Sr. Jung [•Simon Dominic• A🌐MG •]

#3

"¿Cómo le estará yendo?" Esa pregunta daba vueltas en mi cabeza mientras esperaba que el microondas, de la cocina de la agencia, terminara el conteo regresivo.  

—Realmente espero que no tenga ningún problema en su trabajo —dije por lo bajo soltando un suspiro. 

—¡Gray! —una voz interrumpió mis pensamientos. —llevo quince minutos tratando de llamar tu atención ¿Estás bien? —dijo Loco dándome una palmada en la espalda. 

—Si, estoy bien, sólo estaba pensando ¿Qué sucede? —respondí dedicándole una sonrisa.

—¿Sabes algo sobre SamD? No nos ha enviado ningún mensaje ni tampoco ha venido a vernos ¿Crees que este bien? ¿Deberíamos ir a ver como esta? —pregunto Loco tomando una botella de agua del refrigerador.

—Creo que te estas preocupando demasiado, pero si podríamos pasar a verlo más tarde  si quieres —respondí tomando un bocado de mi comida caliente. 

Será una buena excusa. Pensé. Mientras Loco decía algunas cosas mas, me dediqué a imaginar la situaciones que podrían ocurrir cuando nos veamos, estaba un poco ansioso.

—Entonces ¿Vas al supermercado a comprar las cosas? —logre escuchar algo de lo que el estaba diciendo y asentí inmediatamente —¡Perfecto! Yo llevare la parrilla y nos encontramos en su casa ¿Como a las cuatro? —continuó hablando.

—No —dije de repente sorprendiendo a Loco —vayamos ahora. Te veo en casa de SamD en media hora —dejando mi plato torpemente sobre la mesa más cercana, corrí hacia la salida para comprar lo que se supone que Loco me había pedido. 

Tomé lo primero que crei que podria ser necesario, apresurando el paso para poder estar a tiempo, pagué para luego salir corriendo nuevamente a mi auto y manejar lo más prudente y rápido que pude.

Cuando llegue a la casa de SamD pude ver el auto de Loco ocupando el espacio de  estacionamiento, me estacione en la casa de al lado y baje las cosa del auto.

 —¿Trajiste todo? — dijo Loco con la parrilla en las manos, yo asentí y él copió el gesto mientras nos acercabamos a la puerta.
 Di los primeros golpes, pero no hubo respuesta, lo volvi a intentar y tampoco obtuve respuesta, cuando iba a volver a intentar Loco me detuvo, metió una de sus manos en su bolsillo, con cuidado de no tirar la parrilla, y  sacó un llavero un que apenas tenía dos llaves, pero cinco o seis llaveros. Puso la llave una la cerradura y la puerta se abrió.

—¿Cómo es que tienes la llave de la casa de SamD? —pregunte muy confundido mientras el se adentraba en la casa.

—Él me la dio en caso de que se le perdiera la suya o si necesito algo de su casa —respondió de manera relajada, demasiado relajada para ser Loco. Ignore este hecho y entré a la casa dirigiéndome directamente a la cocina para dejar los ingredientes, ya que al parecer no había nadie en el lugar.
La cocina de este lugar era demasiado pequeña, lo que la hacia incómoda para cocinar con más de una persona, así que de vez en cuando nos dábamos algunos golpes o nos empujabamos sin algún tipo de intención.

—¿Puedes pasarme un plato por favor? —pedí. Loco sin decir palabra se acercó al aparador y se dio cuenta de que no había absolutamente ningún objeto en el.

—No están —dijo volteando a verme por unos segundos y luego volvió revisar las puertas puertas.

—A ver revisa por allí y yo por aqui —indique y él siguió mis instrucciones. Revisamos casi por todo el lugar pero no habíamos conseguido buenos resultados.
Ya había termina con las puertas que estaban de mi lado y me detuve un momento a esperar que Loco acabara con las  suyas, volvi a mirar algunas por si se me habia pasado algo pero no fue así.

—¡Aquí hay uno! —dijo Loco muy emocionado, pero por la emoción no pudo notar que el piso estaba mojado y se resbaló, intente atraparlo para que no se lastime, pero falle rotundamente porque ambos caímos al piso. Terminamos uno encima del otro, cara a cara, con una separación de apenas  milímetros entre ellas, mi corazon comenzo a latir muy rapido. Inconscientemente me quede viéndolo por unos segundos como esperando algo, parecia algo adolorido, una voz me hizo darme cuenta de que estábamos en una posición bastante obscena.

—¿Que esta sucediendo aquí? —preguntó SamD un poco desconcertado.

—No es lo que parece —respondimos al mismo tiempo mientras nos levantábamos. Pude oír a Loco quejarse por lo bajo.

—¿Estas bien? —pregunté preocupado.

—¿Como podria estar bien? Casi lo violan —respondió SamD sonriendo con picardía y viéndome de arriba a abajo. Ambos nos acercamos a Loco para comprobar donde estaba el dolor.

—Estoy bien, sólo me golpeé no se preocupen —dijo el soltando un suspiro. 

—Toma esto. —dijo SamD dándole una bolsa de hielo. El silencio se apoderó de cada rincón de la habitación, me sentía muy mal por no poder evitar que Loco se golpeara y no sabia como arreglarlo, simplemente me quede viéndolo como estúpido. —no se que haya entre ustedes, —continuó él, sentándose en la mesa para llamar nuestra atención. —pero no pueden venir a mi sagrada casa para tener sexo y menos ahora que no estoy solo, ni siquiera yo tengo sexo en esta casa. Y si yo no lo puedo tener, ustedes tampoco. —mientras abría las bolsas que dejó en la mesa pude notar una sonrisa en su rostro e imité el gesto.

—¿Vives con alguien? ¿Por qué  no tienes platos? —interrogó Loco a SamD, él detuvo todo lo que estaba haciendo y se le quedo viendo con asombro, ya que Loco solía ser muy callado y cuando decía algo apenas lo decía en susurro, pero ahora estaba hablando muy claramente.

—S-si —dudó, se me quedó viendo esperando una explicación del repentino habito de Loco de hacer preguntas. —vivo con mi acompañante de terapia y se rompió la alacena en donde estaban los platos junto con todos los platos ¿Seguro que estás bien? —pregunto acercándose a él para tocar su frente.

—Si, estoy bien. —respondió él frunciendo un poco el ceño. 

—Como sea ¿Por qué están en mi casa? —preguntó SamD acomodando los platos, que sacaba de la bolsa, en la mesa. Loco me miro y yo le devolví el gesto.

—Loco estaba preocupado por ti —dije casi defendiéndome —y quedamos en que te haríamos algo para comer —Loco me miro un poco confundido, ya que era mi idea venir ahora fue mía,  pero luego asistió sin más.