias, pero su padre ya había hablado con el-.
-suspira- Mira hijo, ellos no son lo que aparentan ser, a la primera oportunidad que ellos tengan te quitarán lo que más podrán de ti, de tus hermanos... son unas bestias sin corazón-.
-Pero, papá, tal vez si les das la oportunidad podrían—
-Basta de charlas hijo, no te quiero ver cerca de ellos, me importas y haría cualquier cosa para protegerte, más de ese estupido niño que se quiere aprovechar de ti-.
-N-no creo que sea si conmigo... el de seguro me quiere-.
-Oh Nueva España... si algún día te vuelves independiente... sabrás de que hablo- el país con bandera de color rojo y amarilla, se acercó a su hijo acariciando su mejilla, no quería ver a nadie cerca de su pequeño retoño-.
