España estaba firmando unos tratos para elaboraciones de unos productos que podrían ayudarle en su economía. Tan percatado de esto estaba que no escucho una voz débil y tímida detrás de esa puerta.
-Papá, ¿quieres jugar conmigo? -un pequeño con ropa elegante pero con unas cadenas en las muñecas lo tenían preso, soportando cada día de la semana encerrado-.
-Ahora no hijo, debo terminar esto, ve a jugar con tus demás hermanos-.
-Pero ellos tampoco quieren-.
-Pues ese ya no es mi problema- el Niño se alejo de la puerta y decidió salir por un rato al jardín, veía como muchas rosas blancas estaban en crecimiento, mientras que otras sus pétalos resaltaban la belleza que tenía-.Una mariposa de posó en la cabeza de la pequeña colonia, haciendo que levantara su cabeza mirara ese particular bicho. La mariposa se alejo y el menor la siguió, alejándose cada vez más y más de la mansión en la que vivía. En eso cayó por pisar mal y rodando hasta chocar con una piedra, el pobre empezó a llorar pues en su rodilla empezó a sangrar.
-¿Estas bien? -una voz de escucho cerca de él, Nueva España levantó la mirada y vio a un país extraño, de echo nunca lo había visto-.
-N-No -Eso nos ocultaba sus lágrimas y temor, pensando en qué cosas le podría ser el otro país-.
-No me temas... tranquilo -el otro se acercó a él y le puso su suéter en la rodilla al pequeño con cruz roja. Al principio el gimió por el dolor, pero luego se calmó un poco-.
-G-Gracias -dice el pequeño-.
-No te preocupes, no soy tan Bueno haciendo esto -el acento que ocupaba ese "país" o más bien, colonia, le resultaba chistoso a Nueva España-.
-Soy Nueva España, ¿y tú? -dijo el menor mirando al mayor-.
-Soy 13 colonias, un gusto en cono—En eso, se escuchó un grito en particular, y en un abrir y cerrar de ojos, un país con bandera rojo y amarilla apareció abrazando al de la Cruz.
-¿¡Que le hiciste a mi hijo!? -dijo desesperado el hombre por ver algo de sangre en su rodilla-.
-¿Te atreves a gritarle así a mi hijo? -un francés se acercó a él, tomando a su Niño con su hombro-.
-Dile a tu pequeña "herencia" que no lo quiero ver cerca de mi colonia -el cargo niño como si fuera un bebé-
-Dile eso a tu hijo -tomo su mano y lo jalo, llevándolo otra vez a su hogar, al igual que el español cargaba su hijo-.-Adiós -susurró suavemente Nueva España-...